Respira. Solo Respira. The Last Jedi es una realidad.
No dejábamos de recordar en ningún momento las palabras que el propio Luke Skywalker no dejaba de repetirnos en el trailer. Después de un inicio de vértigo, nos damos cuenta que no ha pasado tiempo desde El Despertar de la Fuerza. Como si de un largo abrir y cerrar de ojos se tratara, la lucha entre el bien y el mal sobrevuela la base de la Resistencia al inicio de Los Últimos Jedi. Y hasta ahí puedo leer bajo amenaza del Maestro Yoda. “Destripar el argumento de la película no debes” me repite incesantemente. Le haremos caso y os dejaremos volar a la velocidad de un Tie Fighter durante toda la trama.
Un ritmo que en muchas ocasiones te puede desconcertar, pero que durante su extensa duración no se hace pesado. Bueno, siendo sinceros en su primer tercio se atasca y como si de la ducha de Chewbacca tratara. Pero tranquilos, Rian Johnson, quien se arma con mayor valentía que el escuadrón Rogue One en su día, busca y consigue dos tercios fulminantes y agotadores visual y emocionalmente. Es en esa aceleración desmedida, es donde Johnson juega su baraja de cartas y como si de un crupier se tratara, reparte a los personajes,los gira, los rompe, los mezcla… En mucho casos, ese juego de cartas, esos movimientos desconcertantes, te sacarán de la película a patadas. En muchos otros te devolverán el nudo en el estómago y producirán un fluido lacrimógeno en tus ojos. Vale, lo reconozco llegué a llorar en tres momentos, soy un hombre sensible y Williams sabe darme donde duele en Los Últimos Jedi.
El Lado Oscuro del Guión tenebroso
La trama acaba teniendo tales giros que te sentirás incluso mareado, desconcertado y en ciertos detalles, un tanto traicionado. No todas las decisiones son las mejores, eso está claro. Pero todas ellas se revisten con un yelmo de valentía y sorpresa que aplaudo a cada segundo que pienso en ello. No es una película que te dejará indiferente en ninguno de los casos, eso lo prometemos. Saldrás de la sala de Los Últimos Jedi con ganas de coger aire y comenzar a compartir con los demás lo que has experimentado.
Con importantes agujeros de guión del tamaño de un Rancor Salvaje, nos veremos obligados a hacer ciertos saltos de fe. ¿Pero acaso la fuerza no es una cuestión de fe? Una revisión obligada por mi parte, seguro que encuentra mejor los hilos en esta trama. Os prometo que en mi caso salí abrumado del cine.
Los engranajes de Los Últimos Jedi fluyen como la fuerza
Una de las claves de nuestra saga favorita siempre han sido los personajes. Si en El Despertar de la Fuerza, ya habíamos visto lo bien que podían encajar aquellas caras nuevas con las leyendas, en Los Últimos Jedi se le vuelve a dar una vuelta de tuerca. Nuevos personajes como el de Rose, (Con uno de los temas musicales más bonitos de la película), Laura Dern o Benicio del Toro, encajan bien en el universo a costa de diluir la cohesión de los personajes “principales”.
Realmente todas aquellas caras que ya nos ganaron en el Episodio VII consiguen tener un hilo argumental, que en ocasiones funciona de maravilla y en otras se queda a medio camino. Como insisto, no me quiero meter en factores de la trama, resaltaré la buena actuación de todos ellos. Creo que Star Wars siempre ha tenido el don de saber escoger aquellas caras que pese a no ser conocidas, han nacido para hacer el papel.
El duo antagonista y protagonista por excelencia, Kylo Ren y Rey, con sus respectivos Adam Driver y Daisy Ridley, siguen demostrando un carisma y una consecución del personaje que supera en creces al Despertar de la Fuerza. En esta ocasión es Kylo quien nos da un cabezazo con su máscara para callar a más de uno que soltó una carcajada cuando mostró su rostro. Intachable Driver.
Las Leyendas siguen siendo Leyendas
Luke Skywalker y su hermana Leia, siguen siendo el ingrediente especial para erizar nuestra piel y hacernos emocionar. Carrie Fisher se come la pantalla como nunca la habíamos visto. Poderosa, carismática, eterna. Cumple perfectamente su papel de general, sin la necesidad de quitarse la corona que la convirtió en la princesa que nunca olvidaremos.
Mark Hamill demuestra en un Luke con tantos matices que está en su segunda juventud. Una mirada penetrante y unos diálogos que te obligan a saber más sobre todo lo que pasó durante esos 30 años. Excelente.
Nota al lector, he echado de menos tremendamente a mi personaje por excelencia, aquel que expresa perfectamente mis emociones: Chewbacca. Lástima que lo han utilizado como niñera de Porgs, totalmente relegado a un segundo plano.
¿Y el tema del humor maestro Skywalker?
Los que ya me conocéis por Thor: Ragnarok, sabéis que soy de carcajada fácil y me dejo llevar por el humor tontorrón. En Star Wars: The Last Jedi, comienzan demasiado fuerte con un humor digno de una Sit Com o una Broma Telefónica. Incluso hay ciertos detalles, sobre todo en el inicio que me hicieron “flotar” en vergüenza ajena. (Seguro que has entendido la referencia).
Sin embargo, no os preocupéis si os reís al ver hacer el tonto a los Porgs no pasa nada. Aunque tienda a un humor infantil, no debemos olvidar que algún día fuimos niños. Dejemos que ellos también se rían a carcajada limpia y ya de paso podemos acompañarles.
El Camino a la perfección Visual
Si algo me acabó de enamorar de esta película es lo que veía en la pantalla. Desde planos que suben mucho la calidad de un simple Blockbuster, hasta paletas con colores que jamás había imaginado que combinarían tan bien juntos. Ese contraste entre la Luz y la Oscuridad, entre ese Rojo y ese Negro, entre ese Blanco y ese Rojo… Debo parar porque estoy llenando el teclado de baba.
Desde Avatar de James Cameron, no veía un despliegue visual similar. No por contenido de colores, sino por la imaginación de factores como la batalla final. Estaba todo el rato gritando cual adolescente alocado, os lo prometo.
Además, Rian aprovecha para hacer una poesía visual a La Fuerza. La sensibilidad con la que es expresada, el tacto de los personajes, sus movimientos… Todo ello está muy, muy bien medido, si me apuras incluso más que el guión. Está claro que son los ojos de un fan, contándole una historia con imágenes a otro fan.
La música del equilibrio, de la perfección
John Williams… ¿Puedo hacerte un poema? No me alargaré demasiado en este aspecto, porque creo que se merece un artículo tan largo como este para describir cada una de las melodías. Tranquilos, no hay un Duel of Fates por mucho que lo busquemos, pero encontramos una calidad impresionante a cada momento.
El Maestro te susurra al oído que jamás te olvidarás de su música. Siempre será eterno. A su vez, te grita a la cara que él está escribiendo su propia trilogía musical. Los temas de la Resistencia, de Kylo, de Rey incluso de Rose, te ponen la piel de gallina desde la primera nota. Lo dicho, quedáis citados para un próximo Post sobre el trabajo de John Williams. Cómo te echaremos de menos cuando te retires.
“Las cosas no pasarán como tú crees” en Los Últimos Jedi
Está claro que no será una película que te dejará indiferente. Jugarán contigo, con tu estrella de la muerte interna llamada corazón, con tus emociones, con tu alma de niño… En muchos casos, entiendo que pierdan y que te salgas de la película. Motivos existen, no os voy a engañar. Pero en mi caso, pesan tanto los motivos positivos que borran de mi mente a cualquier sensación agridulce.
Ante todo, cuando estéis sentados en la Butaca con esos nervios en el estómago, abrid vuestra mente y dejad que salga el niño que hay dentro. Disfrutad sin tapujos, dejaros sorprender. Y lo que es más importante, disfruta con nosotros tu opinión sobre la película.
Como siempre un placer escribir para vosotros y todavía más con Los Últimos Jedi
Nos leemos pronto con mucho más material sobre Star Wars.
Y no os perdáis el resto de nuestras críticas!