Y entre los acuerdos firmados para llegar a un equilibrio que nos convenga a todos aparecen actividades como las que os cuento hoy.
AL ABORDAJE
Después de probar distintas modalidades de convivencia verianiega, a saber:
Opción A: mamá trabaja y los niños juegan, cuando mamá termina jugamos todos juntos.
Opción B: Jugamos todos juntos y cuando nos cansemos de jugar, mamá trabaja y los niños juegan.
Opción C: mamá trata de trabajar pero tiene que parar para ver qué bonita es esa torre que han construido los niños. Y para de nuevo porque han pasado más de 10 minutos desde el último aperitivo y los peques tienen hambre. Y vuelve a parar porque hay un conflicto que precisa de intervención diplomática (aplicar protocolo de desactivación comando "EsMío").
Y fue la opción C repetida en bucle la que ganó por goleada en la primera semana. Antes de que se nos fuera de las manos y las vacaciones felices se convirtieran en las de las caras largas, entre todos hemos reconducido los días hacia la opción B
Nos hemos propuesto que cada día de entre los cuentos que leamos vamos a elegir un álbum ilustrado con el que jugar y que a partir de ese cuento crearemos juntos algo relacionado con su lectura.
Ayer teníamos ganas de zambullirnos entre las olas y nos fuimos a buscar al capitán de este barco tan peculiar. Su aventura comienza a diario cuando sube la marea y el mar se puebla de extraños seres. A un viejo marino los patitos de goma, los ositos que hacen pompas, los elefantes, los hipopótamos y las pastillas de jabón no pueden menos que escamarle cuando se los cruza en el océano. Pero la marea baja y el lobo de mar descansa otra vez a la espera de nuevas peripecias, quizá mañana descubra cuál es ese extraño mar que navega.
Nos encanta el enorme despiste que tiene este capitán, el estilo pop de las ilustraciones y sobre todo disfrutamos con las criaturas marinas, por lo que se nos ocurrió crear nuestro propio trocito de mar.
Nos hicimos con tijeras, papel de seda, papeles de colores, rotuladores, tiras de papel y nos pusimos manos a la obra.
Entre Duende Mayor y yo pintamos las siluetas de los peces. Después Duendecilla y Duende Mayor los colorearon. Las tijeras son cosa de grandes así que Duende Mayor y yo nos encargamos de recortar y mientras tanto Duendecilla iba pegando los peces sobre el mar. Algas, medudas y pulpos cobraron vida gracias a las tiras de papel seda y probamos a hacer juntos unos barquitos con papiroflexia. Creo que cuando el capitán despierte mañana se va a encontrar una enorme ¡Sorpresa!.
LOGAN, B. (2010). Al abordaje Madrid: Miau.