Y bien, aquí estoy otra vez. Sí, se suponía que estaba alejada del blog, escribiendo mi nueva novela pero mi cerebro parece ir más rápido que mis dedos y una idea me vino a la mente. Además, ¿acaso pensaban que me iba a ir del todo? No, eso era imposible, lo saben ustedes y, sobre todo lo sé yo, je je je...
Lo cierto es que paseando a mi Gabo II, mi queridísimo y adorado hijo canino, me vino una idea a la mente. Sí, pensé: "Elva, escribe un relato con un perro por medio". A ver este no iba a ser el primer relato mío en el que apareciera un perro porque en el pasado San Valentín un relato mío formó parte de una colección de relatos románticos y/o eróticos de la editorial nED, pero sería un relato en el que un perro formara parte de la acción.
Y es que para los que no tengan perro puedo decirles que un perro es un elemento de ligoteo, ja ja ja. Sí, sí, a mí nunca se me había pasado por la mente hasta que hace nueve años mi Gabo Ursus llegó a mi vida. Sí, sales con un bebé y las madres, mujeres en general, se te acercan a hacerle carantoñas al bebé, sales con un perro y un nutrido número de personas se te acerca. Sales con un pastor alemán campeón de belleza, ja ja ja, y el mundo se pone a tus pies, ja ja ja. Sí, sí... ¡haberlo sabido antes! Ja ja ja ja...
Bien, en honor a mis dos Gabos, el que se fue pero permanece a mi lado, y el que está tumbado ahora mismo bajo la mesa, ejem... exactamente sobre mis pies, se me ocurrió que un relato no mejor una serie de relatos.
Relatos en los que el hilo conductor será el fiel amigo del hombre y, por supuesto, el amor o el desamor... Comenzaremos con Titán, pero eso será mañana.
Saludos
Elva Marmed