CLAROSCUROS DE PAPEL
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Doña Victorina dijo “no” y a don Segundo la casa se le vino encima… Así comienza un viaje fascinante al interior de una rica vivienda burguesa del siglo XIX en León. Así comienza también la historia de esa casa plantada frente a la fachada principal de la catedral, en pleno corazón histórico de una ciudad vieja, tan llena de leyendas y piedras memorables como colores reflejan las mágicas vidrieras de su portentoso templo.
Frente a la catedral de León, la Fundación Sierra-Pambley muestra la vivienda familiar de esta saga leonesa.
La casa que la Fundación Sierra-Pambley tiene convertida en museo es una invitación tentadora a pasear, sin cambiar de atavíos ni necesidad de otros refajos, por el interior de un reloj que debió detenerse en la segunda mitad del siglo XIX. Más o menos cuando doña Victorina, sobrina de don Segundo Sierra-Pambley, rechazó la invitación a contraer matrimonio realizada por éste. El plantón debió de sonarle a Segundo como un petardazo en los oídos, además de provocarle un desgarro en el corazón.
La casa es toda una mansión de dos plantas erigida en 1848 por Segundo sobre unas construcciones eclesiásticas anteriores entre las que se encontraban los restos de una vieja iglesia. El dinero y la oportunidad de adquirir el inmueble en el lugar más noble de León le vinieron a Segundo por su fortuna, amasada y reunida gracias, sobre todo, al negocio de las merinas, del que era un enorme potentado con grandes propiedades de rebaños y pastos, y un patrimonio familiar al que fue sumando adquisiciones en virtud de sus contactos políticos y exitosos negocios. Llegado el momento, Segundo compró la casa, que había pertenecido al cabildo, en una desamortización eclesiástica.
A partir de ese momento, empeñado en conquistar el “sí quiero” de su sobrina, de la que también era tutor, se aplicó en diseñar un hogar moderno, higiénico, cómodo, confortable y lujoso. Un pisito repleto de habitaciones en el que establecer la vida conyugal para dar continuidad a la estirpe, y que fue poniendo por delante con el propósito de presentárselo a su sobrina montado y compuesto de una forma tan irresistible como un paseo por el Ikea. A tal fin, Segundo compró la mejores vajillas de Sargadelos, empapeló las estancias con los mejores papeles pintados de Europa, importó alfombras, instaló un piano de lujo, buscó los mejores muebles, montó el dormitorio, la salita de estar y, por si acaso, colocó una escupidera en cada rincón del hogar. Incluso diseñó y amuebló la habitación de los niños, con sus dos camitas y orinales, para que nadie le acusara de falta de previsión. Pero el corazón de Victorina, impasible a los colorines del papel pintado y el confort del terciopelo, resultó más inaccesible que las gárgolas de la catedral. Al final don Segundo se quedó compuesto y sin novia, y con un rebote tal que cuando su sobrina se casó con quien sí quería, el tío y tutor excusó ir a la boda. Además la desheredó. A la postre, don Segundo murió soltero, muchos años después, pero el piso, la segunda planta del edificio que había comprado, permaneció casi inalterado, quién sabe si por un por si acaso o por la imposibilidad de ventilar un dolor tan hondo que ni los pesados cortinajes, casi macizos, lograban amortiguar.
A la muerte de Segundo, el patrimonio familiar, y con él la vivienda de los Sierra-Pambley, confluyó en su sobrino Francisco, hermano de Victorina. Igual de exitoso en el arte de los negocios, y tan soltero como su tío, anidaba en su espíritu una inquietud liberal que enseguida le llevó a cultivar una cierta preocupación social, especialmente en aquellos campos relacionados con la formación. De esta inquietud, y de una estrecha relación surgida con los principales impulsores de la Institución Libre de Enseñanza, Gumersindo de Azcárate, Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío, surgió la idea de aplicar sus riquezas a la constitución de la Fundación Sierra-Pambley, que arrancó en abril de 1887 con la puesta en marcha de la primera escuela en Villablino. Más tarde vendrían otros proyectos educativos en Hospital de Órbigo, Villameca, Moreruela de Tábara y León.
El talante de Francisco, un filántropo convencido de que la educación era la única manera de devolver la dignidad al hombre, hizo que se sintiera más cómodo instalando un sencillo despacho en el recibidor de la primera planta y su espartano dormitorio en el cuarto adyacente, mientras quedaba libre de uso el lujoso piso de la planta superior. Entre medias de ambas estancias se hizo instalar uno de los primeros retretes de agua corriente que hubo en León.
La visita
La visita al edificio ofrece hoy un detallado viaje al corazón de la sociedad burguesa acomodada del siglo XIX, un ejemplo, al menos, de la forma en la que eran concebidas las relaciones sociales, el escenario de sus encuentros, la separación de estancias por sexos –la sala de fumar, para hombres; la de compañía, para mujeres-, las comodidades de las que podía disfrutar sólo quien tenía dinero, el interés que despertaba una modernidad que siempre llegaba de fuera o la forma en la que se importaban nuevas costumbres sociales como consecuencia de una familia siempre viajera. Asistir a las exposiciones internacionales era la mejor forma de comprobar sobre el terreno dónde se podían comprar los mejores muebles o quién colocaba el mejor papel pintado.
Como quien se asoma a un piso piloto de proporciones impensables y vistas privilegiadas, el recorrido deambula por el comedor familiar, donde la mesa puesta con vajilla de Sargadelos aguarda a los comensales. Discurre después hacia la alcoba, pasando antes por el tocador donde se exhibe la bañera de Segundo y la silla horadada, antecesora elegante del retrete. Más adelante aguardan el despacho, con su chimenea, la espaciosa sala de música y el gabinete, haciendo esquina a la plaza de Regla. A continuación, otra alcoba, el cuarto de los niños, el de invitados y el lugar que ocuparon las cocinas y la servidumbre. En el piso inferior, además de los mencionados, quedan la biblioteca, la sala de juego, la de fumar, el salón y comedor de gala, y la sala de compañía. La visita finaliza en la sala Cossío, dedicada a ilustrar sobre los propósitos de la Fundación Sierra-Pambley, sus orígenes, métodos de enseñanza y algunos de sus más importantes logros.
MÁS INFORMACIÓN. Web: https://www.sierrapambley.org/museo.
DÓNDE ESTÁ
DÓNDE DORMIR
¿Te apetece una escapada? Busca aquí tu alojamiento. Reservando aquí tu hotel o casa rural me ayudas a mantener este blog ¡Gracias! (esto no tiene ninguna repercusión para ti en el precio).
Booking.com
Source: