Viviendo y aprendiendo es una de mis afirmaciones personales en todos los ámbitos de la vida. Una de las máximas de la educación es que no existe nadie que sepa tanto que no pueda aprender ni nadie que no tenga conocimiento para ofrecer. Aún en esos casos en los que creemos ser ignorantes, el enfoque de una persona motivada a aprender suele ser más potente que la lectura de cientos de libros viciados de metodología. No importa cuán limitado creas que es tu conocimiento en un área específica, seguro puede ser de ayuda para alguien más. De este convencimiento surge la idea de crear el curso para darle visibilidad y sentido a tu blog.
¿Cuáles son los objetivos del curso?
1- Trasmitir el conocimiento de siete años de vagabundeando por Blogger con la inquietud intacta de aprender.
2- Estructurar una forma de conocimiento distinta a la literatura y la pedagogía, las dos áreas en las que tengo formación académica.
3- Ayudar en el sentido más amplio y de la forma en que puedo, escribiendo.
Como verás, mi postura no es la de gurú Blogger. Con este curso pretendo seguir aprendiendo mientras ayudo a quienes están comenzando y seguramente tienen las mismas dudas que yo tenía inicialmente. También puede ser una oportunidad para vos, que ya tenés un blog y te interesa re-significarlo sin que pierda la esencia que ya tiene. Porque la "visibilidad con sentido" es una forma de mirar para quienes aún teniendo un blog comercial, quieren disfrutar de escribirlo.
¿Por qué gratuito?
Si estás dudando porque sospechás de las propuestas gratuitas de enseñanza en internet, podés deponer la suspicacia. No voy a seguir la dinámica de ofrecerte un conocimiento incompleto para después venderte el "curso real", ese que tiene el conocimiento verdaderamente significativo. No porque me parezca mal este procedimiento sino porque mi motivación es otra. Lo que quiero a cambio del curso es la experiencia de organizar, estructurar y trasmitir. Esos tres verbos expresan una retribución que, al día de hoy, es más importante para mí que el dinero. Eso no significa que, en otro momento, no escriba un material para vender online. Esta era una propuesta absolutamente ajena a mí, hasta el día de ayer. Pero el festejo del día del padre tuvo consecuencias desmesuradas. Como si de una confabulación cósmica se tratara, una de esas ociosas conversaciones familiares de sobremesa se transformó en el punto de partida de una voluntad que desconocía hasta el momento.
La anécdota que te podés saltear.
La despedida de mis vacaciones invernales, coincidió con el festejo del día del padre. Lamentablemente, perdí a mi padre hace dos años. Fue una de las circunstancias más dolorosas en mi vida y el motivo por el cual se intensificó mi relación con el universo blogger. Pero felizmente, tengo otros padres para celebrar. El padre de mi hijo y mi suegro, que vive solo en una zona cercana a Punta del Este. Lo celebramos reuniendo tres generaciones como corresponde a todo criollo que se precie, con un asado a la parrilla. Lo que tienen los asados -al menos en Uruguay- es que la sobremesa se presta para el divague. Con la panza llena y el corazón contento, las personas sueltan la lengua y dicen más de lo que quieren decir. Uno de los temas recurrentes en nuestras conversaciones familiares es cuándo y cómo vamos a tomar la decisión de vivir fuera de la ciudad, entre los cerros y la playa. La respuesta se limita a la explicación de dos grandes "impedimentos": la logística cotidiana para una mujer que no sabe manejar -teniendo un hijo en edad escolar- y nuestros trabajos. Mi cuñado, mencionó que uno de sus amigos que trabaja en Brasil, se organizó para trasladar parte de sus obligaciones de forma remota. Ergo: trabaja por internet. Te podrás imaginar el tenor de la discusión en una mesa en la que había un hombre que no sabe prender una computadora, un escéptico, una mujer convencida del poder comunicativo virtual y un niño de cinco años que corría por la casa creyendo ser Lionel Messi metiendo goles. Una sobremesa en familia como cualquier otra. Con la salvedad de que el descreído era mi no-marido. Entonces se me ocurrió (ilusa de mí) preguntarle, qué pasaría si fuera posible. Si realmente existiera la forma de obtener un salario lógico de un trabajo por internet. Entonces dijo las palabras mágicas: "Lo voy a creer cuando lo vea. Si podés, probalo y nos mudamos".
No se desafía de esa forma a una desmesurada sin consecuencias. De ninguna manera. Así que desde la tarde de ayer, tengo el cerebro en ebullición porque voy a demostrar que se puede. No estoy hablando ni de responder encuestas ni de tener exóticos planes de afiliación. Tiene que existir la forma honesta de trasladar físicamente tu trabajo con solo el peso de una computadora conectada a la red. Si en algún momento puedo mudarme al campo trabajando desde mi compu, entonces voy a tener la satisfacción de haber demostrado que es posible. Nadie dijo ni fácil ni gratis, sino posible. Trabajar mirando los cerros puede ser un placer, probarte en un desafío personal de tu no-marido, no tiene precio. Así que desde ayer, existe en la barra superior de este blog una categoría que reza ¿Te ayudo? Dame tiempo, de pronto hasta te sorprendo.
¿Cómo va a funcionar el curso?
Este fin de semana descubrí que la gratuidad no es un poder en sí mismo. No es que pensara que por el solo hecho de triturarte la cabeza en Google+ iba a saturar mi casilla de correo con personas ansiosas de aprender de una total y completa desconocida. Soy sensata. De pronto, demasiado sensata. Mi visión inicial era comenzar y sobre la marcha ir recibiendo amigas de la casa dispuestas a compartir el trayecto de aprendizaje. Sin embargo, viviendo y aprendiendo. De las preguntas que recibí a trevés del formulario de contacto y de los comentarios en el post anterior, obtuve una visión más clara de cómo proceder. Entonces, extrapolé de mi experiencia como emprendedora...
Tres criterios básicos sobre emprender:
1- La promoción de un evento, de cualquier índole, requiere de un tiempo de maduración. Es el tiempo necesario para darle forma a tu proyecto y permitir que se expanda entre el público. No en tu imaginación sino en la del lector. Yo puedo tener la verdad revelada en un frasquito, que si vos no estás convencida...no deja de ser un poco de aire.
2- Insistir sin saturar. Salvo que seas accionista de Coca Cola y vivas de una imagen ya consolidada, cuando nadie te conoce, tenés que insistir . Insistir, respetando el espacio que el otro necesita para no sentirse agobiado. Así que decidí darme un tiempo prudencial. Un margen de una semana para que se sigan sumando suscriptores, haciendo algo que hasta el momento no hice: aumentar la presencia de mi propuesta en las redes sociales.
3- Demostrar solidez para inspirar confianza. Lo cual en el mundillo del marketing se denomina "marca personal". Como bloguera hedonista que soy, no solo carezco de esta imagen sino que nunca tuve interés en cultivarla. Ahora...en tanto emprendedora, tengo clarísimo que mi empresa está estrechamente ligada a mi imagen. Los seres humanos confían en personas que demuestran seguridad, conocimiento y sensibilidad como para empatizar con sus dudas, problemas y necesidades.
Es tan simple como reconocer que el poder de la gratuidad no genera comunidad. En ocasiones, ni siquiera genera interés. También lo sé de primera mano. Así que, para quienes se suscribieron (gracias, mil veces gracias) voy a adelantar algunos materiales exclusivos esta semana, mientras sigo recibiendo personas que quieran suscribirse y participar desde cero. A partir del lunes próximo sostengo lo que propuse en el post de presentación: escribir un post sábado por medio con la presentación del tema y el planteo básico y enviar a quienes están suscritos la información completa y detallada.
¿Por qué usar un sistema de suscripción?
Honestamente, porque en primera instancia no pensé que generara tanta resistencia entre las lectoras de La Desmesurada. Personalmente, no tengo prejuicios con los sistemas de suscripción porque entiendo que son la mejor forma de comunicación directa y colectiva. Un sistema de suscripción es una lista de correos sistematizada. Durante años usé este procedimiento para comunicarme con mis alumnos en los cursos de Literatura. Aún cuando esas listas las tenía que armar yo misma con todo el trabajo que eso supone. Por eso, cuando conocí los sistemas existentes de suscriptores, me parecieron geniales. Especialmente porque tienen una opción gratuita para quienes no tenemos pretensión de masividad (más de dos mil suscriptores. Creéme, no es el caso)
Entiendo cuáles pueden ser los reparos a suscribirte a La Desmesurada. Por una parte, está el temor a dejar tu casilla de correo y recibir cientos de mail spameándote hasta el cansancio con pastillas milagrosas y procedimientos de alargamiento de algunas partes del cuerpo que no voy a mencionar. También el reparo que te produce que algo sea gratuito pero te pidan a cambio tu mail y sospecho que también la conciencia de tus propios límites. Sabés que un post, por más largo que sea, lo vas a leer. Aunque solo sea por el vínculo que ya creaste con este blog. Pero recibir más información...Dudosamente tengas tiempo para leerla. Este argumento me parece totalmente válido y precisamente por eso pensé en un sistemas de suscripción. Para que el material llegue a quien está interesado en leerlo. Ya que este blog, no es un espacio cuyo tema principal sea el diseño de blogs o su manejo estratégico.
Espero que este post haya clarificado algunas de las dudas que recibí y considero válidas. Lamento no haber tenido la lucidez de anticiparlas. Por otra parte, te animo a preguntar tus propias dudas, de esa forma, puedo ajustar mi propuesta aún más. Siempre es un placer responder mientras aprendo de tu forma de mirar mi blog y su contenido. Me despido hasta el miércoles, pero seguro te aburrí de verme por las redes...