Originariamente publicada en 1977, Pórtico fue siempre para su autor, Frederik Pohl, lo mejor que jamás escribió, y el libro que lo convirtió en un icono de la ficción especulativa del siglo XX. Con él nos adentramos en la historia de cómo una misteriosa base espacial, que es el legado de una civilización extraterrestre, se abre a todas las maravillas del universo… y a todos sus horrores.
Pórtico es el epicentro de una fiebre del oro intergaláctica, una especie de meteorito ahuecado que contiene los restos de una nave espacial de los Heechee, una antigua civilización extraterrestre desaparecida antes del origen del hombre. Los humanos solo saben activar los controles de la nave, pero eso es suficiente para enviarlos a otras galaxias, donde, si tienen suerte, encontraran riquezas.
Pero ¿qué ocurre cuando no regresan? ¿Llegan al lugar equivocado en el momento equivocado y se quedan atrapados dentro de una supernova?
Reseña: Tuve que asegurarme un par de veces de un detalle leyendo “Pórtico”. ¿De verdad está escrita en 1976? Pues sí. Y es que aparte de que aparecen casetes y que se puede fumar a bordo de las naves, trata temas que encajan perfectamente en nuestros días y muy probablemente, en los días futuros.
El protagonista, Rob Broadhead, habla con su androide terapeuta y nos permite asistir a esas sesiones como privilegiados espectadores de sus temores y, sobre todo, de su pasado, indispensable para conocer su presente. Así conoceremos cómo logró el dinero necesario para llegar a Pórtico y adquirir los conocimientos para embarcarse a bordo de una de las naves Heechee. Uno de esos viajes, si es afortunado, puede hacerte millonario. Pero son unos viajes peligrosos y no siempre son fructíferos.
¿Qué las hace peligrosas?
Las naves se hallaron abandonadas y aunque son útiles para viajar, tienen un problema muy grande: que no se ha llegado a esclarecer hacia dónde van exactamente. Así pues, las tripulaciones se embarcan en viajes de destino incierto y duración indeterminada. Y tal vez, tras un viaje de un año, se encuentran con un planeta venenoso o un agujero negro. Las naves no pueden variar su rumbo hasta que llegan a las coordenadas establecidas.
Así como podéis imaginar, la carrera de piloto espacial en Pórtico no es precisamente un juego. Y aún así, nuestro protagonista está deseando subirse a una de ellas y cambiar su suerte.
“Pórtico” es la primera novela de la saga de los Heechee, aunque puede leerse de forma individual y no te vas a quedar “a medias” es bastante probable que lea en breve la segunda entrega solo para conocer más información sobre los misteriosos Heechee y su ciencia.
Hablando de ciencia, no es en absoluto una de esas novelas durísimas llenas de datos incomprensibles; estamos ante una novela en apariencia sencilla, con información repartida sabiamente a través de los capítulos para que siga resultando interesante. A veces incluso se nos aparece insertada en el texto en forma de anuncios de prensa que aportan un toque de humor y también de profundidad en el mundo que rodea a Rob.
Es fácil comprender la situación del protagonista y de los otros pilotos a medida que avanza la trama. El por qué embarcan en esas misiones a veces suicidas y qué esperan hallar en ellas. Porque “Pórtico” no es solo una novela de naves espaciales; trata de una manera muy interesante la psique humana y la reacción a situaciones límite a través del miedo, la depresión, el amor, la culpa o la esperanza.
En resumen: me la habían recomendado mucho, pero me costó empezar a leerla. Creedme: en cuanto empecé, no pude parar hasta terminarla. Un clásico de la ciencia ficción con todas las letras, interesante y novedosa en su desarrollo incluso para nuestros días. Puntuación: 4/5.