Date cuenta que este título no tiene nada que ver con los consejos que puedo darte sobre cómo titular un post. No es transparente y obviamente que puede llevar al equívoco a más de un incauto que llegue a Intensional buscando información fiscal. Imaginate! Yo escribiendo sobre leyes! Sería algo así como poner a mi hermano (que por cierto, es un señor-escribano-público) a recitar un poema de Vallejo. Lo pienso y me río de lo inverosímil de ambos casos. Si lo que te atrajo fue el título, ya habrás entendido que este post no va a ayudarte a darle forma a tu empresa. Bueno, al menos NO a la empresa a la cual le dedicás ocho horas de tu vida todos los días -sé que no son solo ocho...- y con la cual pensás facturar. Otras empresas...puede ser. Viste por qué yo no puedo hablar de leyes? Porque me pierdo en las interpretaciones y los significados. Pero a los efectos, ya sabés que el objetivo de este post no es describir una persona jurídica.
Sociedad limitada.
Lo que pasa es que, a veces, mi cerebro se comporta como si él y mi cuerpo fueran los miembros en conflicto de una SRL. Y viceversa. A no creer. En ocasiones el cuerpo conduce y el cerebro se comporta como un espectador.
Así que te vas a comer esa porción de torta...Bueno, comela. Después lo discutimos en la Junta Directiva. Total, vos respondés por tu capital y yo por el mío.
Y así, se pasan días, en un clima de tensión que ni ellos se soportan ni yo los aguanto. Sí...ya sé que "ellos" son "yo". Pero viste que siempre es más fácil echarle la culpa a alguien más de tus propios errores y cuando hablo de "ellos" como si no fueran "yo", me siento menos mal.
La anécdota obligada...
A todo esto, este post tiene su origen en los acontecimientos del día jueves 18 de junio (podés leerlo con tono de cronista policial para darle dramatismo a la lectura)
Desde la semana anterior, habíamos planificado salir de la ciudad el jueves después del mediodía para disfrutar del feriado del viernes entre la playa y los cerros. Y cuando hablo en plural soy una atrevida porque habitualmente dejo que el hombre de la casa planifique estas cosas ya que, honestamente, no registro cuándo son los feriados. Ni los laborales ni los no laborales. Una desvergüenza total. En fin, ya dado por hecho que el viernes era feriado, la idea de alejarme del ruido lo más pronto posible me parecía genial. Ahora dado el caso, debemos tomar dos hechos relevantes en consideración (estoy tentada de escribir: Sr Juez):
1- Los viernes participo en una fiesta de enlaces con La Desmesurada y siento una responsabilidad nada limitada de hacerme presente a compartir frugalidades.
2- Suelo dejar los proyectos con los cuales participo para último momento (bueno, suelo dejar para último momento todo lo que puedo dejar para último momento) Esto sucede dado que soy una procrastinatuda como ya proclamé en otro momento.
Habiendo explicitado tales hechos, conste en actas que el jueves, veinte minutos antes de la hora pautada para la partida, la acusada no tenía hecho ni minga de su proyecto. Era de esperarse...
Primera creencia limitante: soy como soy.
Cansada de luchar contra tu procrastinatudez? (ahora lo podés leer como un vendedor de Teleshopping, ponele) Exasperada por no poder cumplir con todo lo que te propusiste?
Entonces...a mí ni me mires porque yo soy la reina de las postergaciones. Estoy inscrita en el Gotha y todo. Llevo años diciéndome que no puedo pelear contra lo que soy porque es una lucha perdida. Sin embargo, por razones que no logro explicar pero supongo tienen mucho que ver con los propósitos de este blog, el jueves antes desesperarme, maldecirme y llamar por teléfono al padre de mi hijo anunciándole dramáticamente que "yo no voy a ningún lado porque tengo muchas cosas para hacer", antes de la incriminación y la sensación de otra-vez-lo-mismo, tuve una epifanía. Un momento de lucidez en el que pensé que hacía años que me venía excusando en el soy-como-soy para no ser-lo-que-quiero-ser. Derrapé, no? De todos modos espero que me hayas entendido. La idea es que cuando estaba a punto de ponerme en ese lugar de fatalismo en el que los hechos son incambiables, decidí desarticular el pensamiento y resignificarlo para que no se transformara en una limitación. Suena complicado pero es tan simple como cambiar la forma en la que pienso las cosas. En lugar de pensar "soy como soy" y resignarme a vivir el conflicto trágico (o irme de fin de semana largo o quedarme a terminar el proyecto) acepté la posibilidad de encontrar una solución. Entonces un simple "pero" lo cambia todo. La preposición adversativa tiene mala fama, en general porque después de un "pero" llega una excusa o una argumentación poco convincente para el oyente. En este caso, el "pero" fue uno de esos positivos, que llegan para darte ánimo: Soy lo que soy pero puedo hacer el intento de cambiar la situación. Alejé el teléfono -para evitar la tentación- y en diez minutos tenía la situación resuelta.
Segunda creencia limitante: no voy a poder.
No necesito ser medium para saber que querés saber cómo solucioné más de treinta años de fijaciones en diez minutos. Y es que si fuera un método serio lo patento y todo. Lamento desilusionarte. En este caso lo único que hice fue pensar en un plan B. Frente a la realidad incambiable de haber dejado relegado el proyecto del viernes para último momento, asumí que tenía que encontrar una solución creativa. Mi idea original era hacer un diario con papel craft, impresiones con sellos y demás pero ya era tarde para eso. Qué tenía a mano: papel a lunares. Elegí el que más me gustaba, el cuaderno, el pegamento, una tijera y cinta de raso de un banderín y los puse en una bolsa. Y la bolsa marchó conmigo a la terminal de ómnibus. Era fácil, no? En general, no suelo encontrar soluciones creativas porque antes de pensar lateralmente pienso que "no voy a poder". Y ese pensamiento adquiere tal dimensión que me nubla la visión. Curiosamente, aprendí a manejar el principio de sustitución del no puedo antes en el trabajo que en mi vida personal. En mi emprendimiento personal, mi socia -mi mejor amiga- es una mujer práctica y sin vueltas. No tiene mi imaginación desmesurada pero resuelve situaciones con una agilidad mental impresionante. De ella y de mi "jefa de mozos" aprendí que no tengo que perderme en los detalles porque hacen que no vea la solución más obvia. Después de cinco años de superar inconvenientes juntas, hoy nos entendemos sin mirarnos siquiera.
Se puede: se hace. No se puede hacer como querías: se soluciona. Como sea. Lo que se necesita es una solución no una excusa.
Así, con mi hijo vestido, peinado y lustroso y mi bolso armado para proyectar cuadernos que invitan a grandes proyectos, me fui a la terminal. Ah, detalle no menor: en los diez minutos restantes, me peiné, me puse base de maquillaje, desenchufé todos los aparatos eléctricos, revisé que el gas estuviera cerrado, tiré la basura y llamé un taxi. Claro, me olvidé del regalo del día del abuelo que Camilo hizo para Labu, pero quién es perfecto?
Tercera creencia limitante: se van a reír.
Lo escribí y tengo plena conciencia de que es uno de los argumentos de mi hijo de cinco años. Es un pensamiento infantil pero mentiría si negara que, en ocasiones, me cruza como una ráfaga entre pensamiento y pensamiento. Mientras guardaba la cartulina a lunares para hacer el cuaderno, sentí el enano maldito que me susurraba que iba a pasar vergüenza. En una fiesta de enlaces en la que hay reciclajes que provocan escalofríos, yo me presentaba con un cuadernito forrado a mano en cartulina a lunares. Lo sé. Mi conciencia puede ser traicionera. Segundo momento de lucidez del día. Dejé de pensar en lo que otros iban a creer o no creer. Dejé de tener miedo a hacer el ridículo. Yo quería mostrar ese cuaderno porque no es solo un cuaderno. Es parte de un proyecto. Es parte de un plan al cual te invito porque creo en él. Quien no se sienta identificado, va a pasar pero otras....llegaron y se quedaron. Si no sabés de que te hablo, podés leer sobre mi propósito de crear un mapa para despertar la creatividad y decidir si querés unirte a nosotras.
Después de que reconociste cuáles son los pensamientos que te limitan o te sumergen en la inercia, desarticularlos no es tan complicado como parece. De hecho es más simple de lo que te imaginás ahora que estás leyéndolo. Y tiene un único secreto: no te des tiempo a encontrar excusas. Acordate: excusás ya tenés. Lo que necesitás son soluciones. Es uno de los principios de Ciruela y si a nosotras nos funciona. Por qué no a vos?La invitación final.
Claro, pero que descuidada. Es probable que sin tener una mínima noción del tenor de la invitación, no te animes a suscribirte. La mayoría tenemos reparos de dejar nuestro mail en un blog porque tenemos un miedo justificado al spameo invasor. Desde ya te digo que no es el caso. Además. podés borrarte cuando quieras. Y para que leas de primera mano el inicio del proyecto, te dejo al link a la primer hoja de ruta. Si te gusta lo que leés, por acá te espero...para intensionar.