Este libro titulado “Poemas de Buenos Aires” tiene fecha 16 de noviembre del 2002 y pienso que es bueno compartirlo con quien se interese por la poesía.
Ahora les cuento quién es mi tío Oscar. Él fue (porque falleció en el mes de mayo del 2009, en la ciudad de Buenos Aires) “¿Pintor – Poeta – Artista? No lo sé. Lo dirá el tiempo, o quizás la eternidad y el silencio…”. La frase entre comillas la escribió él mismo, así era como se veía y se definía. Era un amante de las Bellas Artes (con mayúsculas) y de la buena literatura, del tango, del fútbol, del café con leche con medialunas y del sandwich de jamón crudo. Así lo vi siempre yo, y lo recuerdo llegando a la casa de mis abuelos con dos o tres libros en sus manos, imagen que repetí durante mucho tiempo ya que cuando viajaba en tren siempre llevaba conmigo un libro de prosa y otro de poesía; entonces, cuando me “aburría” de leer uno, tenía el otro.
Pero ahora vamos a los hechos; les presento la primera parte de los “Poemas de Buenos Aires” ilustrados por dos cuadros del mismo autor:
I.-
¿Vienes, Buenos Aires
a compartir
un poema mal soñado
ginebras, tangos
y un pedazo de amor?
II.-
Una noche
de lunas desveladas,
de cantos serenos
y ochavas.
Una noche de barrio
-sin brillo-
nació el poeta.
III.-
Recuerdo tus noches pintadas
esquinas azules
y viejas nostalgias…
Te veo llegar
habitante del cielo,
hasta el viejo boliche
donde fumo mis sueños.
Viviendo poemas,
cantando muy bajo
tu musa incoherente,
– ni bella ni pura,
tan solo profunda -.
IV.-
Fue luz y
el “ser o no ser”,
tan amargo…
Llegó de costado,
sobre el rumbo
de una calle.
Sus pasos desandados
sueños de arte;
canción enmohecida
repecho de bar
y calle, luz…
en los umbrales.
V.-
Éste no es un canto, Boedo.
Te encontré herido,
quebrado en San Juan.
En el último boliche
te nació un orzuelo
y esa cara triste
de los perros vagos.
Te duele el semáforo
que creció al descuido,
– nada más que un semáforo -,
andén vacío, desolado,
triste…