Uno de los destinos turísticos preferidos de los amantes del misterio y las incógnitas de la historia es, sin lugar a dudas, ese extraño círculo de piedras legado por el Neolítico conocido como Stonehenge. En 1986 este monumento formado por varios bloques de piedras fechadas en torno al siglo XX antes de Cristo obtuvo el prestigioso galardón de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pero desde mucho tiempo antes los amantes de la arqueología y la historia ya la habían etiquetado como uno de los legados culturales e indescifrables de la historia de la humanidad. No se sabe exactamente quién descubrió por primera vez este intrigante monumento cercano a la localidad inglesa de Salisbury, pero sí se sabe que el primer mandatario que se interesó por esta extraña construcción monolítica fue el rey Jaime I de Inglaterra. Este rey de espíritu curioso encargó al arquitecto de la Corte Iñigo Jones la primera investigación exhaustiva y en profundidad de los intrigantes círculos de piedras. Tras extensos estudios y visitas al complejo el doctor Jones determinó que los círculos de piedras eran, en realidad, los restos de un inmenso templo que los romanos habrían edificado en torno al año 79 después de Cristo. Esa conclusión fue rebatida, como todos sabemos, por los numerosos equipos de arqueólogos e historiadores que desde entonces hasta ahora han intentado desvelar el secreto más guardado del norte de Inglaterra, el secreto de ese círculo de piedras bautizado como “La Danza de los Gigantes“.
El último experimento en torno al conjunto megalítico de Stonehenge lo firma un equipo de arqueólogos británicos y austriacos de la Universidad de Birmingham y del Instituto de Arqueología Ludwig Boltzmann, en Viena. Este equipo multidisciplinar ha dedicado los últimos cuatro años a intentar averiguar qué se esconde bajo las inmensas rocas del monumento utilizando instrumentos de alta precisión como radares de penetración terrestre o escáneres en tres dimensiones. Según los datos obtenidos, el subsuelo de Stonehenge escondería diferentes edificios de madera y piedras construidos con fines rituales. Con este experimento, Stonehenge ha adquirido tridimensionalidad y, también, ha acrecentado la curiosidad por el verdadero origen de una construcción creada por seres humanos que, en principio, no podrían haber tenido los conocimientos técnicos necesarios para abordar semejante proyecto.
«Summer Solstice Sunrise over Stonehenge 2005». Disponible bajo la licencia CC BY-SA 2.0 vía Wikimedia Commons.