Crucero por Emiratos Árabes y Qatar. (I). Dubai (I)

Cuando el escritor de cuentos persa Abu Abd-Allah Muhammad el Gahsigar, recopiló una serie de cuentos folclóricos árabes cuyo exotismo ha fascinado a oriente y occidente desde el siglo IX, poco podría imaginar que éstos se materializarían muchos siglos después. Sin duda, los Emiratos Árabes y Qatar podrían ser el marco perfecto para las historias que en "Las Mil y Una Noches se cuentan.



Dubai, Abu Dhabi y Doha, han convertido las montañas de arena que forman sus territorios en altísimos rascacielos, centros comerciales y hoteles que escapan de la calificación del lujo que hasta ahora se había conocido. Todo un mundo donde el hedonismo, la riqueza y el materialismo son, con permiso de Alá, los nuevos dioses a los que adorar, por lo menos mientras nuestros cuerpos sigan en la vida terrenal.

No se suelen visitar estos países como un destino en si mismo, sino que conocerlos puede ser fruto de una larga escala en avión, un viaje de negocios o como en mi caso un crucero.



Nuestro precioso barco, el MSC Bellissima iba a llevarnos a conocer, durante siete días, lugares y rincones fascinantes que quizá de otra manera nunca hubiéramos podido descubrir ni disfrutar.


Así que tras un largo vuelo desde Madrid, aterrizamos en el aeropuerto de Dubai, desde donde nos trasladaron al barco que sería nuestro hotel y hogar móvil durante esa maravillosa semana.

Una vez acomodados en nuestro fantástico camarote nos lanzamos a tierra para empezar a conocer la ciudad de Dubái y sus maravillas.

Yo soy de caminar durante horas por los lugares que visito para conocerlos a fondo. Desgraciadamente las tres ciudades que visitaremos son de gran extensión, por lo que decidimos, al menos en Dubái, comprar un billete combinado que nos incluía tres rutas distintas y la subida al Burj el Khalifa, subiendo y bajando del autobús a nuestro antojo. Les puedo asegurar que fue todo un acierto. At the TopBurj Khalifa+Bus Turístico.

Para quien quiera conocer lo esencial de cada ciudad y ser recogidos y traídos de vuelta al barco, las excursiones de MSC son perfectas, Excursiones MSC

Todos los autobuses de City Sightseeing salen desde la entrada principal del fastuoso Dubai Mall, así que tomamos la lanzadera que nos lleva desde el puerto y nos plantamos allí en unos 15 minutos.


Nuestra primera ruta, la de color rojo, nos llevará a conocer los orígenes de la ciudad de Dubái y veremos también cómo ésta se va expandiendo desde su centro al exterior.

Como he dicho, Dubái es demasiado extensa para caminar, sus enormes avenidas y calles se extiende a lo largo de decenas de kilómetros por lo que el autobús nos permite obtener panorámica increíbles como la de Sheikh Zayed Road, la increíble arteria principal de la ciudad. Flanqueada por rascacielos de una vertiginosa altura, que parecen el delirio y el sueño nunca antes realizado de los arquitectos venidos de todo el mundo, la avenida muestra estructuras como las Emirates Towers, dos torres gemelas de diferentes alturas, siendo la más alta despacho del gobernante de la ciudad, el todopoderoso jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, mientras que la otra es un lujoso hotel de más de 400 habitaciones.


Casi delante de ellas encontramos el recién inaugurado Museo del Futuro, un edificio de 30.000 metros cuadrados con una forma circular que representa a la humanidad y fabricado con 1.024 placas de metal hechas por robots. Estas placas están cubiertas de caligrafía árabe que componen frases escritas por el propio jeque Mohammed Bin Rashid, como la que dice: "El Futuro pertenece a quienes pueden imaginarlo, diseñarlo y ejecutarlo".

Es totalmente autónomo, ya que sus placas solares generan 4.000 megavatios de energía.

El interior nos hace imaginar el futuro del planeta en base a la sostenibilidad, la ecología y el aprovechamiento racional de los recursos que nos brinda.


Todo es ostentación y desmesura en esta Avenida, con rascacielos que parecen de cartón piedra, un decorado de película compuesta por casi un centenar de edificios como el Grand Mercure Hotel, inspirado en la Torre del Big Ben.



Como podremos ver la mayoría de ellos pertenecen a grandes cadenas de hoteles de todo el mundo, bancos y grandes empresas que han convertido la zona en un núcleo financiero realmente impresionante.

















Siguiendo nuestro camino nos encontramos con una nueva atracción realmente curiosa. Se trata del Dubai Frame, una gigantesca estructura de más de 150 metros de alto y 95 de ancho que nos invita a ver la ciudad desde dos perspectivas distintas. Si miramos desde el este veremos el Downtown Dubai, con sus enormes rascacielos entre los que destaca el Burj-el-Khalifa, si nuestra perspectiva es desde el lado contrario lo que veremos será Deira y el Bur Dubai, el lugar donde nació la ciudad.

Para levantarlo se necesitaron 9.000 metros cúbicos de hormigón armado, 2.000 toneladas de acero y 2.900 metros cuadrados de cristal laminado. Posteriormente se cubrió con 15.000 metros cuadrados de acero dorado que le dan su color particular.


Y precisamente a ese viejo Dubái nos lleva nuestra siguiente parada, donde bajamos del autobús para recorrer Al Fahidi, uno de los lugares más pintorescos y atractivos de la ciudad.

Fue aquí, en una de las orillas de la ría de Dubái, o Dubái Creek donde se asentó la tribu Al Maktoum y comenzó la actividad pesquera y del comercio de ostras perlíferas.


Al Fahidi es, por tanto un museo arquitectónico al aire libre, un laberinto de callejones formados por las casas-patio que se levantaron a principios del siglo XX.


Restauradas hoy, siguen manteniendo su curiosa disposición y sobre todo mostrando el ingenioso sistema de refrigeración artesanal que las hizo famosas.

Construidas en arena, piedra, coral y yeso, su principal atractivo son las torres del viento o barjeel, con cuatro lados abiertos con huecos en forma de v o embudo, que atrapaba el aire y lo hacía descender hacia los pisos inferiores. Para aumentar el frescor, todo el recorrido se mojaba con agua.






Actualmente estas casas ya no están habitadas por los dubaitíes, que se han trasladado a los grandes rascacielos de Downtown Dubái. En su lugar los turistas han tomado el relevo y pasean por los cafés, restaurantes y galerías de arte que ocupan los bajos de los edificios.






Como complemento, proliferan multitud de pequeños muelles donde atracan los antiguos dhows que navegaban por el Golfo llenos de perlas para comerciar, y regresaban llenos de otras mercancías. Hoy se alquilan para eventos como bodas o reuniones de negocios y tan sólo surcan las aguas que recorren los 14 kilómetros del Dubái Creek.


Son casi 50 las casas que han sido recuperadas para deleite de propios y extraños, formando un dédalo de callejuelas y callejones que aíslan al visitante del ruido de los coches y los barcos que la rodean.












La mayoría de los comercios cierran en este barrio a mediodía, en las horas de más calor, por lo que apenas encontramos alguna tienda abierta, a excepción de las que tenían aire acondicionado.
















Esta zona fue punto de paso para el comercio entre la península arábiga, India e Irán, a la que se añadía otros puntos de Asia, por ello muchos iraníes decidieron establecer aquí una mini colonia comercial persa, trayendo el estilo de la ciudad de Bastak, en Irán.








Al salir de Al Fahidi tenemos ante nosotros el antiguo fuerte de Dubái, construido en 1788, para la defensa de la ría, aunque tuvo funciones también de cárcel y residencia de gobernantes. Hoy alberga el Museo de Dubái


El principal propósito es mostrar el vertiginoso cambio que ha transformado la ciudad de una aldea de pescadores y recolectores de perlas a una de las urbes más poderosas del mundo en sólo 50 años. El recorrido por esta gesta histórica se realiza mediante presentaciones multimedia, dioramas del viejo zoco y vitrinas repletas de objetos arqueológicos, que nos llevan desde la vida beduina hasta la llegada del petróleo.


Volvemos a adentrarnos en las callejuelas que bordean el Creek, esta vez para visitar el Hindi Lane, o callejón hindú, aunque en realidad lo formen varias estrechas callejas repletas de coloridas tiendas que venden todo tipo de artículos religiosos como guirnaldas de flores, bindis, pequeñas imágenes de Shiva o Visnú, y todo lo necesario para las ofrendas que se realizan en un pequeño templo sij escondido entre las tiendas.


Por una de las esquinas de esta pequeña India salimos al Gran Zoco Bur Dubái, especializado en brillantes telas de colores trabajadas por hábiles sastres, y también objetos de recuerdo a precios bastante asequibles si se regatea.


Fuente: este post proviene de Blog de ElVuelodeHermes, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Etiquetas:

Recomendamos