– La pasión me da momentos de plenitud.
Quizás hemos construido un concepto equivocado de la plenitud y, sometidas a la presión de tal unidad artificial, personas como June estallan y vuelan en infinitas direcciones
Anais Nim
Mujeres fuertes, valientes, salvajes, cálidas y talentosas.
Leí en la revista online proyecto Kahlo un articulo que se llama: El año que solo leí mujeres. Yo no llevo un año, pero si llevo un tiempo sumergida en la literatura que escriben autoras que he ido descubriendo poco a poco.
Es curioso porque nunca me di cuenta conscientemente de que la mayoría de libros que leía estaban escritos por hombres, las grandes novelas, los libros de la universidad. Un 80 por ciento de mi biblioteca en casa está escrita por hombres.
Hace unos años tuve un profesor que me cambió la vida por completo, estaba en la mitad de la carrera completamente desilusionada de un sistema educativo que me aburría y me generaba muchísima frustración cuando llegaron a mis manos los libros de Hannah Arendt. Hannah fue una de las filósofas más importante del siglo XXI, y en particular es una de las primeras mujeres en ser un referente en el campo de la ciencia política.
Ella cambio mi vida, leerla, incluir el punto de vista de la mujer en una filosofía plagada de Marx, Aristóteles y Maquiavelo, hizo que me reconciliara con mi carrera y que le diera una nueva perspectiva que iba más ligada al gobierno de uno mismo y la manera en lo público nos afecta a todos.
“No te engañes. Vuelve atrás, regresa junto a la roja flor del cactus y ponte en camino para recorrer resueltamente el último y duro kilómetro. Acércate y llama a la vieja puerta desgastada por la intemperie. Sube a la cueva. Trepa a la ventana de un sueño. Recorre cuidadosamente el desierto a ver qué encuentras. Es lo único que tenemos que hacer.
¿Quieres un consejo psicoanalítico?”
Ve a recoger los huesos.”Clarisa Pinkola
Después pasó el tiempo y llego idea de convertir mi vida en un viaje que me llevara a conocer todos esos lugares que leía en mis libros , gracias a ese sueño conocí a Marina y gracias a ella descubrí la puerta a un universo de mujeres escritoras que me ayudaron a generar un profundo cambio dentro de mi.
Patti Smith, Anais Nin, Clarice Lispector, Siri Hustvedt, Mariana Henriquez. Ellas aparecieron para darle sentido al invierno que estoy viviendo en las montañas rocosas.
No voy a entrar en la obviedad de tener que aclarar que también me gustan fervientemente muchos libros escritos por hombres, hoy no estamos aquí para ser complacientes ni para repetir en bucle cosas que ya se han dicho mil veces. Mi intención en un 8 de marzo como el de hoy es simplemente contar la pequeña historia de como leyendo a mujeres conseguí paz para mi misma. No se si es solo mi idea pero no recuerdo una celebración del día de la mujer tan reivindicativa como esta y me emociona profundamente.
Todos tenemos diferentes etiquetas que nos son impuestas desde fuera, una mis etiquetas más dolorosas desde siempre ha sido la de ser: “Demasiado Intensa”. Yo no se vivir la vida de otra manera, si algo me hace feliz ,me hace feliz de una manera rebosante, colorida, como pequeños fuegos artificiales que estallan dentro de mi. Y si algo me pone triste, lo analizo, me entrego al dolor el tiempo que sea necesario y lloro lo que haga falta llorar. No puedo cambiar mi naturaleza y eso por mucho tiempo me ha hecho sentir mal, leyendo a todas estas mujeres lo entendí, porque escribieron con sus palabras cosas exactas por las que he pasado y como cada una a su manera supo integrar en su vida para que dejara de doler.
Pero la palabra más importante de la lengua tiene solo dos letras: es. Es. Estoy en su meollo. Todavía estoy. Estoy en el núcleo vivo y blando. Todavía.Clarice Lispector
Por eso me parece importante escribir estas líneas para decir: Hay que leer más libros escritos por mujeres. Porque solo así podremos entendernos y podremos dejar de sentir esta soledad abrumadora. Y no solamente eso sino también hay que escribir más, dibujar más, gritar más alto y más fuerte, solo así podremos reconocer la fuerza las unas en las otras.
Formar parte de un pequeño grupo de mujeres que escriben sus diarios me ha hecho darme cuenta de que nunca estaré completamente sola, que a pesar de todos los incendios que han pasado y de todos los que están por venir, como mujeres nos atraviesa la realidad de la misma manera, podemos comprendernos y reconocernos en esas historias que todas compartimos.
El feminismo a veces me queda grande porque no se por donde empezar a quitar las capas de la cebolla, en estos días he leído las críticas que se lanzan a la actriz Emma Watson por posar mostrando parte de su cuerpo en una revista y me doy cuenta de que por alguna razón el mundo espera (Una vez más) que seamos perfectas en todo lo que hacemos.
Ser feminista no significa ser perfecta, aquí seguimos con nuestras contradicciones, nuestros propios micromachismos. La cuestión es que aún no dejamos de cuestionar, elegimos dejar de “buenas” y “sumisas” para convertirnos en revolución.
¿Quién diablos soy yo? Es una interrogante sin resolver, aunque ahora ya contamos con algunas claves de ese misterioSiri Hustvedt
“I tried to change, closed my mouth more, tried to be soft, prettier, less awake. Fasted for sixty days, wore white, abstained from mirrors. Abstained from sex, slowly did not speak another word. In that time my hair I grew past my ankles. I slept on a mat on a floor.I swallowed a sword, I levitated into the basement…
I whipped my own back and asked for dominion at your feet. I threw myself in a volcano. I drank the blood and drank the wine…
But still inside me coiled deep was the need to know
Are you cheating on me? “
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