Hace no tantos años, una de las más antiguas ciudades de Siria, Palmira, era uno de los destinos turísticos más importantes del Oriente Próximo. Pero todo cambio el 15 de marzo de 2011, fecha oficial de inicio de la cruenta Guerra Civil que lleva asolando Siria más de 4 años. Palmira fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1980, pero en el año 2013 la Unesco tuvo que incluirla a ella y al resto de sitios culturales sirios en su lista negra del “Patrimonio de la Humanidad en peligro“. Durante el siglo XX y parte del siglo XXI Palmira presumía de ser uno de los centros turísticos más importantes del mediterráneo oriental. Lo que primero atraía a los turistas a esta ciudad de la región de Homs eran sus bien conservadas ruinas y el semiderruido Templo de Bel construido el año 32 después de Cristo en honor del “dios de dioses” Bel. Obras menores, pero también interesantes de Palmira son (eran) el templo dedicado al dios babilonio Nebo, el palacete de la reina Zenobia o el campamento de Diocleciano. Los daños patrimoniales que las diversas facciones armadas están causando tanto en Palmira como en Damasco, Alepo, etc., son inconmensurables. Los daños al patrimonio cultural sirio comenzaron con la destrucción provocada directamente por la lucha armada, pero han continuado con un enemigo interno difícil de combatir: los saqueadores.
Según declaraciones de Edouard Planche - máximo responsable del Departamento de Tráfico de Bienes Culturales de la Unesco - los vigilantes de los principales centros históricos llevan años sin recibir su paga por lo que no realizan su labor diaria que evitaría no solo la destrucción de estas joyas culturales, sino su robo y posterior venta en el mercado negro. Según la revista “National Geografic” los ladrones de estas antigüedades no son individuos aislados sino que formarían parte de las diferentes facciones enfrentadas que utilizan los beneficios de la venta de estos objetos para financiar la compra de equipamiento de guerra. De esta forma, luchar contra los saqueadores es una misión prácticamente imposible.
El conflicto armado en Siria, tan largo que ya no encuentra lugar en los medios de comunicación occidentales, ha causado hasta el momento más de 200.000 muertos y cerca de 3 millones de desplazados y refugiados; pero también está suponiendo la larga agonía y muerte de más de 300 sitios culturales de la humanidad. Templos, columnas, esculturas, pinturas? tesoros históricos que ya se han perdido para siempre por obra y gracia del mismo ser que los creó: el ser humano.
Imagen:By Voice of America News: Scott Bobb reports from Aleppo, Syria [Public domain], via Wikimedia Commons