El cuarto domingo del Proyecto Intensional impone un balance mínimo respecto al camino que recorrimos hasta el momento. En ese sentido, la hoja de ruta que hoy llega a tu casilla de correo (si querés recibirlo suscribite en el cuadro que se encuentra en la barra lateral) es una revisión del proceso de intensión y de tu viaje personal. No vamos a esperar a llegar al final del año para reflexionar sobre los pasos dados y los porvenir entre sidra y pan dulce. Implicarse en el cambio requiere de hitos que nos ayuden a calibrarlo, corregirlo, mejorarlo. En fin, este es el momento de mirar hacia atrás pero no para apegarte obsesivamente a los errores y las omisiones sino para pensar en los cuándo y los por qué de tu mapeo. Este post te invita a reflexionar sobre las grandes excusas que obstaculizan tu camino y te invita a participar para diseñar el recorrido que aún resta por transitar. Te propongo que disfrutemos del camino sin pensar en otra cosa que seguir adelante. Te propongo que no pienses en abandonar el intento cambiar porque sentís que no te falta tiempo y motivación para darle sentido. Son diez minutos de lectura. Sé que es mucho en el universo virtual, pero diez minutos es el tiempo que podés dedidarle a tomar un té, leer la hoja de ruta y pensar en cómo darle forma a tus proyectos para que sean propósitos cumplidos.
El poder de la lista.
La semana pasada te propuse seguirme en la elaboración de una lista de todas esas ideas y creencias que te limitan. Como bien apuntaba Kassandra, en ocasiones es necesario transformar tu lista en una acción física de la forma más simple y efectiva: escribiendo en tu diario de proyecto. Así que si aún no lo hiciste, este es el momento para que permanezcas atenta a las ideas que brotan espontáneamente cuando surge en vos el deseo de emprender cualquier proyecto personal y las escribas con tu mejor caligrafía.
¿Se te quedó la mente en blanco? Pensá en todas las mutaciones posibles para vos: las que conciernen a tu vida "puertas adentro" y las que implican tus relaciones con el mundo exterior, social y laboral. Ya sea cambiar de trabajo, mudarte -de casa, barrio o país-, separarte o romper un vínculo viciado, renunciar a la vida asalariada o pensar en la maternidad, todos los cambios que implican decisiones firmes son movilizantes y no solo descubren tus fortalezas ocultas sino todos tus prejuicios y pensamientos paralizantes. Si todavía no podés visualizar esos pensamientos sobre los que estoy escribiéndote, ejercitémonos con los más frecuentes y poderosos:
- No puedo porque...desde joven y bella a demasiado vieja y boba es posible abrir un abanico gigante de adjetivos que llegan como catarata a tu cabeza cuando decidís emprender un proyecto nuevo.
- Mejor espero a que...y así postergás todo cambio esperando un supuesto momento ideal, que obviamente, nunca va a llegar porque no existen los momentos ideales. El momento ideal para las cosas es el momento en el que pasan. Dicho.
- Si pasara X, entonces sí.... si fuera de creativa con las acciones como soy de creativa con las excusas, tendría que estar nominada a algún premio de alcance universal. Las excusas para no actuar son millones y descuento que tenés las propias, pensá detenidamente, y escribilas porque son más pesadas que grilletes en las piernas.
¿Reconociste alguno de estos pensamientos limitantes? Hacé tu lista y cuando la tengas prolijamente ordenada, entonces rompela. No obstruyas los caños de la casa haciendo el intento de sumergirla en el inodoro pero... Siguiendo el consejo sabio de asumir rituales que transformen en acciones físicas tus objetivos, te cuento que paradójicamente, la forma de quitarle poder a algo que te molesta puede ser tenerlo a la vista. Todo sirve, desde pegarla en la heladera subrayada en flúo hasta llevarla en la billetera como si fuera la lista de las compras y repasarla cada tanto. Es curioso como podemos acostumbrarnos a la presencia de algo hasta neutralizarlo e insensibilizarnos a su existencia. Ejercitate en el repaso frecuente de la lista y vas a ver cómo lentamente va perdiendo sentido y poder sobre tus decisiones.
Mis excusas paralizantes son viejas conocidas y todas tienen el mismo origen: el miedo a lo desconocido. Aunque se vistan de diferentes colores, en esencia les late el mismo temor, la intolerancia al fracaso que se formula verbalmente en un "siempre es mejor no intentar que hacerlo mal" porque "si voy a hacerlo, lo hago bien". Lo certero es que esta formulación es la crónica de una muerte anunciada: no lo hago. Sea lo que sea. Si espero el momento adecuado y las condiciones perfectas para garantizar que no hay posibilidad de fracaso, no lo hago. Y aunque no conozco las tuyas, seguramente pueden reducirse al mismo principio vital, el vértigo que provoca perder lo conocido -por alienante que sea- y darte de cara con la incertidumbre. Si es así, bienvenida. No quiero que te desanimes, pero ni siquiera lo conocido te ofrece certezas. Lo triste del caso es que en ocasiones necesitás pasar por situaciones límite para darte cuenta que así es. Cuando lo comprendiste, la perspectiva cambia y si lo que tenías no te ofrece seguridad y te limita ¿para qué aferrarte?
El poder del saber.
En todos los órdenes de la vida: el conocimiento te da poder. Verbalizar una limitación y darle nombre propio te permite actuar sobre ella. Eso no significa que vayas tan suelta de cuerpo, dejando un tendal destructivo porque la señorita decidió dar fin a sus limitaciones... Siempre que decidas para creer, crear y servir -en el sentido que le dimos en la hoja de ruta anterior- no hay manera de equivocarte. Los que parecen errores, suelen revelarse como las acciones más acertadas, aunque el contexto no te permitiera ver con claridad la dimensión del beneficio que significaban. Así que enfrentate a tu lista y dejá en el pasado todo lo que no te inspira amor. O le aporta belleza a tu mundo, gracias por este aporte Alejandra. No te angusties porque no desaparecen de un día para el otro, pero ahora que vas desmalezando terreno, es más sencillo caminar. Además, deberías pensar en aliviarte la carga, que no conozco nadie que llegue lejos cargando más de lo que puede. Para eso fue que te propuse:
- Eliminar
- Sustituir
- Combinar
- Adaptar
- Re-construir
El ejercicio de "escareo" es el núcleo de mi revisión y seguramente, practicarlo te pone en marcha para cambiar eso que no te conforma. Pero no quiero despedirme sin decirte que me encantaría saber cómo fue el tuyo. Podés contármelo en la Comunidad Intensional , realizando un comentario en esta entrada o escribiéndome directamente al mail. Siempre es un placer recibir noticias tuyas. De hecho, la semana pasada un mail de Florencia, le dio otro sentido al acrónimo ESCAR y me motivó a terminar mi ejercicio de la semana (gracias Flor) con otra perspectiva. Para ella, el neologismo escareo, tenía un particular sonido y le recordó al término inglés "scar" (cicatriz), al cual le dio el siguiente significado: sanar, compartir, avanzar, re-ordenar.
Si revisás tu mail en un rato, vas a encontrar la cuarta hoja de ruta con la conclusión de este ejercicio, las reflexiones al respecto y la propuesta de actividad para la próxima semana. Si todavía no te suscribiste para recibir las hojas de ruta, podés hacerlo en el casillero que se encuentra en la barra lateral. No tiene otro fin que agilizar la comunicación grupal y no va a significar la llegada de mails con otro objetivo que el que te motiva a suscribirte. Promesa intensional.