DÍA 8: PUNO – BOLIVIA

Nos vamos a Bolivia
El despertador suena a las 4:45 pero hasta las 6 no salimos del hotel, el motivo? Me levanto con el labio tan hinchado que parezco un negrito zumbón, después de preguntar a la gente de España y tomarme un corticoide eso empieza a bajar. Es súper importante viajar con un buen botiquín porque nunca sabes cuando o que vas a necesitar.
Tomamos un taxi a la puerta del hotel, 4 soles hasta la terminal zonal, donde paran las mini van, tomamos uno hasta la misma frontera, 10 soles de Puno a kasani y unas 3 horas….pasar la frontera es muy fácil, recomendable llevar pesos bolivianos aunque te pueden cambiar allí pesos y dólares, pero no euros.
Primero pasas por inmigración en Perú, te quitan el papelito q te dieron al entrar y te ponen sello. De ahí vas a inmigración de Bolivia, rellenas el papelito y ya esta!
Cogimos un mini van hasta Copacabana, son 8 km y 3 pesos.
Una vez allí, vamos a la costa, compramos el pasaje en barco hasta la isla del sol y tenemos que decidir si norte o sur, escogemos el norte que allí es donde están las ruinas.
25 pesos y 3 horas de trayecto.
El barco sale a las 13:30 y para hacer tiempo damos una vuelta por el pueblo, un ambiente muy hippie, la catedral más bonita hasta el momento y subimos al calvario….que vaya calvario subir hasta arriba, pero las vistas no decepcionan y merece la pena el ascenso, estamos a 3,900 m.
De ahí bajamos al puerto a coger el barco, después de casi 3 horas y con parada en la zona sur que parece Ibiza llegamos a la zona norte.
Toca pagar los 10 pesos por entrar a la isla y permite el acceso a las ruinas y al museo, ahora toca buscar hotel y como últimamente conocemos las ciudades, pueblos, islas buscando alojamiento esta no sería menos, al final nos alojamos en el hostal cultural por 20 pesos por persona, la habitación bastante bien, eso si, sin baño.
Nos vamos a ver las ruinas, el camino serán unas 2 horas y es muy disfrutón, visualizas la isla y reconoces que merece la pena ver la isla del sol.
Llegamos a las ruinas que se componen de una mesa, una piedra y un laberinto, todo termina en el lago y es maravilloso.



De vuelta, vemos atardecer, merece la pena cuadrar horarios o quedarse allí hasta esa hora ya que la combinación de la isla, con la luz del atardecer y el agua componen algo mágico.
Nos fuimos a la costa para cenar algo, en los 4 sitios abiertos el menú es el mismo, 25 pesos y un primero de sopa de quinoa y un segundo de trucha o pollo.
Con la tripa como la tenemos optamos por el pollo y por el restaurante con más gente lo que supuso esperar alrededor de 2 horas para cenar.
Cenamos y estaba bien bueno.
A la cama, mañana sale nuestro barco destino a Copacabana a las 9.

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Etiquetas: Bolivia

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