Es imposible hablar de esta ciudad y no recordar lo parecido que es en su arquitectura y formas, con el centro de Santiago de Chile.
La capital de Hungría está dividida en distintos distritos y cada distrito tiene su forma de transporte particular. El más popular en Budapest es el bus junto con el tranvía, a un costo de poco más de 1 euro el ticket de ida.
Hablando de transporte, para un viajero las combinaciones y estaciones que tiene este sistema pueden ser algo difíciles de comprender en un inicio. Luego de unos días en la ciudad, uno recién va asimilando y familiarizando con el sistema completo.
En cuanto al alojamiento, los hostales en promedio llegan a casi 25 euros la noche. En general, tienen buena conectividad con las áreas urbanas y el transporte.
El atractivo arquitectónico rodeando el río Danubio es digno de lo que la ciudad representó en tiempos del Imperio austrohúngaro y que por lo que creo, que debe su particular fama. Suenan nombres como el Castillo de Buda (cabe decir no tiene ninguna relación con Buda del budismo), Parlamento de Hungría, Chain Bridge y Heroes’ Square.
Al igual que las grandes urbes, en algunos distritos presenta signos de descuido y la delincuencia es algo frecuente para unos del mapa de Buda-Pest, en su mayoría predominada por inmigrantes de otros países de los balcanes. La presencia policial es abundante pero aún así la ciudad es gigante.
Nos vamos con una sensación de satisfacción de haber conocido una parte de Hungría y el cómo se vive a este otro lado del charco.