Uno de los últimos hallazgos arqueológicos que han tenido lugar en Perú atestigua lo que la comunidad científica lleva afirmando muchos años, que la música es una de las formas de más antiguas de expresión artística del ser humano. El pasado agosto un grupo de arqueólogos liderados por Jeisen Navarro y Matthew Helmer estaban trabajando en el llamado “Sitio de Samanco“, en el departamento peruano de Áncash, cuando descubrieron una de las escasísimas tumbas de una cultura poco conocida y que formaba parte de las que se vieron sometidas al todopoderoso imperio inca: la cultura Chimú. Los Chimú o Chimor eran una extensa tribu que dominó la costa norte del Perú varios cientos de años, entre los siglos X y mediados del siglo XV, momento en el que, según las investigaciones, serían vencidos y sometidos al fuerte imperio inca. La cultura Chimú destaca por su extraordinario manejo de la metalurgia, la arquitectura, la industria textil y, también, el sacrificio de seres humanos. Y es que en la tumba de los “Cuatro músicos de Samanco” se han encontrado - entre otros muchos hallazgos - los restos humanos de dos mujeres jóvenes acompañadas por numerosos objetos que acompañarían sus almas en su viaje al más allá. El túmulo funerario consta de tres amplias cámaras situadas a unos tres metros de profundidad, una cámara central y otras dos laterales todas ellas construidas en adobe y pintadas de color blanco. Según los arqueólogos del equipo, la tumba principal muestra signos de haber sido saqueada quizá en tiempos de la colonización española. A pesar de los daños sufridos por el saqueo, en esta parte de la cámara funeraria se han extraído los restos de cuatro seres humanos y más de veinte instrumentos musicales, principalmente flautas de caña o madera y un curioso instrumento de viento fabricado en cerámica y llamado vaso silbador.
Junto a los restos humanos se han encontrado vestigios de dos pequeñas estatuas tocando la flauta, parte de un cetro de madera, más de cincuenta botellas de cerámica con usos ceremoniales, restos de joyería y artesanía ornamental, cuchillos fabricados en cobre, restos de ropajes e hilos y algunas piedras preciosas como turquesas o lapislázulis. Actualmente se están analizando diversas muestras orgánicas halladas en las cámaras laterales de la tumba y, según los resultados preliminares, parece que se tratarían de restos del maíz con el que esta cultura prehispánica elaboraría su cerveza de chicha y, también, carne de llama, un alimento muy apreciado por la alta nobleza Chimú y que solía acompañar a las grandes celebraciones como bodas, nacimientos y, también, sacrificios humanos a su diosa la luna.
Imagen:«Vasija chimú caballito de totora (M. América 10788) 01» por Luis García. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons