Y por fin llegó el esperado día que da comienzo a mi ruta por Andalucía durante una semana. Una mezcla entre felicidad, nervios y miedo al preguntarme ¿quienes serán mis compañeros de viaje o de habitación? ¿haré amigos o iré sola? son muchos días de ruta ¿se me hará largo? ¿tendré ganas de volver después? ...
Las 10 de la mañana. Me despido de Mario y mis padres me acercan a la parada donde me recoge un autobús cargado de ancianetes que van de circuito con destino Marruecos. No, no me equivoqué de bus, pero los traslados hasta el punto de encuentro son una odisea. Me despedí de mis padres, subí al bus y pasé al fondo porque todos los pasajeros eran jubilados ¡¿dónde está la gente joven?!. La guía nos explicó después que una vez pasásemos Murcia teníamos que hacer unos trasbordos a otros autobuses y allí nos encontraríamos con el resto de gente joven; los representantes de las agencias de viaje. En una parada para tomar café por fin encontré a gente como yo: Mónica, Zeneida y Juan; los que después pasamos a ser los alicantinos.
Allí conocimos a muchos de agentes de viaje venidos de toda España y de todas las edades. Me sorprendió la atención que nos prestaron y la simpatía de todos ellos y desde ese momento ya eliminé el miedo a la pregunta ¿quienes serán mis compañeros de viaje? me gustaba el grupo. Hicimos la comida en ruta (bocata de jamón y queso) y por fin llegamos a Granada a la hora de la siesta. Mónica y yo tardamos cero coma en nombrarnos compañeras de habitación.
Me gustó mucho el hotel donde nos alojaron en Granada. El problema era lo lejísimos que estaba del centro. Moni y yo nos instalamos en la habitación, nos dimos una ducha y descansamos un rato. La verdad que en ese momento no imaginaba la suerte que tuve de tenerla de compi de habitación. A la hora citada nos encontramos con Juan y el resto de agentes en el hall del hotel y ¡¡sorpresa!! un bus nos recogió para llevarnos al Albaicín a disfrutar de un auténtico tablao flamenco con caña incluida. No sabía que aun me quedaban cosas nuevas por hacer en Granada. ¡¡Aquí empezó el viaje!!
Fue una de esas tardes perfectas que a mi me gustan. Un atardecer precioso de domingo en un nuevo mirador del Albaicín que no conocía con vistas a la ciudad. Mónica, Juan y yo íbamos detrás de Zeneida, que era la que conocía a la mayoría de gente, nos hicimos unas fotos y entramos al tablao.
Los de Alicante: Moni, yo, Juan y Zeneida
Uno de esos salones antiguos y oscuros con sillas de madera viejas e incómodas y una pequeña tarima donde sería el espectáculo. Allí nos recibió un gitano sacado de los rincones más auténticos del Albaicín y nos sirvió una caña para acompañar el rato y por fin salieron los artistas a la tarima.
¿Qué es la zambra mora? por defecto cuando pensamos en flamenco nos viene a la cabeza una sevillana o la Feria de Abril, pero no es nada de eso. La palabra zambra proviene del árabe zamr o tocata y se trata de una danza flamenca completamente gitana de la zona de Almería y Granada con claras influencias y similitudes de la danza del vientre árabe. Los gestos tan expresivos de la cara y ese sentimiento y seriedad ponían la piel de gallina. Les veía concentrados pero a veces se les escapaba la sonrisa de estar disfrutando mientras bailaban. Ese taconeo, las palmas, ese ritmo y ese arte no puede conseguirlo cualquiera por mucho que practique. ¿Se nota que disfruté mucho?
Cuando salimos del tablao de noche nos llevaron a disfrutar de las vistas nocturnas del mirador de San Nicolás. No me cansaría nunca de pasar horas allí, sin embargo esta vez nos tomamos una caña en el restaurante-mirador, mucho más barato de lo que esperaba. Allí conocimos a Bea, Natalia, Carlos y Tomás. Ellos habían llegado de Madrid y Norte hacía menos de una hora y ni siquiera tenían deshechas las maletas, pero una caña en una de las mejores terrazas con vistas a la Alhambra no se perdona.
Después nos recorrimos algunas calles del Albaicín en busca del bus para volver al hotel a cenar. Me sentía mal de pensar que estaba en mi ciudad favorita sin Mario, pasando por las calles en las que hemos vivido tantas cosas ¡¿dónde me dejé a Mario?! si os digo que me quería ir de Granada cuanto antes... así que llegamos al hotel y directamente pasamos a cenar al comedor. Moni y yo nos sentamos en la mesa con Natalia, Bea, Juan y Carlos y cenamos una ensalada, tortilla de patatas y bacalao con pisto y tarta de limón, todo de catering. No era gran cosa pero se podía comer. De allí nos subimos a la habitación y a dormir. A la mañana siguiente habrá que madrugar mucho para visitar la Alhambra y después poner rumbo a Córdoba. ¡Empieza lo duro!
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