La salida de Povoa de Varzim es una de las razones por las que decidimos hacer este Camino de Santiago un año antes. Mientras vas dejando atrás los últimos vestigios de un turismo incipiente, tus pasos se acortan por la arena y el viento cargado de gotas de sal.
The edge of the village of Povoa de Varzim is one of the reasons why we decided to do this Camino de Santiago one year before. While you leave he last traces of an emerging tourism back, your steps are getting shorter due to the sand and the wind blowing salty drops.
Una sensación de aventura que deja una tímida media sonrisa indeleble en tu rostro mojado. Alzas continuamente la vista a cada paso para descubrir un horizonte de mar viva, dunas y casas olvidadas en los días donde el viento aúlla. El camino infinito de la Historia Interminable. Nos sentimos tan libres y vivos como el mar que culebreamos.
Tras los pequeños pasos de una gran jornada matinal, nos tocó el temido pavés. Viejas carreteras vecinales que mantienen intacto su firme de otros tiempos. Nuestros tobillos se retorcían dentro de las botas buscando un difícil equilibrio sobre el irregular piso. Sufrimos un poco echando de menos el suave manto de arenas.
Poco a poco el interminable campo de golf que nos distanciaba del mar se alejaba tras el pavés. El precioso pueblo de Fão nos daba la bienvenida sin apenas hacer nada de ruido. Podíamos escuchar el eco de nuestro andar por sus empedrados y entre sus paredes limpiamente encaladas. Fão es la puerta de entrada a un puente de hierro que cruza la ría de Esposende, nuestro final de etapa. Al fondo, donde la ría se abre el mar, una docena de coloridas cometas parecían darnos la bienvenida y sencillamente tuvimos la certeza de haber encontrado el lugar perfecto para pernoctar en el Camino.
De Povoa de Varzim a Esposende. (Camino Portugués por la Costa)
A feeling of adventure that leaves a shy half-smile on your moist face. You continuously look up to discover an horizon of open sea, dunes and forgotten cottages in the days when wind howls. The infinite way of the never-ending history. We feel so free and alive as the sea that we follow.
After the small steps of a great morning journey we faced the feared stone pavement. Ancient roads which keep intact its surface of times past. Our ankles twisted themselves inside the boots finding a difficult balance on the irregular ground. We suffered a bit missing the soft blanket of sand.
Step by step the never-ending golf course got away from us. The lovely town of Fão welcame us quietly. We could listen to the echo or our walking along the stone pavement and between its white walls. Fão is the gateway to an iron bridge which crosses the estuary of Esposende. A dozen of comets greeted us warmly and we simply were sure of arriving to the right place to rest on the Camino.
From Povoa de Varzim to Esposende. (Camino Portugués por la Costa)
Photography by Woman To Santiago
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