En fin, Taylor realiza un acercamiento al género de forma bastante leve con The Girl on the Train, título traducido como La chica del tren, un thriller enmascarado en el drama y que ondea su argumento en base a los líos de faldas.
Basada en el best seller homónimo de Paula Hawkins la guionista de Secretary, Erin Cressida Wilson traslada una novela, que no sé como será, pero el guión de la película es un galimatías de tres pares...
Una película de suspense estilo Hitchcock (ejem) que aguarda un misterio en un pésimo montaje que hace que no te enteres prácticamente de nada durante la primera mitad de película. Por no mencionar la infame presentación de los personajes, terriblemente mal realizada que entran en la historia de la peor manera posible.
Rachel (Emily Blunt) es una mujer devastada por su reciente divorcio que dedica cada mañana de camino a su trabajo a fantasear sobre la vida de una pareja aparentemente perfecta que vive en una casa por la que su tren pasa cada día. Pero una mañana Rachel es testigo desde la ventana del tren de un impactante suceso y se ve involucrada en el misterio que ella misma revela.
Taylor juega a Brian de Palma sin saber muy bien lo que se hace en cada momento. Esos planos del balcón en la casa, recuerdan a la etapa más erótica de Brian de Palma en Vestida para matar o Doble cuerpo.
Pero el intento de acercarse al estilo y talento del responsable de Carrie (1976) es completamente fallido. Eso sin entrar en temas de coherencias. ¿Cómo Rachel, la protagonista interpretada por Emily Blunt (Looper) es capaz de distinguir y recordar en el momento justo las caras y la situación clave que desvela la trama en el desenlace desde un tren en marcha en la lejanía?
En cuanto a la interpretación de Blunt, que ha sido nominada en los BAFTA (cosa que no entiendo) deja bastante que desear, su papel de alcohólica en el que no cambia de registro en toda la película, es de lo más inverosímil que te puedas encontrar en un thriller televisivo de domingo de sobremesa.
El resto del reparto principal compuesto por Haley Bennett (Miedos 3D), Rebecca Ferguson (Misión: imposible - Nación secreta), Justin Theroux (American Psycho) y Luke Evans (El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos) no destacan en ningún plano o secuencia de la película.
Todos se limitan a ir apareciendo de forma brusca y sin una buena presentación de su respectivo personaje al que interpreta. El espectador acaba atando cabos y relacionando la finalidad de los mismos en la historia, por propio descarte.
La banda sonora compuesta por Danny Elfman, compositor habitual del director Tim Burton, además de responsable de muchas grandes producciones modernas, nos presenta una partitura que no solamente no parece compuesta por él, si no que no resalta ninguna de las supuestas virtudes visuales de la película.
Y lo peor de todo, no es que la película sea mala, vamos, que lo que se dice a nivel de realización esté mal hecha, es que es aburrida y tremendamente contemplativa. Para cuando la cosa cobra interés, los últimos minutos de película, ya nos importa un pepino lo que le suceda a los personajes.