La semana pasada os contamos cual fue mi experiencia, a grandes rasgos, en una de las pruebas de MTB más apasionantes que conozco. Hoy os hablaré de algunos de los momentos que se viven durante una jornada en la Titan Desert.
Sin duda, la Titan Desert tiene muchos momentos. Unos son buenos, otros son malos, en otros sólo quieres tirar la toalla, y hay otros momentos en los que ves que el duro entrenamiento de meses ha dado resultado y notas que tus piernas funcionan como una máquina. Una máquina que es una prolongación de tu otra máquina, tu bicicleta. Una combinación perfecta.
En unas ocasiones disfrutas de los paisajes y en otras, la monotonía del desierto acaba con tu moral y deseas que llegue una subida o una bajada para terminar con esa agonía. A veces hace tanto calor que los pies se te hinchan y tienes que parar a soltar la bota. En ese momento, levantas la vista y ves un rebaño de camellos o un pastor cuidando unas cabras. Un mundo desconocido, un mundo lleno de sensaciones nuevas que te llenan de vida. En esos momentos disfrutas cada segundo que respiras.
Otras veces, entras lanzado en un poblado pero tienes que frenar de golpe al encontrarte con un grupo de niños a la espera de otro corredor que les salude, que les de la mano. Estas escenas me recordaban a mí cuando era niño e iba a ver a los corredores de la Vuelta a España, y siempre me sacaban una sonrisa. ¡Cómo han cambiado las cosas!
También había ocasiones en las que ves tanta pobreza que no entiendes cómo se puede vivir así, pero ellos viven y son felices. Puedes verlo en sus rostros, y probablemente, éramos lo más llamativo que habían visto en meses.
Hay otros momentos en los que vas tan despacio que el calor seca tu garganta y calienta el agua de tu mochila. Tienes que beber, lo sabes, pero también sabes que ese trago de agua no aliviará tu agonía y calentará aún más tu ánimo. Bebes. Después miras al frente y ves a un grupo a lo lejos, y decides acelerar. Cuando te acercas a ellos, te miran, les sonríes, te sonríen, te integras en el pelotón, hablas, ríes y te das cuenta de que todos disfrutamos del esfuerzo, de poner nuestro cuerpo al límite, y piensas que estamos locos. La bici nos ha vuelto locos, pero sonríes y sigues adelante.
Sólo en la Titan Desert de ENLACIMA en Vimeo.
Este vídeo refleja uno de los momentos en los que me quedé sólo.
Acojonaba un poco, pero sólo un poco, eh?
Y es en ese momento cuando uno de ellos dice "sólo quedan diez kilómetros". Te alegras y piensas "esto ya está". Pero son diez kilómetros largos. La bici se frena en los bancos de arena, los baches te rompen las manos, necesitas beber agua fresca y comer algo sólido y salado. Entonces ves el arco de meta y lo primero que piensas es que ya te queda una menos. Es a partir de este momento cuando se viven algunos de los mejores momentos de la Titan Desert. Es el momento de sentarte con tus compañeros a intercambiar opiniones sobre la etapa, compartir experiencias, vivir el sueño. Después llega la ducha, un masaje, la comida, el agua fresca, y cuando tienes que ir al médico a que te curen las llagas del culo.
Y estos son los momentos que hacen grande a esta carrera. Cuando sufres, cuando sufres mucho y cuando sufres un poco menos. Siempre sufriendo pero siempre disfrutando.
El equipo Bathco-LPLV con dos grandes aventureros,
Juanito Oiarzábal y Juan Sin Miedo
En próximas publicaciones os iré contando como fueron cada una de las etapas.
Ver Titan Desert I
Ver Titan Desert II