Al principio estuve a punto de escoger Ciudades de Papel, ya que en agosto se estrena en el cine su adaptación tal y como ya comentaba en el blog, pero al leer el argumento de Will Grayson, Will Grayson, no pude evitar darle una oportunidad en primer lugar.
Sinopsis de la editorial:
Will Grayson tiene dos reglas en la vida: callar y no implicarse en nada. Sin embargo, su mejor amigo, Tiny Cooper, está decidido a buscarle novia y a montar su musical autobiográfico: Tiny Dancer .
Muy cerca de él hay otro Will Grayson: un chico melancólico que no tiene nada bueno a lo que agarrarse. Lo único que hace que su vida merezca la pena es su relación online con Isaac, al que nunca ha visto en persona.
Una fría noche de invierno, los dos Will Grayson se cruzarán en una esquina cualquiera de Chicago. Por suerte para ambos, Tiny está decidido a empujarlos hacia la felicidad, el amor y, por supuesto, el musical más fabuloso jamás representado en un instituto.
Reseña
Algo tiene este libro que te pasas las 336 páginas atrapada en su interior. Tal vez sea descubrir algo más de los dos Will Grayson, que narran, alternando los capítulos, su vida. Uno, convencido que la mejor manera de pasar por la vida es pasar desaparecibido. Y el otro, que se cree incapaz de sentir nada por nadie... excepto por su amor virtual. Pero creo que intentas descubrir qué pasará con Tiny Cooper, que acaba implicado en las vidas de ambos con su deslumbrante personalidad. Y es que esta novela habla del amor, sin duda, incluso el musical de Tiny gira en torno al amor. Pero especialmente habla de la amistad, de la confusión adolescente, del miedo a ser nosotros mismos... Vamos, por lo que hemos pasado todos.
La historia tiene un poco de todo: la homosexualidad totalmente expuesta por parte de Tiny como la ocultación, al principio, del depresivo Will Grayson. La aceptación del amor, la relación de confianza con los padres, la sinceridad... Y como antes he dicho, la amistad. Me gustaría resaltar un pequeño fragmento de la novela:
"Me tumbo encima de la colcha, vestido, con el libro todavía en el pecho, con los ojos cerrados y la mente a toda pastilla. Pienso en Tiny. El comentario patético que quería hacerle por teléfono, y que no le hice, era: de niño tienes algo. Quizá una manta, un peluche o lo que sea. En mi caso era un perrito de las praderas de peluche que me regalaron en Navidades cuando tenía tres años. Ni siquiera sé de dónde sacaron un perrito de las praderas de peluche, pero da igual, se sentaba en sus patas traseras y lo llamaba Marvin, y arrastré a Marvin por las orejas hasta que tuve unos diez años.
Y llegó un momento en que, sin tener nada personal contra Marvin, empezó a pasar más tiempo en el armario, con mis demás juguetes, y luego más, hasta que al final Marvin se convirtió en un habitante del armario a jornada completa.Pero durante muchos años, a veces sacaba a Marvin del armario y pasaba un rato con él? No por mí, sino por Marvin. Sabía que era una locura, pero lo hacía.
Y lo que quería decirle a Tiny es que a veces me siento como su Marvin".
Creo que, tengas la edad que tengas, en más de una ocasión, mientras lees esta historia, levantarás la mirada y reflexionarás sobre lo que nos cuentan John Green y David Levithan a través de los diferentes Will Grayson. Y encima, con sentido del humor. Las canciones del musical son divertidas, y merece la pena echarle un vistazo en versión original.
Cuando cae el telón en el musical, y en la novela, tan sólo puedes desear gritar, tu también, que valoras a Tiny Cooper, que es, sin duda, el eje central de la historia, y espero que la disfrutes tanto como yo.