Estamos en los últimos días de verano y, aunque el calor se resiste a dejar paso al fresco y reconfortante aire otoñal, comencé a reflexionar sobre los libros que leí en estos últimos tres meses. Fueron menos de los que hubiera querido en un principio pero debo confesar que no me tracé ningún objetivo, simplemente me dejar llevar por las ganas que tenía de leer algunos autores japoneses (elegí a Takashi Hiraide y a Jirō Akagawa) que, de la misma manera que algunos autores ingleses de la época victoriana, me transportan a un mundo donde me siento cómoda aunque sus historias no siempre sean del todo felices. También leí a una autora británica, Frances Hodgson Burnett, quien llevó una vida poco común para su época.
Hoy les voy a comentar dos de los libros que me acompañaron este verano:
El gato que venía del cielo, de Takashi Hiraide y
El jardín secreto, de Frances Hodgson Burnett.
El gato que venía del cielo, de Takashi Hiraide: Este libro se demora en detalles de una exquisita belleza.
Muchas veces en lo simple encontramos lo que estamos buscando. Yo, por ejemplo, cuando leo un libro busco encontrarme bien con el mismo, busco sentirlo como una extensión de mi persona y cuando encuentro una historia simple y profunda a la vez, la abrazo bien fuerte para después guardarla en mi memoria y en mi corazón. Esto fue lo que me sucedió con la historia de Chibi y de su pareja amiga.
El autor comienza su relato hablando de una silueta que va tomando diversas formas sin mencionar en ningún momento de qué o de quién se trata, solo sabemos que se mueve y, finalmente, que emite un débil gemido. Después, a través de sus descripciones, nos lleva a visualizar una especie de mapa al mejor estilo “Google” para finalizar su recorrido en la “casita” que él y su esposa alquilaron, un lugar con una “atmósfera simple y serena” (palabras del autor) en una época del Japón para nada fácil.
Takashi se toma todo su tiempo para describir cada detalle, se detiene en lugares, personas y situaciones para, finalmente, envolverlos con esa magia y esa paz tan típicas japonesas, con una sensibilidad propia del espíritu nipón. Y así transcurre este libro lleno de imágenes simples y hermosas, para atesorar en el corazón.
Nos cuenta sobre su esposa, su matrimonio y el fin de la era Showa. Pero ésta es una historia que va más allá del amor de dos personas entre sí, para con los animales -en este caso un gato que llamaron Chibi- o para con sus semejantes.
De la mano de diferentes acontecimientos, Takashi reflexiona y nos lleva a la reflexión, quiero señalar el momento en que lo hace acerca del Destino y de la Fortuna: Maquiavelo, según dicen, tenía la siguiente idea del destino: la Fortuna dominaba más de la mitad de la vida humana y la otra mitad, o más bien lo que quedaba de ella, trataba de hacerle frente con lo que él denominaba virtù. Para él, la Fortuna eran los trazos realizados por una diosa caprichosa de humor cambiante, como un río de desbordamientos imprevisibles. (…) Virtù di necessita, según Maquiavelo, esto es, mostrar coraje en situaciones complicadas, es con lo único que podemos oponernos al destino.
El gato que venía del cielo es la primera novela de Tikashi Hiraide, con la que ganó en el año 2002 el premio “Kiyama Shohei”. Después de trabajar nueve años como redactor en una editorial de Tokio decidió dedicarse de lleno a la escritura. Escribió biografías, poemas y un particular libro de viajes. Es profesor de Ciencia del Arte y Poética en la Universidad de Tama y miembro fundador del Instituto de Antropología del Arte en Tokio. Actualmente cuenta con 65 años.
El jardín secreto, de Frances Hodgson Burnett: para leerlo con calma y espíritu juvenil.
Este libro cuenta la historia de Mary Lennox, una pequeña de nueve años que vivío en la India colonial con sus padres y sus siervientes, quienes murieron en una epidemia de cólera. Por consiguiente, la pequeña a quien se la describe como solitaria; malcriada; de aspecto desagradable; cuerpo flaco y diminuto; con cabellos de color amarillo, fino y escasos; poco afectiva; indiferente y con muy mala salud es llevada a Inglaterra a casa de un tío rico pero ermitaño.
Mary no conocía el cariño ya que siempre había sido ignorada por su familia y tampoco había tenido jamás contacto alguno con otros niños. Cuando llega a destino la recibe el ama de llaves de su tío, quien le dice que vivirá en una mansión con cien habitaciones, con un enorme jardín pero le advierte que el señor Craven es un hombre muy extraño.
A la niña se le destinaron dos habitaciones y se le dio la orden de no moverse de allí, por supuesto que no le faltaba nada material pero se encontraba sola como nunca lo había estado antes, ni siquiera tenía una nurse que la ayudara a vestirse. Sólo contaba con la esperanza de que la primavera y el buen tiempo llegaran pronto para salir a jugar al jardín.
Pero en el silencio de la noche Mary siente gritos y llantos, curiosa por saber lo que está sucediendo decide salir a ver “más allá” y conoce a un niño que, podemos decir, es tan extraño como ella con quien mantiene una secreta amistad.
Con el correr de los días, el tiempo mejora y su vida cambia ya que comienza a interactuar con otras personas y empieza a disfrutar de la vida al aire libre. La naturaleza se le presenta en su magnitud y la pequeña, por primera vez en su vida, abre sus brazos y su corazón al mundo y a quienes lo habitan.
Con el transcurrir de la historia, Mary se hace de nuevos amigos con quienes descubre un jardín que hasta ese momento se encontraba oculto. A partir de aquí el manto gris que cubría su vida deja paso a la esperanza y a las ganas de vivir.
El jardín secreto, publicado por primera vez en folletines durante el otoño de 1910, es un clásico juvenil perteneciente a un tipo de literatura tranquila y placentera. Su autora, inglesa, nacida en Manchester en 1849 se trasladó con su familia a los Estados Unidos de Norteamérica donde se casó y se divorció, lo que nos muestra una persona con un carácter atípico para su época. Escribió obras para jóvenes, como Sara Crewe” y “Princesita” y también algunos libros para adultos —”A fair barbarian” y “Through one administration”— y su autobiografía que tituló “Whom I know best of.
El libro que hoy nos ocupa fue adaptado en más de una ocasión para cine y televisión.
Hasta aquí mi comentario, pero escuchando por YouTube una entrevista que le realizaran al Dr. Wayne Dyer donde presentaba su libro “Ahora puedo ver claramente”, cuenta que cuando él era chico y frecuentaba la “Arthur Elementary School”, su maestra les leía a diario, durante unos veinte minutos, fragmentos de “El jardín secreto”. Y el Dr. Dyer traza un paralelo entre el jardín secreto que Mary Lennox descubre y el que todos llevamos dentro, donde podemos hacer lo que querramos, donde podemos triunfar, que es a donde va el libro. Me pareció un comentario muy interesante para compartir.