Pero, por desgracia, a veces pienso que eso sólo sucede en los sueños, porque tarde o temprano todo se acaba. La realidad es que estás con esa persona, te acostumbras a estar con ella, te acostumbras a sus besos, sus caricias, sus abrazos, a su olor, su increíble voz, y su forma extraordinaria de tratarte. Piensas que sí, que esta vez sí, que es diferente, que no es igual que los demás.
Pero al final llegan las preguntas sin respuesta, las decepciones, y te das cuenta de que es igual que todos lo demás. Y se acaba. Sucumbes al pesimismo y no puedes quitarte de la cabeza que todo por lo que has pasado no ha valido para nada, que esa persona te habrá perdido a ti pero tú has perdido tu tiempo con alguien que no ha sabido valorarte. Que tú le has demostrado que la quieres y que quieres estar con ella, pero ella te ha demostrado lo contrario.
Te quedas destrozada, y lo que más te duele es que no sabes qué ha pasado, en qué momento ha cambiado todo, si estabais muy bien y de repente, de un día a otro, todo ese acaba y solo quedan los recuerdos. Porque ya no estará en un futuro, ya es pasado y te derrumbas al pensar que no lo vas a tener más. Siempre te queda la esperanza de que vuelva, que durante un tiempo te hace agarrar clavos ardientes, te impide pasar página, olvidar.
¿Pero sabes qué? No vale la pena llorar por una persona que no te ha valorado, que te ha demostrado que no te quiere y que solo eras un juego para ella. Una persona que, mientras tú sufres por ella, está bien haciendo su día a día, quizás tonteando con otras, quizás empezando otras relaciones. Así que no, hay que ser fuerte, demostrarle que sin ella estás mejor, hacerle ver que te ha perdido para siempre, que ya no juega más contigo, que eres fuerte y que no te importa lo más mínimo. Que vea que no le necesitas para ser feliz.
Así que no te derrumbes, lucha por ti y no pienses en nadie más que en ti misma. Levántate cada día aunque te den mil razones para caerte. Si no te trata bien, no se merece nada de ti, ni tu tiempo, ni tu sonrisa, y mucho menos tus lágrimas. Sonríe porque al igual que él se fijó en tus sonrisa, cualquiera puede enamorase de ella. Porque tú vales mucho, y todo empieza cuando lo tengas claro.
Fdo. Marta Rupérez