En Barcelona ciudad, en pleno centro, encontramos unos baños termales del Grupo Aire, en los que aseguran una experienca única y de los que había oído hablar muy bien con anterioridad. Hace ya un tiempo, la misma empresa ha abierto otros baños con la misma filosofía, en esta ocasión alejados del bullicio de la ciudad y ubicados en un complejo hotelero totalmente ecológico, junto al parque natural de la Serralada Litoral, en los que he tenido el placer de disfrutar y pasar un fantástico rato de relax.
Estos baños están edificados en una masía del año 1497, manteniendo las paredes originales de la misma, algo que le aporta una historia y una personalidad única a la experiencia. De hecho, tal y como podéis ver en la entrada en la que hablo del Hotel Mas Salagrós, el restaurante del recinto, el cual tiene muy buenas críticas, recibe dicha fecha como nombre (Restaurante 1497).
El recorrido termal nos ofrece varias salas con diferentes piscinas y temperaturas en un ambiente relajado y cálido, con muy poca luz, lo que todavía incita más a la relajación.
UNA EXPERIENCIA PARA RELAJARSE
Nuestra experiencia en el resort la completamos con el circuito de aguas del spa que, aunque no empezamos con muy buen pie ya que se equivocaron al anotar la hora reservada, acabamos con muy buen sabor y sensación de relax, que es justamente lo que buscábamos.
Para empezar el recorrido nos hicieron pasar por el vestuario, donde nos esperaba un albornoz y unas zapatillas antideslizantes: unas zapatillas de ropa, bastante cómodas y que cumplen perfectamente su función; algo extremadamente importante, pues el suelo del recinto, de no ser por las zapatillas, resbalaría mucho.
Tras el vestuario nos encontramos en una sala grande en la que te dan la bienvenida con un delicioso té de menta y agua fresca. En esta sala se encuentra también el hamman, al que accedimos al finalizar el recorrido, pues así lo preferimos nosotros. Una sauna de vapor grande y espaciosa con un olor muy agradable.
Para acceder a la zona de aguas, hay que bajar unas escaleras, por lo que deberemos ir con cuidado de no resbalar (como bien digo, las zapatillas antideslizantes van bien, pero siempre hay que vigilar). También tienen ascensor, por lo que el personal puede habilitarlo en caso de necesidad.
La decoración de los Baños Aire está ambientada en la época de los romanos, árabes y griegos, culturas entras las que era muy habitual deleitarse con este tipo de baños. Toda la estancia se recorre a la tenue luz de las velas, aportando una atmósfera muy agradable y romántica.
También ofrecen servicios de masajes y tratamientos con cosméticos orgánicos. De hecho a lo largo del circuito encontraremos una sala a la que no podremos acceder porque está reservada para uno de los tratamientos que ofrecen: dos piscinas con vino, en las que tienes la oportunidad de recibir un masaje craneal de 15 minutos.
También encontraremos varios percheros para dejar los albornoces. Aquí sí que os recomiendo que os acordéis dónde lo habéis dejado, pues sino os pasará como nos ocurrió a nosotros, que alguien se confundió y se los llevó. Algo que no supone ningún problema, pues se lo comentamos a un chico del personal y amablemente nos trajo otros.
Entre sus piscinas destaca una con burbujas tipo jacuzzi que tiene apertura al exterior, dando lugar a otra piscina que se encuentra en una especie de patio interior. Es agradable estar en el agua caliente, contrastando con la temperatura más fresca del exterior, y contemplar las nubes o de ser de noche, las estrellas.
Sin duda, otra de las piscinas que disfrutamos mucho es la piscina de Sal. En ella sientes una sensación mayor de ingravidez gracias al efecto de flotación que genera la sal.
Una experiencia muy agradable que, sin duda, disfrutaremos mejor o peor en función de algunas condiciones, pues según la hora elegida, puede haber mayor o menor afluencia de gente, lo que hará más o menos relajante el recorrido. Nosotros estuvimos en la franja horaria justa, pues cuando nos íbamos entraba mayor aglomeración.
Hemos estado en unos cuantos centros termales a lo largo de los años y en cada uno de ellos encontramos puntos buenos que hacen la experiencia muy agradable y puntos a mejorar. En esta ocasión, echamos en falta chorros de agua, pues sólo una de las piscinas tiene burbujas de jacuzzi. Personalmente, me encantan los chorros que salen de la pared para masajear zonas como los pies, las piernas o la espalda.
Otro aspecto de la experiencia es que no hay reloj en ninguna de las paredes, lo hacen para que puedas desconectar complemente del tiempo. Algo que en un principio suena bien, pero que a mi me hubiera gustado poder controlar, pues no sabes cuánto tiempo llevas ni cuánto te queda. El personal te avisa, pero lo cierto es que no quedaba muy claro si habías consumido el tiempo o no, además de interrumpir varias veces preguntando a qué hora has entrado. La verdad, prefiero el reloj y salir cuando el tiempo ha acabado.
Finalmente, en el vestuario encontramos unas duchas muy completas, pues ya tienen jabón de cuerpo y de pelo, incluso creo recordar que había loción corporal. También tendremos a nuestra disposición secadores de pelo.
Sin duda, una experiencia que vale la pena probar, pues es algo diferente, con una decoración elegante y un ambiente místico que te aportan una paz nada más entrar, cuidando los detalles para que no te falte de nada, pudiendo disfrutar de un delicioso té y agua fresca durante toda la estancia. Muy recomendable.
Algunas imágenes mostradas en esta entrada han sido extraídas del sitio web oficial, si supone cualquier problema serán retiradas.