Cuatro días pateando sus calles bajo un calor de miedo en un viaje familiar con mi hermana y mi padre. La ciudad es impresionante, en cuanto llegamos tuvimos la primera impresión de noche y me quedo con el ambiente nocturno de ver todos los edificios iluminados. Para mí, Budapest es mucho más bonita de noche, sin quitar que de día siga siendo preciosa.
En la imagen de cabecera tenemos el alma de la ciudad: el puente de las cadenas, derruido durante la segunda guerra mundial y reconstruido cien años después. Cruza el Danubio uniendo Buda con Pest (antes eran dos ciudades diferentes) y tiene unas vistas espectaculares. En la zona de Buda está el Royal Palace (lo que se ve en la foto) y en la zona de Pest el Parlamento.
Como medios de transporte puede encontrarse de todo: tranvía, metro, autobús, trolebús, funicular,... A mi siempre me han atraído los tranvías, y si son viejecitos y chirriantes todavía más. ¿no os parece un gusanito andante adorable?
El castillo de Buda tiene las mejores vistas al Parlamento, ese edificio grandioso que veis en la imagen de arriba. La semana pasada os dije de contar las ventanas y, aunque es simétrico, la tarea es complicada. Es el tercer Parlamento más grande del mundo y, seguramente, mi edificio preferido de Budapest.
Mi hermana con su sombrero nuevo (;
Está foto tiene un nosequé que me gusta mucho, ha necesitado cero retoques y me encanta la luz. Los zapatos simbolizan a todas las personas que fueron arrojadas al Danubio durante la segunda guerra mundial.
No voy a extenderme mucho más, os dejo con alguna imagen nocturna de la ciudad (aunque no me llevé el trípode y las fotos no hacen justicia a lo bonito que se ve todo en la realidad), el castillo de Buda y la Plaza de los Héroes.
Castillo de Buda
Royal Palace
Plaza de los Héroes
Me queda mucho por contar, aunque no lo parezca cuatro días dan para mucho: derretirse por la calle, esperar al bus turístico que nunca llegaba, dar un paseo en barco por el Danubio, comer pizza a mogollón (yo y mi poca disposición a probar cosas nuevas), andar sin rumbo fijo pegados a un mapa y, sobre todo, reír por cualquier tontería (:
¡Un besazo!