La actual posición de China como la primera potencia económica internacional hace que este inmenso país esté en el punto de mira de los medios de comunicación de todo el mundo. A diario nos llegan noticias de prensa, radio y televisión sobre el día a día de esta cultura milenaria que hasta hace muy poco permanecía cerrada al público. Nos hablan del boom económico, de la moda occidental que arrasa entre la juventud china, del incremento salvaje de la venta de vehículos, de su rica oferta turística…Y, también, de un expolio del patrimonio cultural de China en el que se manejan cifras tan astronómicas que hay que leerlas dos veces para creerlas. Y es que en la última década uno de los secretos mejor guardados por las autoridades del gigante asiático es el continuo robo de sus obras de arte más preciadas. Los saqueos en museos, centros religiosos, palacios y salas de exposiciones asolan el país, pero los ladrones culturales parece que llevaban años y años expoliando un yacimiento arqueológico situado en el noreste de China llamado Niuheliang. Conocido en los círculos culturales como el “Stonehenge Chino“, este yacimiento es de especial importancia por albergar muestras de una cultura neolítica denominada Hongshan y que los historiadores y arqueólogos consideran como precursora de la civilización china moderna.
En mayo las autoridades chinas contaron al mundo entero que, por fin, habían acabado con el expolio de este sitio arqueológico deteniendo a más de 175 ladrones de obras de arte que llevaban años y años saqueando el antiguo yacimiento. Al parecer, los saqueadores de tumbas pertenecían a distintas bandas organizadas que habrían robado mercancía por valor de unos 74 millones de euros (cerca de 500 millones de yuanes chinos). Fuentes oficiales del Ministerio de Salud Pública del Gobierno Chino afirmaron a los medios de comunicación que en la macro redada se movilizaron más de 1000 agentes del orden, se realizaron investigaciones y detenciones en siete provincias chinas y se recuperaron una gran cantidad de reliquias que ya se consideraban perdidas para siempre como, por ejemplo, un dragón de jade vendido en el mercado negro por casi medio millón de euros.
El sitio arqueológico de Niuheliang tiene una extensión de más de 50 kilómetros cuadrados, fue descubierto en el año 1983 y contiene cientos de restos y reliquias de tanto valor que hizo que la Unesco le otorgara el preciado galardón de Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2013.
Imagen:“Neolithic jade dragon, Hongshan Culture, Inner Mongolia, 1971” by Prof. Gary Lee Todd - [1]. Via Wikimedia Commons.