Los bosques primarios, o bosques vírgenes, están desapareciendo rápidamente y de forma irreversible. El 80% de estos ecosistemas ya ha sido destruido o alterado y el 20% restante está amenazado por diversas causas, generalmente, por la acción humana: expansión agrícola y ganadera, tala ilegal, explotaciones petrolíferas, minería, construcción de embalses y carreteras, etc.
Deforestación
La deforestación es un proceso que vienen realizando los seres humanos desde antiguo. Estos empezaron a talar bosques a medida que la agricultura se iba extendiendo, así, limpiaban el terreno de árboles y arbustos para permitir que la luz del sol llegara hasta el suelo.
Pero la deforestación se ha incrementado en los últimos tres siglos, con un promedio de seis millones de hectáreas anuales. Principalmente se produjo en el Hemisferio Norte en los siglos XVIII y XIX, aunque en el siglo XX comenzó a realizarse en el Hemisferio Sur, especialmente en las selvas tropicales de la región amazónica.
En la actualidad, la deforestación ocurre principalmente, en América Latina, África Occidental y algunas regiones de Asia.
Una tercera parte del total de la tierra está cubierta por bosques, lo que representa cerca de 4 000 000 000 (cuatro mil millones) de hectáreas. Hay 10 países que concentran dos tercios de este patrimonio forestal: Australia, Brasil, Canadá, China, la República Democrática del Congo, India, Indonesia, Perú, Rusia y Estados Unidos.
Estos han sido explotados desde hace años para la obtención de madera, frutos, sustancias producidas por diferentes especies o para asentamientos de población humana, ganadería y agricultura.
En las selvas del Amazonas, por ejemplo, el gobierno brasileño ha alentado un crecimiento rápido en las últimas décadas. Se construyó una supercarretera en las regiones con mayor densidad de bosques, en el corazón del país, y promovió asentamientos humanos y urbanizaciones en ellas.
En los países más desarrollados se producen otras agresiones, como la lluvia ácida, que comprometen la supervivencia de los bosques, situación que se pretende controlar mediante la exigencia de requisitos de calidad para los combustibles, como la limitación del contenido de azufre.
En los países menos desarrollados las masas boscosas se reducen año tras año, mientras que en los países industrializados se están recuperando debido a las presiones sociales, reconvirtiéndose los bosques en atractivos turísticos y lugares de esparcimiento.
Mientras que la tala de árboles de la pluviselva tropical ha atraído más atención, los bosques secos tropicales se están perdiendo en una tasa sustancialmente mayor, sobre todo como resultado de las técnicas utilizadas de tala y quema para ser reemplazadas por cultivos.
Efectos y consecuencias
Cuando se destruyen estos bosques se liberan cantidades inmensas de dióxido de carbono contribuyendo al agravamiento del cambio climático. La deforestación y los cambios de uso de la tierra son responsables de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, gases responsables del cambio climático.
Talar árboles sin una eficiente reforestación causa un serio daño al hábitat, en pérdida de biodiversidad y en aridez. Tiene un impacto adverso en la fijación de gas carbónico (CO2) y en la erosión del suelo que se degradan en tierras no productivas.
En muchos países la deforestación, además, causa la extinción de especies, cambios en las condiciones climáticas, desertificación y desplazamiento de poblaciones indígenas.
Talas ilegales
Las asociaciones ecologistas consideran que la tala ilegal es uno de los problemas más graves que afectan a los bosques primarios, no sólo en las zonas tropicales (Amazonia, Cuenca del Congo, Sureste Asiático), también en regiones boreales (Rusia) y de países exportadores (China, Finlandia, Suecia) que son a su vez compradores de madera talada de manera ilegal en regiones vecinas.
Esta madera, aseguran, procede principalmente de países con problemas de gobernanza donde se da: incumplimiento de leyes, falsificación de documentos y blanqueo de madera, robo de tierras, tala en tierras públicas y tramitación de madera ilegal procedente de la deforestación. Incluso, subrayan, algunas madereras han sido acusadas de estar involucradas en violencia e intimidación, incluyendo amenazas de muerte y corrupción.
Un paso importante para este problema fue cuando, el 7 de julio de 2010, el Parlamento Europeo aprobó una ley que prohíbe la presencia de madera de origen ilegal en la Unión Europea (UE). Esta ley en principio debe evitar la competencia desleal de los que operaban con madera obtenida fraudulentamente y de manera más barata en los países productores. Establece requerimientos a las empresas para verificar la trazabilidad completa de los productos forestales, y multa a los infractores.
Madera de la guerra
La madera procedente de regímenes dictatoriales, fuerzas de ocupación o facciones rebeldes en países en conflicto, como Colombia, Birmania (Myarmar), Liberia o República Democrática del Congo, es considerada madera de la guerra.
Según las asociaciones ecologistas, por ejemplo, en el sureste asiático, de donde proceden la mayor parte de los muebles de teca que se venden en España, la depredación de los recursos forestales, la corrupción política, la tala ilegal y la deforestación dominan el sector forestal. En el caso de la teca procedente de la antigua Birmania (hoy Myarmar), la dictadura militar utiliza la madera como moneda de cambio para armarse y mantenerse en el poder.
China es, en estos momentos, el mayor importador mundial de madera tropical. La mitad de los árboles tropicales talados en el Planeta acaban en China. Gran parte de esta madera procede de Indonesia y Papúa Nueva Guinea, donde el porcentaje de talas ilegales sobre el total se sitúa entre el 76% y el 90%.
Tras las importaciones de madera, ésta se procesa convirtiéndose en la principal productora mundial de productos madereros, los ?Made in China? para satisfacer la demanda de EE.UU, Japón o Europa, aseguran los ecologistas.