Crucero por Emiratos Árabes y Qatar. (III). Abu Dabi (I)

Atracados en el puerto de Zayed, tomamos un taxi para que nos llevara hasta el comienzo del histórico Corniche, el famoso y largo paseo que recorre la mayor parte de la zona urbana de la ciudad.



A lo largo de sus 8 kilómetros de largo encontramos preciosas playas, parques y jardines, que son el complemento perfecto para unas aguas que poco tienen que envidiar a las del Caribe.


Del mismo modo, tampoco Abu Dabi tiene nada que envidiar a Dubái en cuanto a la espectacularidad de su skyline, ya que opuesta a la playa se extiende una sucesión casi interminable de rascacielos con un diseño menos estridente y más elegante.




Mientras recorremos la avenida, construida en forma de curva con terreno ganado al mar, admiramos los altísimos rascacielos que son sede de las cadenas hoteleras más prestigiosas del mundo y también albergan oficinas y centros residenciales.








Entre ellos destaca el hotel St Regis, que presume de tener la suite más alta del mundo, localizada entre las dos torres del complejo, a 198 metros de altura.


Más adelante, la elegante y minimalista sede de la Compañía Nacional de Petróleo, con un arco que la hace destacar entre el resto de edificios.


Y por supuesto las Etihad Towers, un conjunto residencial y de negocios de gran lujo formado por 5 edificios que llegan a superar los 300 metros de altura.


Muy cerca encontramos The Founder´s Memorial un tributo nacional permanente dedicado a recordar la vida, el legado y los valores del difunto jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, fundador de los Emiratos Árabes Unidos. El elemento central es The Constellation, un retrato en tres dimensiones del jeque, que cambia según el ángulo desde el que lo observemos.


Empezamos a recorrer la avenida que nos lleva hasta la isla de Al Kasir, que cuenta con dos puertos deportivos, un enorme centro comercial, la noria Marina Eye y por supuesto el impresionante hotel Emirates Palace




En el extremo derecho de la isla se encuentra la Heritage Village, un pueblo reconstruido que nos hace viajar en el tiempo y nos permite hacernos una idea de cómo era la ciudad antes de que el petróleo cambiara para siempre su vida y su historia.


En un precioso y cuidado entorno, este espacio aglutina todos los elementos comunes a los pueblos costeros del Golfo, como el fuerte defensivo, la mezquita encargada de salvaguardar la fe islámica o el zoco donde se cambiaban cabras por dátiles.




También aquí podemos observar la casa barasti, un método tradicional de construcción de la zona del Golfo, consistente en la construcción de casas con piedra y hojas de palmera que servían para aprovechar la brisa en los meses de más calor. Los tipos de vivienda se complementan con las hechas de pelo de cabra y saco que utilizaban las tribus nómadas.






Aprte de poder ver a los artesanos trabajando, en un amplio muestrario de productos, cerca del fuerte se levantan varias construcciones que nos transportan a la época en que los habitantes de la zona basaban su economía en la pesca de perlas.








En el antiguo fuerte podemos visitar una preciosa colección de joyas, así como una muestra de todos los elementos necesarios para la pesca y comercio de las perlas.


En 2001 se colocó el mástil de la que sería durante dos años la bandera más alta del mundo, con 122 metros de altura, para conmemorar los treinta años de la creación de los Emiratos Árabes Unidos. Puede verse, en días claros, desde 60 kilómetros de distancia.


Pero quizá la imagen más idílica de la ciudad es la que puede disfrutarse desde una pequeña playa localizada al sur de la Heritage Village, con los rascacielos de fondo y los cascos de un par de tradicionales dhows en primer plano.








Dejamos atrás las azules aguas del Golfo para dirigirnos al Marina Mall, un centro comercial de 235.000 metros cuadrados y más de 400 tiendas distribuidos en 5 pisos.


Aquí tomamos un taxi para dirigirnos al último y más importante punto de nuestra visita a Abu Dabi, la mezquita de Sheikh Zayed.

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