Aunque es difícil quedarse con los mejores momentos de una carrera creativa tan prolífica y extensa como la de Lee, hoy queremos rendirle homenaje escogiendo aquellos 5 personajes emblemáticos que le permitieron dejar su huella en la cultura popular del siglo XX. Aquellos con los que cambió lo que significaba "superhéroe" para siempre. Los Cuatro Fantásticos
Lee llevaba ya varios años trabajando para Marvel, donde había empezado su carrera como guionista siendo apenas un adolescente, cuando Martin Goodman, su editor, le encargó la creación de un grupo superheroico que pudiese competir con la Liga de la Justicia de DC. Lee, que había abandonado su sueño de juventud de escribir la gran novela americana, pero cuyas ambiciones literarias iban más allá de la unidimensionalidad de los superhéroes de la época, decidió seguir el consejo de su mujer: "escribe lo que te apetezca, qué van a hacer, ¿echarte?".
Así, en 1961 nacieron los Cuatro Fantásticos, diametralmente opuestos a lo que un equipo de superhéroes había sido hasta el momento: con problemas familiares, de edades dispares, con conflictos humanos y debilidades que iban más allá de sus superpoderes. Lee había dado en el clavo para atraer a toda una nueva generación de lectores: superhéroes humanizados con problemas cotidianos. También serían la primera colaboración emblemática entre Lee y Jack Kirby, leyenda de la ilustración cuya responsabilidad en muchos de los personajes míticos de Lee se ocultaría durante años.
Hulk
¿Quién no conoce a Hulk? Uno de los personajes esenciales del siglo XX, en cómic, cine, televisión, radionovelas... fue creado por Lee junto a Kirby en 1962, inspirado por arquetipos literarios como Frankenstein o Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Con él, Lee llevaría todavía más lejos el concepto del superhéroe humanizado: para el doctor Bruce Banner, sus poderes son una maldición y no una ventaja, y le llevaría mucho tiempo aprender a dominar a su alter ego. Popular entre los universitarios de la época, Hulk pronto se uniría a los Vengadores para formar el equipo superheroico más emblemático de todos los tiempos.
Thor
El superhéroe asgardiano nació en verano de 1962, diferenciándose de creaciones previas de Lee por su inconmensurable poder: ya no estábamos ante un humano, sino ante, literalmente, un dios venido de un planeta empapado de la mitología nórdica. ¿De dónde vendrían entonces sus problemas? Pues, en un inteligente giro shakesperiano, de su familia: la sabia dureza de Odín, su padre, o los engaños constantes de Loki, alternativamente hermano y enemigo de Thor. Con él, Kirby empezó a experimentar también con un estilo más cósmico, lisérgico, y las tramas dejaron atrás la Tierra para abrazar todo un Universo de nuevos superhéroes espaciales, entidades milenarias y villanos emblemáticos.
Spiderman
En el mismo verano de 1962 nació Peter Parker, la creación más emblemática de Lee y el dibujante Steve Ditko y una de las figuras más reconocibles de la historia del cómic. Con Spider-Man, Lee concibió el que para muchos es su personaje magno y el mejor amigo de millones de lectores de todo el mundo: un adolescente neoyorquino que, tras recibir la picadura de una araña radioactiva, tendrá que hacer malabares entre sus deberes cotidianos y salvar a los habitantes de la Gran Manzana. La vitalidad y libertad que desprenden sus páginas encontró el perfecto contrapunto dramático en el momento fundacional de la muerte del tío Ben: "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" es una frase atemporal que todos habremos oído en algún momento de nuestra vida.
Capitán América
Aunque Lee no es el padre del Capi (ese honor le corresponde a Joe Simon y, de nuevo, a Jack Kirby), suya fue la decisión de recuperarlo tras haberlo mantenido durante dos décadas lejos del gran público. Steve Rogers, creado durante la Segunda Guerra Mundial como herramienta propagandística contra los nazis, perdería su vigencia al finalizar el conflicto bélico, y desaparecería de las páginas de Marvel. En 1963 Lee decidió resucitarlo y resituarlo en una época completamente distinta a la de su nacimiento, lo cual trajo enormes quebraderos de cabeza a este patriota a la antigua usanza que de repente tenía que compartir espacio con la contracultura y los nuevos movimientos urbanos. Una jugada maestra que dio profundidad a un personaje que podría haberse quedado en mero panfleto estadounidense.