Nuestro segundo día por Granada iba a ser el más completo del viaje. Nos tocaba conocer la Alhambra por dentro y eso lleva muchas horas de visita, por lo que a las 8 y media de la mañana y ya estábamos recogiendo lo poco que habíamos sacado de la maleta, para dejar el hostal ya que por la tarde nos íbamos a un nuevo apartamento. Dejamos la habitación, maletas a la consigna del hostal y seguidamente nos fuimos a buscar una cafetería donde desayunar. Un desayuno carísimo en una cafetería muy mona y llena de gente en plena Gran Vía. De allí nos fuimos a la estatua de los Reyes Católicos a esperar el bus que sube a la Alhambra, el C3 (no tarda ni 15 minutos en subir) que por 12 € nos ahorró la matada de subir a pie, más que matada nos ahorró bastante tiempo. Canjeamos nuestras entradas en las taquillas y a disfrutar de esa preciosidad!
La Alhambra
Las visitas a la Alhambra están muy bien organizadas ya que no se masifica en ningún momento, sin embargo a las 10 y media ya éramos bastantes los que íbamos a visitar los Palacios Nazaríes, lo único que requiere horario de visita. La primera sala que visitamos fue el Mexuar, la más antigua de los palacios. Ésta ya anticipa la belleza que tienen las siguientes estancias. La fachada del patio del Mexuar es bellísima aunque su altura y la sensación de cerrado le da un toque inquietante que ni el sonido de la fuente consigue calmar. Después pasamos al Patio de los Arrayanes, uno de los más simbólicos de la Alhambra con el Torreón de Comares al fondo, que por cierto, visto desde fuera no te hace imaginar lo bello que es por dentro. El Patio de los leones, como la otra vez que la visité, restaurándose como siempre (Fontana di Trevi, Catedral de Santiago...) y la Sala de los Abencerrajes, una de las más espectaculares de la Alhambra. Como era de esperar las vistas a Granada desde la Alhambra son de película y los jardines y laberintos que llevan al Generalife son sinónimo del paraíso. Después nos fuimos a ver la Alcazaba, ya con ganas de terminar y bajar a comer. Llevábamos casi 4 horas andando! y encima nos quedaba lo más "feo". Para terminar la visita a la Alhambra vimos el Palacio de Carlos V, lo más feo de todo, supongo que porque es un pegotazo y si encima le sumas que construyó su palacio de residencia y nunca llegó a usarlo... ¿para qué fastidió la estética de la Alhambra? maldito Carlos V...
Patio de los Arrayanes
Sala de los Abencerrajes
Jardines de Generalife
Cumplimos con nuestra visita turística y bajamos por la cuesta de Comares. Sí, se disfruta mucho más bajando que subiendo. Aun así es todo un placer pasar por ahí, arriba o abajo, bajo la sombra de esos enormes árboles escuchando el sonido de los canales de agua que bajan. Pasado el Arco de las Granadas entras de nuevo a la parte que es ciudad, pero esa calle es un de las que más me gusta; si viviese en Granada no me importaría tener que estar subiendo y bajando esa cuesta mientras mi casa estuviese ahí (eso digo ahora).
Cuesta de Comares
Cuesta de Comares
Y llegó la maravillosa hora de tapear: unas rosquillas en una terracita de uno de nuestros bares favoritos y después en otro bar que simplemente me encantó. Sus tapas son pequeños platos de comida de todo el mundo que estaba de muerte. Mario y yo nos pedimos unas albóndigas sirias hechas con arroz y llevaban algo parecido a bechamel. Estaban taaaan buenas... terminada la comida nos dirigimos al hostal a recoger las maletas de la consigna, nos tomamos un café de la máquina, que para ser de máquina el café de vainilla que yo me tomé es uno de los mejores cafés del mundo!! y nos fuimos a perdernos al Albaicín en busca de nuestro apartamento. Fuimos muy valientes e ignorantes cuando reservé el apartamento en pleno Albaicín, en una dirección que no conozco de nada, y eso nos costó perdernos, tardar más de media hora en dar con la casa, pero finalmente lo hicimos y fli-pa-mos. No esperábamos algo así (positivo claro) así que nos quedamos unas horas a descansar y disfrutar de nuestros cuartos pero se nos fue de las manos y se nos hizo de noche. (Odio que me pasen estas cosas en los viajesss!)
Tapeando por calle Elvira
Y por si eso fuese poco, decidieron que aquella noche la pasaríamos en el apartamento en vez de salir a bailotear y a disfrutar de la noche de Granada. Total que salimos en dirección a mi barrio a comprarnos un chawarma para cenar, nos lo comimos en la placeta que hay debajo de mi ex-edificio y mientras la gente se preparaba para salir de marcha por Plaza de Toros, nosotros ya íbamos de camino a dormir :(. Esto me llevó a hacer un trato con David: si ésta noche no salíamos, al día siguiente nadie podría nombrar la palabra siesta, y por supuesto por la noche había que salir a darlo todo. Y así hicimos: la noche de viernes nos quedamos en casa y pronto a dormir. Por eso que mañana mas y mejor, aunque en verdad el apartamento merece su propio post... ya os lo enseñaré, un abrazo!!
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