El río Amazonas es impresionantemente enoooorme, y eso que todavía no había empezado la época de lluvias. Nos adentramos por él hacia un Lodge o Refugio en mitad de la selva.
En esta etapa coincidimos con tres chicos que venían de Madrid, con los cuales vivimos todas nuestras aventuras y desventuras con la frondosa vegetación y extensa fauna, bichos, insectos y demás elementos que daban un repelús...
Esta vivencia se la recomiendo a todo el mundo. Nos sentíamos como en la serie Perdidos.
A destacar, los paseos por el interior de la selva, tanto os diurnos como los nocturnos. Impresiona la selva por el día, pero la oscuridad de la noche paseando por su interior, os puedo asegurar que es acojonante.
Es de agradecer a las tarántulas, boas, escorpiones, hormigas bala gigantes, peces machete que te asaltaban sobre la barca, etc, etc, que nos respetaron en todo momento. Agradecer también la atención que nos prestó Marden, nuestro guía.
Tengo que reconocer que hubo tres momentos críticos. El primero, cuando decidimos ir a ver las estrellas. Menos mal que nuestros amigos llevaban linternas para poder ver el camino, aunque cuando estábamos a mitad de camino, uno de ellos iluminó el techo mostrando un incalculable número de tarántulas, hasta ese momento no sabía que les tenía aprensión, pero tenía que seguir avanzando, os prometo que no supe cómo llegué de vuelta al comedor tras oír el gong que nos llamaba para la cena.
El segundo momento, es cuando el loro que se posó en mi mano no me quería dejar, tanto el guía como mis compañeros de viaje, se pusieron nerviosos y eso hizo que el pobre animal se asustará más y se agarrara con más fuerza a mi mano. Todos pensaban que estaba asustada pero no era así, ya que en mi casa habíamos tenido un loro y sé que no son animales agresivos, así que les pedía todos que se alejaran para que el animal se relajara y me soltara, que es lo que pasó.
Y por último, cuando fuimos a ver una tribu del lugar. Lo que al principio me pareció un teatrillo, me hizo reflexionar. Esas personas viven de lo que le compramos y regalamos, viven sin medios. Cuando fui a darle unos caramelos a los niños, el jefe de la tribu me dijo que le tenía que dar a él, mi indignación fue tremenda, ya que él era adulto y los niños, para mí, están antes, pero allí todos tienen las mismas necesidades, tanto los mayores como los pequeños. En un lateral había un niño con un dedo machacado que le sangraba, con la barriga hinchada, al que nadie le echaba cuentas, y ahí ya no pude más,... me dí cuenta de la suerte que he tenido de nacer en un buena familia con posibilidades, gracias a lo cual podía estar allí y no estar como aquel niño. Decidí que lo mejor que podía hacer era participar en todo, comprar recuerdos para todos e intentar sonreír al máximo. Aquí os dejo imágenes de algunas de las actividades.
Uno de los mejores momentos del viaje fue estar disfrutando del atardecer en mitad del río Amazonas, contemplando delfines rosados y grises autóctonos del lugar. Fue un momento que no se puede explicar con palabras, todos en la embarcación, callados, mirando el atardecer, con una sensación de paz infinita...
Os detallo cámaras y carretes utilizados:
Cámara: Diana F+ Colette
Película: Lomography Color 400 120mm
Cámara: Colorsplash
Película: Lomography X-Pro Chrome 100 35mm
Película: Lomography X-Pro Slide 200 35mm
¡¡Próximo destino Ecuador!!