Este ranking se basa en cuatro factores: las tasas de desempleo, interés, la inflación y el crecimiento de PBI per cápita.
Según este ránking, la población argentina figura entre la más desdichada del mundo, detrás de Venezuela.
Esto lleva a una reflexión: ¿porqué estamos tan mal? Este estudio desarrollado por Steve H Hanke, un reconocido economista estadounidense, suma las tasas de desempleo, inflación e interés y le resta el crecimiento del PBI per cápita. Los datos obtenidos reflejarían en orden decreciente los más desdichados.
Según este ranking, los países que más hacen sentir desdichados a sus ciudadanos son Venezuela,
Argentina, Siria y unos puestos mas adelante Brasil. En el otro extremo, entre los menos desdichados, aparecen Brunei, Suiza y China.La ecuación que elabora Hanke para llegar a estos resultados combina los cuatro factores económicos que repercuten exclusivamente en lo anímico, como un "riesgo país psicológico". Este índice se inscribe entre las novedades que incluyen las ciencias económicas respecto de la medición de la felicidad a través de variables de esta materia, como también lo es el índice de felicidad initerior bruta o el índice de progreso social.
¿Quién es Steve Hanke?
Quien está detrás de este ranking es profesor de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, es investigador y director de Troubled Currencies Project en Cato Instititute en Washington y codirector de Johns Hopkins Institute for Applied Economics, Global Health, aand the Study of Business Enterprise en Baltimore.
Es conocido por sus actuaciones en mercados emergentes como Argentina, Estonia, Lituania, Bulgaria, Bosnia, Herzegovina, Montenegro y Ecuador. Además, a lo largo de su carrera como economista, se desempeñó como asesor económico para distintos gobiernos.
Con respecto al "World Misery Index" Steve H. Hanke, hizo una declaración que esclarece el panorama de la desdicha. "Cada país apunta a bajar la inflación, el desempleo y las tasas de interés, mientras que pretende engrosar el producto bruto interno per cápita. A través de una simple suma de las tres mencionadas tasas y la resta del crecimiento per cápita de un año del PBI, construí un índice de desdicha que de forma exhausiva ordena 108 países basados en esa desdicha", explica el economista para el Cato Institute, en el cual presentó el índice en fines de enero de 2015.
Para reflexionar...
El resultado de ese cálculo es una cifra a través de la cual se ordena a los países, para utilizar palabras del mismo Hanke del "más desdichado" al "menos desdichado", en grado descendente.
Al tope del índice, en el peor puesto, por lejos se encuentra Venezuela, con 106, 03 puntos, seguido por la Argentina con 68 puntos. En tercer lugar se ubica Siria, con 63,90, cuarto Ucrania, con 51,80 y en quinto lugar Irán, con 49,10. El siguiente país sudamericano desfavorecido es Brasil, con 42,79 puntos.
Entre los mas favorecidos por la ecuación de Hanke aparece como "menos desdichado": Brunei, con 4,94 puntos; Suiza, con 5,39 puntos; China con 5,69 puntos; Taiwán con 5,91 puntos y Japón, con 6,18 puntos.
Además del puntaje, el índice especifica en cada caso cuál es el factor económico que mas contribuye a esa desdicha. Tanto en el caso de Argentina como de Venezuela, el factor destacado son los precios al consumidor. En otras palabras, la causa de esta tasa sería la inflación.
Para los cuatro países que siguen en el ranking, el mayor problema que les atribuye es el desempleo.
Con respecto del índice de 2013, Argentina escaló posiciones, pasando del cuarto peor país en la escala al segundo puesto, debajo de Venezuela, que si mantiene el primer puesto.
Los demás países de América Latina se reparten en diferentes posiciones a lo largo de la lista.: Uruguay, ubicado en el puesto 25° con 28,37 puntos, Paraguay en el puesto 29° con 27,01 puntos; Perú en el 49° lugar con 20,09 puntos; Colombia en el 50° con 19,61 puntos y Bolivia en el 53° con 18,38 puntos y Chile en el puesto 70° con 14,42 puntos. Todos éstos con el factor determinante de las tasas de interés.
España se ubica en el puestos 16° con 34,32 puntos debido a la alta tasa de desempleo. Estados Unidos quedó relegado al puesto 95° con 9,22 puntos, debido al desempleo.
El índice está integrado solamente por aquellos países que a la hora de los cálculos contaban con todos los datos que integran la mencionada ecuación (tasa de desempleo, interés de préstamos, inflación y PBI per cápita). Los datos son extraídos del Banco Mundial, la Economist Intelligence Unit, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y The National Bureau of Labor Statistics and Calculations. Es de destacar que el hecho de que Estados Unidos haya ocupado el puesto 95° no es pura casualidad.
El World Misery Index, sin embargo, no es un invento del profesor Steve Hanke, sino que fue creado por el economista estadounidense Arthur Okum en los años 60, durante la presidencia de Lyndon Johnson. Este índice, que ayudaba a determinar cómo les iba económicamente a los ciudadanos estadounidenses, tenía como base sólo dos factores que se sumaban y que influyen directamente en el costo de vida: la inflación y el desempleo. Steve Hanke retoma este índice, que ya había sido modificado en 1999 por otro economista, Robert Barro, quien incluyó en la ecuación las tasas de interés y el PBI, y lo traslada fuera de los Estados Unidos.
¿Las situaciones actuales condicionan el ánimo al punto de marcar el destino de un país?
No, porque una estadística (utilizada muchas veces para desmoralizar y hacer perder la confianza y la esperanza) no debe hacernos perder el sueño. Independientemente del estado de situación de la economía en estos momentos, jamás debemos de dejar de creer en un futuro mejor, porque nadie puede quitarnos nuestras metas y objetivos, nuestras razones para luchar por un mañana mejor. Lo que nos muestra la estadística es una orientación, una fotografía actual del camino por el que se está transitando. Sin embargo esta en cada país, en cada gobierno y en cada ciudadano, arbitrar los medios para revertir las situaciones que hacen que se esté en un determinado lugar, o sea desandar el camino dificultoso, y retomar el correcto.