Ahora la responsabilidad es ser completamente honestos.
Y esta es la gran noticia: nos separamos. Después de dos años creciendo y creando juntos Almu dice adiós a esta parte de su vida para dedicarse a descubrir qué es lo que la hace latir de verdad.
Estas son las cosas que pueden pasar cuando se toman grandes decisiones, que la vida puede (y debe) cambiar radicalmente en cuestión de minutos.
Ahora me pongo a pensar en ese primer viaje que hicimos juntas a París, puede ser que ese viaje fuera el comienzo de todo. Nunca podré estar lo suficientemente agradecida por haber tenido una compañera de viaje con la que tuve la oportunidad de crecer.
Después de París vino un roadtrip sin coche, conciertos, festivales, europa cada verano y cada invierno fueron oportunidades unicas para descubrir el mundo a nuestra manera. Compañeras de viaje y de vida.
Este verano tuvimos una de las mayores experiencias que nos pudo haber regalado la vida: Vivimos en la carretera por tres meses y recorrimos paisajes imposibles desde California hasta Alaska. Es algo con lo que ni siquiera podía haber soñado.
La hemos visto crecer escribiendo, ir poco a poco aligerando la pluma y escribiendo textos tan bonitos como esta carta a su sobrina o esta historia de Bodie.
Yo no se como se inter-relacionan los acontecimientos en la vida, pero a lo mejor yo no estaría aquí sentada en mi casa de las montañas canadienses si no fuera porque con Almu aprendí a viajar, fui descubriendo de qué manera me gustaba recorrer los sitios, como el relax y las cervecitas en la playa son parte fundamental de la vida.
Crecer es difícil y es más difícil todavía intentar vivir de una manera en la que se pueda ser consecuente con lo que se piensa, por eso hay que cerrar los ciclos. Una etapa se acaba en donde los tres compartimos un proyecto hermoso que sé que nos ayudó en tantas y diversas maneras que solo por el aprendizaje ya valió la pena.
Ahora es momento de abrazar los cambios, de recibirlos con paz para que nos ayuden a seguir adelante en este camino que recorremos para alcanzar nuestros sueños. Miguelito y yo nos quedamos en la tortilla para seguir creciendo y aprendiendo de la mano de la escritura y la creatividad.
Con Almu aprendimos a viajar como un pequeña familia, compartimos tardes de pelis y palomitas en el medio de la nada, recorrimos parques, subimos a montañas rusas y volamos en escobas.
Haría falta un libro entero para poder contar nuestras aventuras. Me siento infinitamente afortunada por haber tenido la suerte haberlas podido vivir contigo.
Ahora toca separar caminos pero todo lo que hemos vivido queda allí como una de las más valiosas experiencia de vida posible.
No hay que tenerlo miedo a los cambios, solo hay que saberlos afrontar y reconocer cuando llegan y darles las bienvenida con los brazos abiertos.
¡Brindemos por lo que fuimos y por todo lo que nos queda por vivir!
Gracias!
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