Todos conocemos la curva del aprendizaje. Al principio estamos emocionados porque parece que avanzamos muy rápido hasta que, en un momento dado, tenemos la sensación de habernos estancado. Ese sentimiento suele ser pasajero y tras unos días (o semanas) más bajos de ánimos, retomamos el vuelo para seguir aprendiendo. Cuando estudiamos alemán nos sucede lo mismo.
En mi caso comencé de cero. Cuando llegué a Alemania no tenía ni
El tiempo que dura la formación en la Sprachenschule, la práctica del alemán está garantizada. Pero ¿qué pasa después? Sin duda, lo mejor para no perder el idioma es hacer una inmersión total. Sin embargo, a veces, estar viviendo en el país de la lengua que se estudia, no asegura que se vaya a utilizar todos los días. En mi caso, por ejemplo tanto en mi trabajo como en mi casa hablo español. Así que, aunque las estructuras y el vocabulario están ahí, a veces siento que estoy perdiendo soltura o comenzando a olvidar algunas cosas. Por eso, tengo organizadas algunas pequeñas rutinas para ejercitar todos los días cada uno de los aspectos más importantes: escucha, escritura, lectura y habla.
Escuchar la radio: No hace falta que se esté todo el día con la radio puesta. Basta con un par de horas todos los días, para no perder el hábito de escuchar el alemán. Si puede ser una emisora de noticias, mucho mejor ya que, al escuchar una de música es habitual que suenen también canciones en inglés e interrumpan un poco la concentración en el alemán. Si te animas a probar, es probable que, sobre todo al principio, no entiendas prácticamente nada. Pero poco a poco irás cogiendo palabras sueltas. Más tarde frases y cuando quieras darte cuenta, el tema del que se está debatiendo. Puedes sintonizar la radio alemana a través de las páginas oficiales de cada cadena, buscando la opción live; o desde recopilatorios de emisoras como deutschland.fm o radiolisten.de.
Ver la televisión: Si la radio te resulta demasiado complicada o tediosa, puedes probar con la televisión. Al tener un soporte visual, resulta más fácil comprender lo que se está contando. Además, algunos programas tienen la opción de poner los subtitulos en alemán, por lo que puedes hacer hincapié en el vocabulario o en la construcción de las frases. Si no tienes televisión en casa, es posible utilizar el ordenador. En esta entrada del blog te contaba un poco más sobre la temática de cada canal y como sintonizarlos a través de Internet.
Leer en alemán: Aunque viendo la tele podemos practicar leyendo los subtitulos de nuestra serie favorita, lo ideal es leer un texto. No es necesario comenzar con algo muy sesudo o denso. Dependiendo del nivel, se pueden utilizar las lecturas graduadas que, además, suelen tener anexos de ejercicios y vocabulario. Si crees que este tipo de libros se te pueden quedar cortos, busca una temática que te guste y lánzate a comprar o coger en la biblioteca alguno que te llame la atención. O explora en Internet en busca de algún blog que te resulte interesante. Tampoco está de más echar un vistazo a los periódicos y revistas. Aunque sólo sea a los titulares.
Buscar rutinas para hablar en alemán: Si no tienes oportunidad de practicar cada día, lo mejor es organizarse y buscar situaciones en las que poder hacerlo. Estas son algunas de las que yo hago y, además de hablar en alemán, hago nuevas amistades:
Quedar con compañeros o vecinos: Bien sea para tomar un café, dar una vuelta o visitar una exposición. Apúntate a los planes que vayan surgiendo porque, además de no perder el idioma, te distraerá y divertirá.
Buscar un Tandempartner: Ya te hablé de este tema en una entrada del blog y de algunas opciones que había para encontrar un compañero de intercambio de idiomas. Dependiendo de tus necesidades, puedes hacerlo de manera presencial u online.
Ir a eventos o actividades grupales: Si te gusta bailar, por qué no apuntarte a un taller de baile o ir a alguna charla sobre el tema. Es cierto que los alemanes son un poco reservados, pero si haces aquello con lo que disfrutas, es muy probable que acabes intercambiando unas palabras con gente que tiene podrás que tiene inquietudes similares.
Salir de compras o a hacer recados: No hace falta que compres nada siempre que salgas. Si no, ¡sería una ruina! Pero sí que puedes ir a una tienda de ropa (por ejemplo) y preguntar por tu talla de pantalón, en lugar de buscarla tú o acercarte al mercado y preguntar por el precio de algunos productos. No hay nada mejor que estar en ambientes distendidos para soltarte y perder el miedo a hablar.
Crear un grupo de estudio: Es algo muy personal y, dependiendo de cada uno, puede ser una iniciativa que motive o algo que consiga todo lo contrario. Lo ideal es que la frecuencia con la que quedéis y que no te suponga una losa. También es importante que la gente que integra el grupo tenga un nivel y unos intereses parecidos. Si no, es posible que te frustres y acabes abandonando. El único problema es que, entre los miembros del grupo, no habrá ningún alemán nativo.
Y para finalizar, mencionar las aplicaciones móviles para aprender idiomas. No sólo con diccionarios y conjugadores de verbos. También con apps específicas como Duolingo y Babbel.
Y tú, ¿cómo practicas alemán cada día?
Imagen: Cómic creado con Make Beliefs Comix