Aprovechando este tiempo de descanso extra les propusimos a los peques una pequeña aventura: colonizar un espacio desconocido. Desde que nacieron los duendes y hasta ahora en nuestra cama éramos cuatro. Sin saber que un concepto como el de "colecho" existía desde el principio nos pareció que lo natural era dormir juntos. Los bebés parecían tener claro dónde estaban más a gusto, mi instinto me impedía mantenerme alejada de ellos y desde luego era mucho más práctico alimentarles estando justo al lado.
Han pasado unos pocos años y aunque sigue siendo muy agradable despertar todos juntos la cama se va quedando pequeña y llega el calor? un momento perfecto para ver qué les parece dormir en su propia habitación.
Para hacer más divertido el paso nos hicimos con una carpa de tela que cubre la cama ¡les encantó la idea de dormir en una cueva! Todos andábamos algo perdidos con el cambio ¿Dónde colocar las botellas de agua? ¿Tendrán frío? ¿Calor? pero sin duda ellos se mostraron de los más animados.
Normalmente les contamos un cuento en la cama antes de dormir, simplemente narrado, inventado por papá o por mi, pero dentro de las novedades Duende Mayor propuso la primera noche que les leyera un cuento, eligió dos de sus preferidos Hoy toca ducharsey La ardilla miedosa. Fue terminar de leerlos y dormirse ambos tranquilamente, sin más. Al rato Duendecilla se despertó desorientada pero fui a verla y volvió a dormir en seguida. A las dos de la mañana escuché llantos y... mis pequeños exploradores se habían bajado de la cama, así que enfilamos de vuelta hacia la cama grande.
No había expectativas con respecto a esta primera noche por lo que cualquier resultado sería un éxito y realmente estuvo bien. Probaron hasta que fue suficiente para ellos. Por la mañana Duende Mayor seguía convencido de dormir de nuevo en la cama pequeña si le dejábamos una lucecita encendida. Duendecilla aún prefiere esperar un poco más y lo tuvimos en cuenta la noche del sábado.
Esta noche sin embargo han vuelto a quedarse dormidos en la cueva los dos juntos, con la tranquilidad la cama grande está sólo a unos pasos de distancia.
HAY UN COCODRILO DEBAJO DE MI CAMA
Para reírnos un poco de los miedos que pueden aparecer en la solitaria oscuridad hemos elegido hoy para leer antes de dormir este divertido álbum ilustrado que le regalaron a DM por su cumpleaños el año pasado unos buenos amigos.
Un cocodrilo debajo de mi cama... que levante la mano quién no haya temido que cualquier cosa terrible se escondiera bajo su cama. Yo confieso que me daba pánico aquella historia que se contaba en los fuegos de campamento del loco que te chupaba la mano escondido bajo la cama para que pensaras que era tu perro. Aunque mi miedo más atroz siendo niña era levantarme y pincharme con una jeringuilla infectada de SIDA, supongo que son gajes de haber crecido en los 80 y que tu padre se dedicara a leerte su tesis doctoral sobre el VIH como lectura ligera.
Volvamos a los dos duendecillos que estaban disfrutando de una historia algo menos truculenta. En el cuento un pequeño está convencido de que un reptil se oculta bajo su cama, sus padres revisan la habitación pero no encuentran nada. Un día el niño se decide a poner fin a las visitas del enorme bicho y le prepara una trampa que le conduce directamente hasta el sótano. Mucho mejor un cocodrilo en el garaje que en tu habitación, esto está claro, pero... habrá que avisar a papá no sea que cuando vaya a coger el coche por la mañana... ¡Zasca!.
Después de leer y reír nuestros Boggarts estaban conjurados con un cuento a modo de hechizo riddikkulus y mis dos pequeñajos K.O. Por supuesto cuento con que me tocará levantarme en algún momento de la noche pero mientras tanto ¡Dulces sueños!
MAYER, M. (2013). Hay un cocodrilo debajo de mi cama Barcelona: Corimbo.