Hoy, tras mucho tiempo sin publicar ningún moodboard, estreno esta temporada con mis favoritos del verano.
No sé si el verano tendrá algo que ver, pero desde no hace mucho he notado que, paulatinamente, he ido cambiando mi forma de editar las fotografías. Antes solía tirar hacia tonos azulados, claritos, poco chillones... y ahora me gusta poner en las imágenes un toque de calidez; sin importarme que los colores sean vivos, llamativos o alegres. No es un cambio demasiado brusco, pero creo que si entras en mi cuenta de Instagram y vas bajando hacia publicaciones más antiguas lo notarás. En consonancia con esta tendencia, el moodboard veraniego está lleno de vibrante colorido y, además, de un buen montón de favoritos u obsesiones que he tenido muy pero que muy presentes durante estos calurosos meses.
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El cuento de la criada: Tanto me habían recomendado la serie que tenía que verla en cuanto estuviera de vacaciones. Así lo hice, y aunque al principio me pareció un pelín lenta, no tardé en cogerle el tranquillo y disfruté cada capítulo de principio a fin. Todavía no he visto la segunda temporada y la novela de Margaret Atwood sigue entre mis libros pendientes... pero espero poner remedio a ambas cosas antes de que termine el año.
Peto vaquero: Me lo compré en mayo y ha sido, literalmente, el "uniforme del verano". Tanto es así que llevo su marca en mi piel de coger colorcillo con él puesto Es cómodo, tiene un bolsillo enorme y combina prácticamente con todo, ¿qué más se puede pedir? También es el protagonista en del mes de agosto −¡la que aparece en el moodboard!− y como el calor siga sin darnos tregua presiento que lo voy a seguir llevando día sí y día también en septiembre.
Los "recuerdos": Soy una "acumuladora de recuerdos". Me explico; guardo entradas de cine, tickets de museos, envoltorios de azúcar y demás chuminadas como quien colecciona tesoros. También me gusta comprar una postal de cada lugar que visito, y con los años he ido acumulando todas estas cosillas en distintos cajones, dentro de libros, en algún álbum, etc. Mi objetivo ahora es reunirlas todas, hacerme con una caja bonita y guardarlo todo juntito ahí. Espero tenerlo todo ordenado antes del fin del verano... y depende de lo que encuentre es posible que sea carne de cañón para un futuro post ^^
Las fachadas: Siempre he sido una fachadas lover, pero este verano la obsesión ha sido demasiado real. He turisteado con la mirada puesta en las casas, las ventanas y los colores de los edificios y de cada viaje he vuelto con la cámara repleta de fachadas preciosas.
La sandía, las cerezas y el helado: La fruta del verano, junto con mi adorado helado, es de lo mejorcito de esta época del año. Me he hinchado a cerezas, sandía y melón... y me da mucha pena tener que decir dentro de poco adiós a todas estas ricochuras.
High as hope de Florence and the Machine: Si tuviera que ponerle banda sonora al verano, sin duda estaría presidida por el nuevo disco de la cantante londinense. No me canso de escucharlo en bucle y no creo que me canse jamás. Esta mujer tiene "algo" que transporta, relaja, hace soñar...
Viajar: Un clásico del verano, ¡los viajes a la costa! Este año he estado descubriendo Málaga y visitando a la familia en San Sebastián. Las veces que he ido a la playa se pueden contar con los dedos de la mano −no soy muy fan de la arena, del sol, ni de bañarme−, pero lo he pasado pipa paseando y turisteando por allí.
Operación sofás: En julio el salón de mi casa se llenó de caos. Teníamos unos sofás de escay comprados hace diez o quince años, de estructura muy buena pero de material malísimo: la tela llevaba siglos pelándose y dejaba restos por todo el salón por más mantas que pusiésemos para cubrirlos. Llevarlos a un tapicero era más caro que comprar unos nuevos... así que compramos tela buena, bonita y barata y, armándonos de infinita paciencia, los tapizamos en casa. ¿El resultado? ¡Tenemos los sofás como nuevos!
Objetivo 24 mm: El regalo estrella de mi cumpleaños fue una focal fija de 24 mm de Canon. La estrené en Santander y ha sido mi gran compañera este verano, pocas veces me he separado de ella. La recomiendo enormemente para fotografía callejera porque, aunque la nitidez no es tan impresionante como la del 50 mm, los 24 mm hacen que las fotografías queden muy naturales, ya que es una distancia que se acerca bastante a la captada por el ojo humano.
¿Qué tal ha ido tu verano? ¿Algún favorito u obsesión en especial?
¡Un besazo y que tengas un estupendo martes!