En mi vida hay un antes y un después. Un momento que viví junto a mi novia Michelle y que no imaginé vivir ni en mis peores pesadillas. Uno piensa que tiene todo bajo control y que sabe bien lo que hace, pero llega un día en que todo tu esquema cambia. Sin lugar a dudas nunca había estado tan cerca de la muerte.
En dos ocasiones anteriores, cuando trataba de fotografiar animales salvajes, estuve cerca de salir lastimado: La primera fue cerca al Cañón del Colorado, en Arizona ? USA (setiembre 2012) cuando me acerque demasiado a un Elk (un ciervo gigante) el cual me persiguió y felizmentepude escapar burlándolo entre los árboles.
La otra, fue en Playa Negra ? Costa Rica, el último día del año 2012, cuando intentaba fotografías de un grupo de crías de cocodrilo americano. No me percaté que a escasos dos metros se encontraba, en un agujero, su progenitora. Una maraña de ramas evitó que la madre, de aproximadamente 3 metros de largo, saliera a atacarme. Estuve a punto de convertirme en su cena de fin de año.
Ambas historias eran parte de las anécdotas que mis amigos me pedían constantemente contar y no sé cuántas veces lo hice. Pero aquellas anécdotas iban a quedar cortas después de lo que viví 16 de marzo del 2014.
La noche anterior, habíamos llegado a un albergue en los alrededores del Parque Nacional Chitwan ? Nepal, frontera con la India. La administración del hotel, a la mañana siguiente, nos propuso hacer una caminata por la selva, donde habitan, entre otros animales, elefantes, osos, rinocerontes y tigres.
Michelle y yo, nos adentramos a la selva a pie, junto a dos guías locales. En ningún momento pensamos en el peligro, lo que paso por nuestra cabeza fue que si nos llevan a un lugar como este es porque no debe representar ningún riesgo para nosotros.
Craso error!!!
Luego de tres horas caminando por la jungla, después de observar algunas aves y un numeroso grupo de monos, divisamos un rinoceronte de la india. Estratégicamente lo interceptamos al otro lado de una quebrada. Nos escondimos tras unos árboles y luego de 3 o 4 minutos, el inmenso mamífero de más de 2.5 toneladas bajó a tomar agua. Oh, sorpresa!!! Tras él, apareció su cría. Nos ganamos con una tierna y bella imagen de madre e hijo.
Por algunos minutos los observamos a menos de 35 metros de distancia, la emoción era enorme, no podíamos más. Estábamos disfrutando un hermoso espectáculo que solo la naturaleza más pura nos puede regalar.
Minutos después, Siba, nuestro guía, cruza hacia un árbol donde el panorama era más limpio y nos invita a seguirlo. No dimos ni cinco pasos cuando observo a Siba nervioso. De un momento a otro golpea fuertemente con un palo el piso y grita con todas sus fuerzas, RUNNNNNN!!!!! RUNNNNNN!!!!!
No tuvimos tiempo de pensar, mi cerebro se quedó en blanco. Lo único que atinamos fue salir corriendo despavoridos a salvar nuestras vidas. Entre el caos y nuestros gritos de desesperación, Siba, en su inglés con dejo nepalí, logra indicarnos que sigamos a su guía asistente, indicación que, gracias a Dios, seguimos al pie de la letra.
Corrimos, corrimos y corrimos, no sé si por dos, cinco o diez minutos, lo único que sé es que fueron eternos. Mientras corría y escuchaba los pasos de este gigante atrás de nosotros miles de cosas se me pasaban por la cabeza: "¿En que momento siento el golpe que me matará?", "¡No quiero morir!", "¿Qué nos llevó a esto?", "¿Porque a nosotros?", "No puede ser verdad", etc. Lo que tenía claro es que si volteaba a ver al rinoceronte, era hombre muerto.
Yo corría detrás de Michelle. Sólo atinaba a gritarle y animarla para que no pare y corra más rápido. Estábamos viviendo una escena digna de la peor película de terror que hubiésemos visto.
De un momento a otro, Michelle se tropieza. No sé cómo, pero con fuerza sobrenatural, la levanté en el aire y la volví a poner en batalla. ¡Eran momentos de pánico y confusión!
En eso llegó la palabra que pensé nunca escucharía: STOP!!! Paramos unos segundos cuando nuevamente, Siba, grita RUNNNN!!!! Y con más ganas de vivir que fuerza arrancamos nuevamente a correr. Afortunadamente este segundo y último round duró poco. Pasado el peligro relativo (aún estábamos en medio de la selva) nos detuvimos a descansar. Estábamos confundidos, no sabíamos bien lo que nos había pasado.
El regreso al hotel fue de terror, aún estábamos en shock de lo que nos tocó vivir. No podíamos creer que los cuatro estuviéramos con vida. Siba nos confesó que tuvimos al rinoceronte a escasos ocho metros y que estaba seguro que uno de nosotros iba a morir. Estábamos todos vivos de milagro.
Los rinocerontes son animales muy agresivos, de mala vista pero de excelente olfato. Normalmente no paran hasta atropellar, revolcar y matar por lo menos a una persona del grupo que persigue, matan solamente en defensa de su territorio.
Las tres horas de retorno fueron eternas, entre los nervios, el cansancio, la incertidumbre y el no saber si otro rinoceronte, elefante, tigre o cualquier otro temible animal de Chitwan aparecería y nos pusiera nuevamente en jaque. No estábamos en condiciones de soportar una escena similar nuevamente.
Al fin, llegamos sanos y salvos al hotel, Michelle y yo nos mirábamos y no podíamos entender qué había pasado y el por qué pusimos en riesgo nuestra vida de una manera tan tonta e irresponsable.
Más tranquilos y analizando lo sucedido, además del factor suerte, fueron tres cosas que evitaron un desenlace trágico:
Seguir al guía. Éste corrió en forma de zigzag, lo que le hizo el camino difícil a este mamífero de gran tamaño que llega a correr a más de 35 km/h en línea recta.
La vegetación densa de ésta zona de la selva de Chitwan, nos jugó a favor. Para un rinoceronte de 2.5 toneladas le es difícil atravesar e ir rápido por un terreno con estas características.
Quizás en algún momento y debido a lo peligroso que es éste territorio lleno de depredadores, el rinoceronte seguramente habría pensado en la seguridad de su cría por lo que decidió dejar de perseguirnos para ir a protegerla.
Los siguientes días fueron raros y extraños, por momentos se me venían las imágenes de este desagradable momento y me entraba una angustia muy fuerte. Igual le pasaba a Michelle. Ambos decidimos, por un par de semanas, no tocar el tema por tranquilidad mental, sobre todo después de que nos enteramos que seis turistas y varios guías perdieron la vida el año anterior gracias al ataque de los rinocerontes de Chitwan. Toda la información, incluyendo Qué hacer en caso te persiga un rinoceronte, nos llegó posterior al ataque.
Ha pasado casi un año desde lo ocurrido en Nepal. Hoy analizo las cosas con calma y pienso que la vida nos puso en prueba y nos dio una lección para aprender. A los pocos días del suceso comencé una etapa de cambio personal, decidí trabajar en mi espiritualidad, invertí en mí como persona en diversas capacitaciones y talleres. Y lo más importante, fue la gran prueba de amor hacia Michelle que Dios y el universo me han podido enviar.
La vida me pedía que hiciera cambios, que me prepare, que me cuide y que comience a pensar en los demás y en las personas que van a depender en un futuro de mí.
Al mes, ya en Lima, nos enteramos que íbamos a ser padres por primera vez!!! La felicidad más grande de mi vida!!! Estoy seguro que ese remezón fue una advertencia, la vida me advirtió que tenía que cambiar ciertas cosas, que me tenía que preparar para lo que se venía, y eso fue lo que hice? y aún lo estoy haciendo.
Hoy abrazo y beso a mi primer hijo con todas las fuerzas del mundo, hoy me cuido más y he dejado de tomar riesgos innecesarios porque quiero gozar y ver crecer a mi hijo. Hoy tengo un motivo más que suficiente para seguir apreciando y disfrutar la vida como siempre lo he hecho, pero viviéndola como padre, como un padre primerizo de 44 años!!!
Quiero agradecer a Dios, a la vida, a Michelle, a mis padres, hermanos, familia, a todos mis amigos y a toda la gente que ha sido parte de mi constante aprendizaje y que han hecho que hoy sea la persona que soy, solo me queda decir, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!Arturo Bullard
Cualquier parte del mundo
Nota: Esta historia fue gentilmente compartida a CUENTOS QUE CUENTA LA GENTE por ARTURO BULLARD de su blog TROTAMUNDOS, el cual, es una parada obligada para conocer nuestro maravilloso mundo, a través de su lente. Nosotros hemos adaptado la historia brevemente sin modificar la palabra de nuestro amigo. MUCHAS GRACIAS A TI, ARTURO!!!