Otra cosa que llama la atención es el caos circulatorio que tiene la ciudad sin haber apenas coches. Las calles están inundadas de motocarros y motos lineales, como allí se llaman. El peatón no tiene ninguna preferencia y para cruzar una calle hay que tirarse y jugarse, literalmente, la vida.
Para mí fue una alegría cuando llegué al hotel, con su bañera y el agua caliente, me dí un baño. Si en aquel momento hubiera sabido que volvería a estar de nuevo otros tantos días sin poder ducharme, me hubiera quedado más tiempo en la bañera.
Esa noche salimos a dar un vuelta para conocer la ciudad y buscar un sitio donde cenar, cosa complicada si te dan respeto, por así decirlo, las cucarachas, porque teníamos que comer rodeados de ellas y sus familiares, yo creo que al final no pude cenar. Por el día, la ciudad se veía de otra manera.
Iquitos no tiene nada de especial, salvo algunas Casas Señoriales alrededor de la Plaza de Armas y los malecones que dan al río. La Casa del Fierro también es destacable, ya que es una construcción enteramente metálica diseñada por Gustav Eiffell. Las Casas Señoriales datan de la época del Caucho (finales del siglo XIX), donde la ciudad tuvo su mayor esplendor.
No puedo dejar de comentaros la sensación que me dio al ver las casas de las personas más humildes, que chocaban con el resto de la ciudad. A un lado de la calle, las casas señoriales y al otro, las casas hechas de... lo que se había podido.
Por lo demás, sólo es la puerta para visitar la Selva Amazónica, a la que nos dirigíamos. A través de una embarcación motorizada, nos embarcamos rumbo al interior de la Selva.
Os detallo cámaras y carretes utilizados:
Cámara: Diana F+ Colette
Película: Lomography Color 400 120mm
Cámara: Colorsplash
Película: Lomography Color Negative 400 35mm
¡¡Próxima parada, La Selva Amazónica!!