Lo que no había contado es que el lado oscuro se había apoderado de los directivos de Disney, y estaba a punto de presenciar una de las peores entregas de la saga. Y es aquí donde dan comienzo esos 152 de, como dirían los de Disney, pura “magia”.
Aviso, a partir de aquí los spoilers constantes y dolorosos. Esto no será la típica crítica de Star Wars: Episodio VIII – Los últimos Jedi – The Last Jedi.
Star Wars: The Last Jedi – Poe, ¿eres tú o es Bart Simpson?
Y comienza. Star Wars en grande. El clásico prólogo. Vista al espacio y mirada abajo. Correcto. Tal como exigen los canones. Y hace aparición Poe Dameron. Perfecto. La acción comienza. Sin embargo, para mi asombro, comienza el festival de gags. En este caso Poe le gasta una broma telefónica al general Hux (a quien ya le perdí el respeto para el resto de la película) al más puro estilo Bart Simpson – Bar de Moe.
Luego una buena batalla espacial (nada que reprochar). Pero cuando Poe llega aterriza en la nave de la rebelión, como ha sido malote, Leia le propina una toñina como si fuera su madre. Raro.
La cosa se desmadra y les atacan. Y en medio de la confusión aparece Finn envuelto en lo que parece una colchoneta rellena de agua. Parece que esta es la mejor idea que han tenido para modernizar el tanque de bacta.
Seguidamente averiamos la depurada y excelente estrategia que va a utilizar el imperio para acabar con el resto rebelde. El nombre que recibe dicha estrategia es: te persigo hasta que se te acabe la gasolina. Brutal. Hago una petición a Disney para que les aumenten el precio a los tickets restaurante que le dan a sus guionistas, y dejen de ir al Mc Donalds y coman sano para nutrir sus cerebros.
Lo de la escena de Leia flotando y luego volviendo a la nave al estilo Mary Poppins… sin palabras. Si un Jedi es capaz de hacer esto y sobrevivir, ha dejado al resto de caballeros Jedi de la saga a la altura del betún.
Luke Skywalker a lo Bear Grylls
Por otro lado Rey llega a la isla de los Jedis, le entrega el sable laser a Luke, a él no le hace gracia y lo tira. Entonces viene cuando le demuestra a Rey cómo se las ha apañado en la isla los últimos años. Y por lo visto es la versión Bear Grylls del ya no tan joven Skywalker. Primero saca de un animal tipo Tauntaun pero en calvo, una especie de leche verde que Luke se toma sin dudarlo. Luego coge un megaharpón tan alto como un edificio de 10 pisos para cazar un pez… que bueno, hay maneras más simples de pescar. Será cosa de la fuerza.
Luego en la isla nos damos cuenta que es como un convento con monjas muy deterioradas, y con unos simpáticos animales que son como pingüinos con cara de asombro constante.
Star Wars: Los Últimos Jedi – Telepatía tarifa plana
Rey quiere aprender los caminos de la fuerza, y Luke está dispuesto a ayudarle. Claro, no sin antes gastarle unas bromichuelas que se cargan el momentazo que podría haber sido su entrenamiento. El problema es que Rey no se puede concentrar porque Kylo, que parece haber contratado una tarifa plana de telepatía no deja de llamarle. Y como no tuvo suficiente con enseñar la aleta de tiburón que tiene por nariz, ahora nos enseña su torso musculoso. Y la chica se nos acaba despistando. Lógico.
¿Greenpeace en Star Wars?
Mientras tanto, Finn conoce a una mecánica llamada Rose y se van a un planeta casino en busca de Benicio del Toro (por cierto, personaje súper desaprovechado). Y es aquí por primera vez donde en el universo Star Wars nos intenta dar una lección de moralidad y de que hay que proteger a los animales. Que conste que no tengo nada en contra de estas lecciones ni de las ONGs estilo Greenpeace; pero quizá está no es la mejor película en la que meter este tipo de mensajes. Como mínimo queda extraño.
The Last Jedi Yoda en estado ebrio
Menos mal que aparece Yoda y con su visión nos llega la esperanza de que la saga va a recobrar la cordura. Error. En absoluto. Luke está a punto de quemar la biblioteca Jedi, es decir, un triste árbol podrido, y aparece Yoda. ¿Lo detendrá? ¡Qué va! Con unas reacciones que nos indican que daría positivo en un control de alcoholemia, se nos viene arriba el enano verde y le mete un rayo al árbol. Adiós a los libros sagrados de los Jedi. Si tenías esperanzas en que contuvieran la respuesta a cómo Darth Plagueis controlaba con la fuerza los midiclorianos, olvídate. Este desenlace es mucho mejor. Donde vas a parar.
Tus padres son unos pinchaúvas
Vamos con la lucha en la presencia del Líder Supremo Snoke. Este alienígena, con un control de la fuerza capaz de escuchar el pedo de una mosca, acaba aniquilado por Kylo que se limita a mover con la fuerza una sable laser que tiene a su lado y a encenderlo. Vale Snoke, un despiste lo tiene cualquiera. ¿Quién era Snoke? Esto parece que no importa.
Vamos a por los padres de Rey. Momentazo. Kylo mira a Rey. Rey mira a Kylo y le dice: Tus padres son unos mindunguis. Y no hay más. Tensión acumulada para esto. Otra cosa es si nos lo creemos o no.
Star Wars: The Last Jedi – Final de traca
En The Last Jedi llegamos al planeta del pimentón dulce. Los malos van a atacar a los buenos. Luke se reencuentra con Leia. Escena esperada. Orejas abiertas a tope para escuchar qué es lo que se van a decir. Y otra pifia. Luke: “Mola tu pelo Leia”, Leia: “Pues a ti el look semi hipster te queda guay.” ¿¡Qué ha pasado aquí!? ¿Era el día de puertas abiertas en la oficinas de Disney y unos niños escribieron el guión? Muy triste.
Al final Luke tira de telepatía, se queda con todos, Kylo se rebota, Rey mueve unas piedras y todos los rebeldes se escapan en el Halcón Milenario porque lo han ampliado por dentro.
George, vuelve por favor
Estimado señor George Lucas, si nos está leyendo, le pedimos encarecidamente que tire de su opción de recompra y vuelva a coger las riendas de la saga. Jar Jar Binks era genial, las escenas cursis del Episodio II es lo más romántico que hemos visto en la vida, y Hayden Christensen fue todo un acierto. Sí. Ahora lo comprendemos. Pero por favor, vuelva. Y a poder ser antes de que el imperio Disney se cargue la saga.