Reseña: Esta reseña puede que os resulte algo atípica en cierto sentido. Veréis, la novela anterior de Ferran Varela, “La danza del gohut”, no logró deslumbrarme tanto como esperaba, lo que atribuyo sin duda a la muerte por hype. Había leído críticas tan entusiastas de la obra que esperaba el libro del año, por lo menos. Tampoco puedo criticar “La danza del gohut” ya que sin duda contiene todos los elementos como para destaque, y a la vez hay que tener en consideración que se trata de una primera obra.
Así que para “El arcano y el jilguero”, tomé una decisión: no leer ninguna reseña ni ver las puntuaciones en goodreads. Es más. incluso tomé cierto tiempo entre una historia y la otra para no hacer comparaciones. Pues bien, tengo que decir que con esta novela he caído rendida. Y sin que tengan que arrancarme la cara, usando los métodos de Mezen, el protagonista de la historia.
El principio de la historia ayuda, sin duda alguna, a entrar totalmente en la historia, a presentarnos al personaje principal y el mundo el que se va a situar esta novela. También nos transmite que no se andará con reparos a la hora de desarrollar escenas violentas, ya desde las primeras páginas, acorde con el oficio del protagonista, Mezen, al que conocen como “El Ariete”. Aunque sus intereses particulares puede que sean distintos a lo que se espera de él, y es la parte importante de la trama, junto a la otra protagonista de la novela: Nara, la niña a la que Mezen encuentra en el camino.
En esta obra, los personajes femeninos cobran importancia y se les concede poder, plenitud y un desarrollo coherente, aunque sin grandes golpes de efecto. Si bien es cierto que la trama no es nada súper original, Varela nos conduce a través del protagonista (Mezen, narrando en primera persona) con una prosa lírica pero sin hacerse cargante, considero que es el punto justo entre demostrar que el autor tiene un estilo propio y cargar de profundidad a la narración.
Hay partes que no terminaron de encajarme, como el drama tras la historia personal de Mezen pero son pequeños detalles que no afectan al movimiento calculado de todos los engranajes que componen “El arcano y el jilguero”, como los que brillan con luz propia: el caballo Susurro sin duda es uno de ellos. Quien haya leído ya el libro seguro que comprende esta afirmación.
En resumen: Una historia que apasionará a los fans del grimdark más descarnado, pero con elementos narrativos sólidos que pueden invitar a descubrir el género a lectores ávidos de nuevas experiencias en el género fantástico. Nota: 5/5.
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