En el manuscrito Histoire de ma vie, el escritor (y seductor) veneciano Giacomo Casanova (1725-1798) plasmaba, a modo de memorias, sus años mozos de galán conquistador y aventurero. Estas memorias, dicho sea, fueron censuradas y publicadas de manera póstuma, en 1825, retratando el escritor en ellas sus innumerables conquistas amorosas con un estilo directo y sin miramiento alguno.
Casanova y sus andanzas de ligón elegante han sido llevados al cine en más de una ocasión. Lo hizo Fellini, lo hizo Scola y, recientemente, lo ha hecho Lasse Hallström, cada uno con su particular estilo, lenguaje y manera de contar. La que hoy nos ocupa aquí es Casanova Variations, la versión que ha dirigido el cineasta vienés Michael Sturminger. Con John Malkovich en el papel de Casanova, este nuevo enfoque "desde dentro" de la historia de Giacomo se apoya en su Histoire de ma vie para conformar un híbrido de diversas disciplinas, siendo su estructura el principal elemento sobre el que se sostiene la película. La reinterpretación de Sturminger sobre la obra de Casanova es una propuesta libre; un ensayo cinematográfico que divide en diferentes capas la historia del seductor veneciano.
Por una parte, John Malkovich se interpreta a sí mismo -como ya hiciera en Being John Malkovich (Spike Jonze, 1999)-; actor que repasa sus líneas antes de interpretar una obra de teatro en la que hace el papel de Casanova, como si de un documental se tratase. Ya en la representación, el director construye la película en torno a dos vertientes: por una parte, la representación mimética, "aquí y ahora", ante un público presente en el teatro, apoyándose en la ópera (composiciones de Mozart con libreto de Lorenzo da Ponte) y haciendo uso los actores de su verborrea, iluminados por los focos de la estancia y expuestos ante la mirada de los espectadores, atentos a la representación desde sus butacas.
Es durante la función cuando la película deja de ser mímesis para tornarse en diégesis (cine), transformándose el escenario y atrezzo teatrales en localizaciones reales, no compartiendo ya el espacio actores con espectadores, y mostrándose la vida de Casanova como si John Malkovich fuese realmente el seductor y no un actor interpretando un papel. A lo largo del film, teatro y cine se van alternando, consiguiendo el director en base al montaje y a las diferencias entre iluminación teatral y cinematográfica que el espectador pierda la noción del espacio, olvidando a veces si es una obra de teatro o, por el contrario, una película, lo que desfila ante sus ojos.
Michael Sturminger construye en Casanova Variations un biopic a medio camino entre el cine de ficción, el falso documental, el teatro y el metacine, haciendo uso de una absoluta libertad para romper, de la manera más viva posible, el estilo clásico y la inmovilidad con la que tienden a retratarse la ópera o el teatro, evitando la fotografía fija o los movimientos de cámara planificados, pues, como él mismo reconoció al presentar la película, durante la rueda de prensa en San Sebastián, "lo rodamos todo cámara en mano porque no sabíamos lo que iba a pasar; evitamos planos fijos o travellings pues el movimiento de los actores podía escaparse a una planificación tan marcada".
En una frase: Otra forma de "mirar" lo ya observado tantas veces.
Pelayo Sánchez