En noviembre tuve mi primera toma de contacto con Madrid. No es una ciudad que me pille lejos y está bastante bien comunicada con Zaragoza, pero por cosas de la vida nunca había estado allí más que de paso. No sé si debido a que era otoño, a que fui con una de mis mejores amigas o a que los días fueron fríos y nublados... la ciudad me enamoró hasta el punto de convertirse en una de las ciudades más acogedoras y entrañables en las que he estado nunca. A pesar de ser monstruosamente grande, es una ciudad que arropa. Me encantaría vivir allí, ¡y estoy haciendo todo lo posible para hacer ese sueño realidad en los próximos años!
En abril volví a visitar una Madrid más lluviosa que primaveral para presentarme al Examen de Acceso a la Abogacía. No pude aprovechar tanto el fin de semana como la vez anterior porque el examen fue el sábado por la mañana y, por ende, sólo tuve la tarde del sábado y la mañana del domingo para turistear. No hice apenas fotos, pero también fue un finde muy especial. Todas las fotografías del post son del viajecito que hice en noviembre; excepto la primera del Palacio de Cristal y las dos últimas de la Gran Vía, que son de abril.
Es difícil decidir qué fue lo que más me gustó de Madrid. El Ángel Caído, el barrio de las Letras y sus tiendecitas llenas de monadas, el Museo del Prado –me impactaron muchísimo los cuadros de Las Meninas de Velázquez y El jardín de las delicias de El Bosco–, el Palacio de Cristal por dentro, la Gran Vía reformada y con aceras anchas (en noviembre la conocí en obras y recorrerla fue todo un sufrimiento, jajaja), las callecitas cercanas a la Plaza Mayor,...
Me queda todavía mucho por ver y por conocer. ¡Espero poder volver muy pronto para seguir recorriendo las calles de una ciudad que para mí se ha convertido en imprescindible!
Cuéntame... ¿a ti te gusta Madrid?