En Unquillo hay una población de 18.483 habitantes (8983 hombres y 9500 mujeres), de los cuales la mayoría tienen 15 y 19 años. Entre esas mujeres, hay una que marcó mi infancia: Mamávieja, abuela de mi amiga Camila, quién pasó una cincuentena en esta villa.
En el primario mi amiga se cambio de colegio, y como era previsible, el día a día se perdió, y la regularidad con las que nos veíamos disminuyó. Sin embargo, el cariño nunca cesó. Fue así como dejé de visitar a Mamávieja, conocida en el pueblo como Marcela.
Cuando elegí observar Unquillo, lo primero que se me vino a la cabeza fueron los recuerdos en la casa de campo de esa abuela tan especial. Instantáneamente la llamé para ir a visitarla y de paso averiguar un par de cuestiones periodísticas. Sobre la religión en la región, Marcela me contó: En Unquillo hay un gran seguimiento a la religión cristiana. También hay muchos testigos de Jehová, quienes contienen a los ciudadanos del pueblo en sus problemas. Esto se hace presente en la principal parroquia y las cuatro capillas a las cuales muchos de los lugareños asisten a misa cada domingo. Las más importante son la Pquia. Nuestra Señora de Lourdes y la Capilla Ntra. Sra. del Rosario del Milagro. Además, aquí se encuentra la polémica Casa del Niño (acusada por abusos de menores) creada por el Padre Aguilera, fallecido en 2009. En cuanto a la situación actual la crisis hídrica, es la problemática que azota la ciudad durante la sequía.
A pesar de Unquillo siempre fue conocida como cuna de artistas, intelectuales y deportistas tales como Lino Enea Spilimbergo, Guido Buffo o el más contemporáneo, David Nalbandian. Cuando yo iba a ese pueblo, lo único que me importaba era ir a hacer chozas en el campo, hacer galletas de quaker, y andar a caballo. Ni siquiera sabía de la existencia de semejantes figuras en esta región. Hoy, ya se porque la ciudad se encuentra poblada por un gran número de artistas que, por elección o nacimiento, continúan el legado artístico-cultural. No es casualidad que Unquillo albergue reconocidos pintores cordobeses tales como Álvaro Izurieta, Jorge Cabrera, Rodolfo Quintana y Raúl Díaz, Alberto Martínez Pueyrredón, entre otros. Sin embargo, cada vez más se observa un gran asentamiento de familias ordinarias que han optado un lugar más tranquilo y serrano para desarrollar su vida y criar a sus hijos. También muchas personas que buscan una vida sana, llegan Unquillo para instalarse, crear su huerta y disfrutar del aire puro de las sierras.
Actualmente se puede observar como Unquillo ha crecido en cuanto arquitectura, infraestructura y densidad de población. Hace diez años, la ciudad era otra cosa. Cuando volví a Unquillo en julio –con una mirada más periodística- pude apreciar verdaderamente la edificación del lugar. Vagos recuerdos acerca de la arquitectura del pueblo habían quedado guardados en mi inconsciente. El lugar refleja a través de sus casas y arquitectura, la cultura de fines de 1800, momento en el cual comienzan a surgir algunas estancias. Unquillo fue, históricamente, el lugar de asentamiento de aquellos que poseían grandes casonas o incluso pequeños castillos de veraneo. El origen de estas primeras estancias surge con la llegada del ferrocarril.
El pueblo de Unquillo se caracteriza por su ritmo tranquilo, sus calles arboladas y sus amplias calles. Aproximadamente de 8 a 14h el ritmo del pueblo se caracteriza por un gran movimiento de tráfico, que requiere del orden municipal. Pero el tráfico no se aproxima a la cantidad de peatones que deambulan por el pueblo. Unquillo se vuelve un tanto desierto durante la hora de la siesta. Por la tarde, el ritmo es más tranquilo, y entre las 17 y 19h se acelera un poco debido a los horarios de salida de los colegios, o los habitantes que vuelven a sus hogares.
El centro es agradable, pero lo más reconfortante, es, sin duda, el campo, el cual ocupa una zona de pie de montaña y por lo tanto, su paisaje es predominantemente rural y de sierras. En esta villa se encuentran grandes subidas y bajadas. Es una ciudad alargada, atravesada por su calle principal, la San Martín, que comunica a Villa Allende y Río Ceballos. Se observan, además, varios cauces de agua y el más importante, que acompaña la avenida principal, denominado río Unquillo.
En cuanto a lo laboral, Unquillo no cuenta con un polo industrial en su ciudad. La mayor actividad es la del comercio, pero no tiene un amplio centro comercial. En la calle principal se concentran carnicerías, panaderías, librerías, heladerías y algunos restaurantes.
La cultura en Unquillo es el matiz más desarrollado y difundido de la ciudad. Esto se puede observar en la página web de la ciudad, la cual incluye las agendas culturales como un dietario primordial. Los museos, junto a una gran cantidad de festividades como el Festival de Artistas Andariegos, el Simposio Internacional de Escultura o EPA! Escuela Gratuita de Arte para Jóvenes, son parte vital de los ciudadanos unquillenses. Los principales centros de arte son el Spilimbergo, el Rivolta y Ciudad Estación Km 17,90. En cuanto a centros de recreación se encuentra el Centro Tecnológico Comunitario y el Centro de Jubilados. El cine es otro fuerte la villa, se destaca como principal el Espacio INCAA km 725.
Gracias a esta actividad facultativa, tuve la suerte volver a lo de Mamávieja, una acogedora forma de retornar a mi infancia. En su campo todo sigue igual, el viejo rastrojero, la casa de cemento, el árbol borracho, las chozas de plantas secas, y sobretodo, la paz singular de ese lugar.
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