Desgraciadamente una noticia que poco o nada debería tener con el sector del turismo profesional y que se repite verano tras verano es el incremento del denominado turismo sexual. Como todos sabemos, el turismo sexual se define como aquel tipo de turismo en el que el objetivo fundamental del viaje es satisfacer ciertas necesidades o caprichos de carácter sexual con personas de otras nacionalidades, razas o culturas. Según fuentes oficiales, la mayor parte de los turistas sexuales son varones que buscan en sus viajes contratar los servicios no solo de prostitutas profesionales, sino de menores de edad, adolescentes, ancianos de ambos sexos y, también, animales de diferentes especies. El turismo sexual no es algo nuevo bajo el sol. Desde tiempos antiguos se tienen noticias de poblados creados exclusivamente para satisfacer los deseos sexuales de los ejércitos en sus viajes de campaña, pero a finales del siglo XIX estos viajes “de placer” comenzaron a practicarse con mayor regularidad. Pensemos, por ejemplo, en el boom de cabarets que se abrieron en el París de 1875 o en el matiz sexual que adquirió desde el principio uno de los destinos turísticos para adultos más visitados de Estados Unidos, Las Vegas. En nuestra época, el turismo sexual está viviendo una auténtica edad de oro gracias a una de las herramientas de comunicación más fantásticas que se han inventado nunca: Internet. El caso más sonado últimamente es el de la próxima sede de los Juegos Olímpicos: Brasil. Según afirma el diario O Globo, más de 3.300 portales de Internet se dedican exclusivamente a difundir las excelentes oportunidades que este país ofrece a los turistas sexuales internacionales . Miles de páginas que ofrecen el exotismo no solo de las mujeres brasileñas, sino de otro tipo de objetivos sexuales aún más vulnerables como los niños y las niñas y, aunque nos resulte difícil de creer, ciertos animales como monos, caballos, perros o serpientes. Según el Ministerio de Turismo brasileño, este bello país recibió el año pasado más de 6 millones de turistas extranjeros, pero no se conoce con exactitud cuántos de ellos eligieron el paraíso carioca para dar rienda suelta a sus instintos sexuales.
Brasil, Cuba, Tailandia … pero también Alemania, Francia o Dinamarca son algunos de los destinos turísticos sexuales preferidos por estos viajeros que, por morbo, ignorancia o prepotencia, buscan satisfacer sus necesidades sexuales muy lejos de casa, amparados en el anonimato que les ofrece ser falsos turistas en busca de sol y playa.
Imagen:«Soi Cowboy night». Disponible bajo la licencia CC BY-SA 2.0 vía Wikimedia Commons.