No todos los “te quiero” significan lo mismo. No todos queremos de la misma manera, ni queremos que nos quieran igual. Hay tipos de amor que no valen, que son caducos, que se caen si lo problemas soplan fuerte, que no dan tanto como reciben. Hay te quieros que, a la larga, son soledad. Son lágrimas. Desesperación, ruinas, tiempo perdido.
Hay tipos de amor a los que les asusta salir heridos. Se encierran en sus sentimientos, se aferran a su soledad, hacen daño y ni si quiera se dan cuenta. Para querer bien hay que abrirse en canal, hay que estar dispuestos a conjugar verbos en futuro, a construir proyectos que empiecen por un nosotros. Y no temblar cuando se pronuncien. Parar querer bien hay que cuidar cada detalle, hacer partícipe a esa persona con la que estás compartiendo tus días, renunciar a pequeñas cosas sin ser conscientes, hacerlo simplemente porque apetecen. Y que todas merezcan la pena. Si te suponen un esfuerzo, ni tú te esfuerces, ni yo las quiero.
Porque cuando dices que me quieres a media voz, y a cada golpe me doy cuenta de que no me quieres bien, la única forma de minimizar los daños es alejarme. Ponerme una coraza. Y de pronto, ya no me importa tanto, no estoy tan pendiente, no me hace tanta ilusión. Me alejo. Y así todos tus te quieros no me calan tan hondo, pero todos tus golpes no duelen tanto.
Me duele, me decepciona, me alejo y me acabo perdiendo. Cuando despierto de este amor de papel y cartón, estoy tan lejos de lo que fuimos que ni siquiera recuerdo lo que sentía por ti. Y es demasiado tarde. Es increíble como una persona que significa muchísimo para alguien en cuestión de tiempo puede convertirse en un verdadero desconocido. Maldita sea, por qué se nos da tan mal hacer las cosas. La vida da muchas vueltas pero, quiero creer, que si algún día pienso que estoy perdiendo a la persona a la que quiero, me volcaría en hacer las cosas bien. No querría vivir con un no haberlo intentado, el sabor amargo del egoísmo, de la cobardía. El “demasiado tarde” resonando en mi cabeza. ¿El no tenerte por mi culpa? Me muero.
Mira, quiéreme bien o no me quieras. Caminar en dirección contraria a tus labios no formaba parte de mis planes, pero créeme que no seguiré esperando a te quieros de verdad. Porque los míos son sinceros, porque yo me lo estoy jugando todo, porque me lo merezco. La jodida frase de no saber lo que tienes hasta que lo pierdes conmigo no funciona. Quiéreme bien o no me quieras, dalo todo o no des nada.
Las personas que no saben querer,
acaban en lo rincones olvidados
de las memorias de las peronas
que jamás podrán hacerles felices.