El mal de toda emprendedora.
Toda emprendedora en algún momento de su vida es una procrastinadora. Cuando tenemos una idea y se nos ocurre que podemos ponerla en marcha, siempre la hacemos personal. Nuestro emprendimiento (sea un negocio online, offline o un nuevo modo de vida que queremos comenzar) es parte de nosotras y no queremos que salga mal; por que si fracasa, no solo fracasa el proyecto: fracasamos nosotras, fracasan nuestros sueños y nuestras esperanzas. En una sociedad como en la que vivimos, donde el fracaso es visto como el punto sin retorno donde debes sentirte culpable y esconder la cabeza como una avestruz; no nos queremos arriesgar.
Y como no nos arriesgamos, procrastinamos. Ya lo haré mañana, o mejor la semana que viene, o si eso ya lo hago el mes que viene cuando acabe el curso, cuando haya leído más artículos sobre emprender, cuando, cuando... Da igual la excusa que pongamos, siempre será una excusa. Somos nuestro peor enemigo. ¿Para qué necesitamos competencia si somos nuestras propias saboteadoras? Por lo que he podido ver tanto por experiencia propia como ajena, suele haber dos fases de procrastinación: la fase de comenzar y la fase de crecimiento.
Los comienzos:
En mi caso, estrené el blog el 12 de abril de este año, pero mi web llevaba en funcionamiento meses antes y ya desde Mayo de 2014 publicaba en mi página de facebook, con unos resultados pésimos he de admitir. ¿Por qué no abrí mi web y blog el mismo Mayo de 2014 que empecé a publicar en mi página de facebook? Fácil, por que decidí procrastinar.
El miedo al fracaso me frenó y no sabéis cuánto me arrepiento de haber dejado que el señor temor se apoderara de mis intenciones, por que hoy amigas, en vez de tener un crecimiento de seguidores del 5% mensual en facebook, 50% en la lista de suscriptores y mas de 360 seguidores en twitter, podríamos ser muchas más y estar llegando y ayudando a mucha más gente.
El crecimiento:
Luego está esa fase, donde ya has empezado a tener éxito y tienes que dar el siguiente paso, pero pareces más un bailarín de hip hop con la pierna que si adelante, que si hacia atrás, pero nunca llegas a pisar el suelo, no vaya a ser que se rompa con el peso y destroces todo lo que has conseguido hasta el momento. Te voy a poner un ejemplo para que entiendas a lo que me refiero:
Imagina que ahora nuestra querida Paula, que está en esta fase de crecimiento, decide lanzar lo que conocemos como un infoproducto: puede ser un ebook, un curso online, etc...
Y mientras está trabajando en él, una mañana se levanta para continuar con la preparación del ebook y se da cuenta que no sabe como seguir, que está bloqueada. Así que decide probar al día siguiente, pero sigue igual, y así van pasando los días, las semanas y al final no llega a completar nunca el ebook por que no ha podido salir del bloqueo.
Pues ese bloqueo amigas, no es ni más ni menos que una excusa para procrastinar, culpa del miedo al fracaso. Hoy en día el fracaso, es una vergüenza y la sociedad enseña a nuestros niños que tienen que ser personas exitosas, por lo tanto, el fracaso no está permitido, cuando en realidad, todo triunfador, fracasó primero.
¿Sabías que le director de cine Steven Spielberg nunca acabó la universidad? Es más, él quería haber entrado a una universidad en concreto, la universidad del sur de california y lo llegaron a rechazar hasta tres veces. Lo que lo llevó a empezar a estudiar en otro sitio, para al final acabar dejando la universidad y dedicarse a ser director de cine.
Otro ejemplo reciente, J.K. Rowling, ¿cuántas veces la rechazaron antes de conseguir publicar su primer libro de Harry Potter y hacerse multimillonaria? Nada más y nada menos, que 12 veces.
Lo importante del fracaso es no dejarse arrastrar por él, aprender de nuestros errores y volver a intentarlo. Así que si tu eres como yo, que procrastinas por que en el fondo tienes miedo, te animo a que lo enfrentes y le pares los pies. Tu y yo sabemos que señor temor es un poderoso enemigo, pero ¿por qué dejar que el mundo se pierda todo lo que tienes dentro de ti?
Cickeá sobre la imagen y descubrí todo lo que Esti puede hacer por la imagen de tu marca.