Tanto oímos hablar de Pai que no nos quedó otra que presentarnos allí para labrar una opinión propia.
Puede que fuera el cielo turbio, la poca calidad del aire o el leve parecido a Khao San Road… pero no. Pai no nos caló. Quizás se haya convertido en una parodia de sí mismo y su recuerdo se ha magnificado hasta convertirse en algo distinto de lo que originalmente es: una pequeña ciudad de cartón piedra tomada por turistas con los precios algo inflados.
Lejos de hacer saltar todas las alarmas, no todo es oscuridad mochilera. Pai tiene buenos paisajes y escaparse del ruidoso centro puede conllevar muy buenas sensaciones rurales.
Y todavía más allá del cemento y del bullicio, tuvimos la suerte de encontrar un remanso de calma personal para hamacarnos rodeados de silencio, de verde tropical y de la compañía de la fauna más afable.
Así que… Pai o no Pai?