Hace mucho tiempo, en una página muy muy lejana…
Son tiempos adversos para la
Crítica. Aunque la Nueva Generación
está a punto de ver la luz,
el público imperial ha
hecho salir a las fuerzas
rebeldes de sus escritorios ocultos
y les buscan a través de
la red.
Tras escapar a de la terrible
Censura Imperial, un grupo de
guerreros de la libertad,
encabezados por Santi
Alverú, ha establecido
una nueva base secreta
en el remoto mundo helado
de Semejante Ramera.
El malvado Lord Darth Vader,
obsesionado por encontrar
jóvenes que le alaben, ha enviado
miles de sondas cheque
hacia las infinitas redacciones
del espacio…
La segunda, la quinta, o la primera, según preguntes por el cuándo, el cómo o a quién. Es complicado volver al pasado y ver de forma objetiva la que ha sido una de las sagas que más incondicionales ha conseguido. Su vasto universo y todo aquello que contiene, han llevado a Star Wars a considerarse lo que es, un absoluto referente en muchos aspectos. Esta segunda película, estrenada 3 años después de la original, paso a las manos de Irvin Kershner en la dirección, aunque con la gran sombra de George Lucas moviendo los hilos (convencido estoy de ello, Luke).
Nos encontramos ante una continuaciónde aquella que nos presentaba en 1977 a Luke Skywalker, Han Solo, Leia, Darth Vader y sus compañeros Chewbacca, C3PO y R2D2. Pero esta segunda parte no se quedaba en ofrecer una repetición de su antecesora, sino que completa como si de un segundo acto de una cinta mayor se tratase. Con la incorporación de (el gran) Yoda y la evolución de sus personajes, nos encontramos ante un acercamiento a la existencia casi religiosa que se forma dentro de la película. Los debates internos comienzan a cobrar sentido dentro de un personaje que comienza a entender y transmite su inquietud, su miedo, a un espectador que anhela pertenecer al mundo representado.
Si en algo destaca en el “nuevo” cine de aventuras de aquellos años es en representar una estructura no demasiado innovadora pero con un acierto enorme. La fuerza reside en personajesbien dirigidos, con un interés palpable y con una balanza entre el drama, la aventura y la comedia que crea una solidez inquebrantable. Los giros de guión que se van produciendo, y que ocurrirán en su final de trilogía, construyen la empatía por unos personajes que representan unos estereotipos escondidos en su propia naturalidad.
Lejos de extender su tiempo, condensa una historia en la que pocas veces nos encontramos con material innecesario. A todo esto le sumamos unos efectos especiales que para una parte de la nueva generación pueden sucumbir al paso del tiempo, pero para otra se quedan como cómplice mágico que cimienta esta aventura espacial.
Más allá de una película, estamos ante algo más grande que supera y traspasa la pantalla, convirtiéndose en un fenómeno cultural que permanece en el tiempo. Más y mejor: un acercamiento a sus personajes, a lo que les relaciona, a sus cambios, a sus comprensiones, a su fe. Volamos a la velocidad de la luz entre asteroides y esperanzasen la parte más intensamente rica de la trilogía.
Víctor J. Alvarado