Pero dentro de las islas habitadas del estado existe una, la más pequeña de ellas, que lleva como sobrenombre La Isla Prohibida, y es un pedazo del paraíso donde difícilmente pondrás pie.
Al igual que la Isla Robins de Nueva York, se trata de un lugar que es propiedad privada, lo cual mantiene a la gente lejos de ella.
Como los otros destinos en nuestra serie de las islas prohibidas del mundo, la mejor manera de conocer estos lugares es leer sobre ellos, así que en Viajeros en Ruta te invitamos a conocerla.
¿Dónde está Ni’ihau?
Hawái es un archipiélago que hasta 1898 fue un país independiente, hasta que los Estados Unidos se lo anexaron sin consultar a la población de las islas.El lugar se convirtió en estado en 1950, y está compuesto por ocho islas principales.
Ni’ihau es la más occidental de todas ellas, la más antigua en términos geológicos y una de las que tiene las poblaciones más pequeñas.
Historia de Ni’ihau
Ni’ihau es un lugar profundamente ligado a los mitos hawaianos, y se dice que cuando la diosa de los volcanes, Pele, llegó al archipiélago por primera vez, la eligió como su hogar.Dentro de los eventos históricos, tenemos que la isla tuvo en su primer gran jefe a un personaje llamado Kahelelani, y fue tan importante que su nombre sobrevive en la artesanía en conchas que aún se fabrica.
Otro personaje importante fue otro gran jefe, Ka’Eo, quien logró unificar a todas las tribus que lo habitaban.
Ka’Eo, quien vivió en el siglo XVIII, se casaría con la princesa de la isla vecina, Kauai’i y su hijo Kaumuali’i fue el primero que gobernó sobre ambas islas, siendo el comienzo de la unificación de todo el archipiélago, donde hasta entonces las islas se gobernaban cada una por su cuenta.
En 1810, las dos islas aceptaron unificarse con el resto de Hawái, que vivió así como un reino unificado, y fue en esta época que Ni’ihau pasó a ser propiedad privada.
Elizabeth Sinclair y la compra de la isla.
Los Sinclair eran una rica familia de productores de caña de origen escocés, que para 1846 vivían en Nueva Zelanda, cuando la desgracia los atacó.Francis Sinclair era un capitán experto, y había salvado la vida del Duque de Wellington al escoltarlo a casa después de la famosa batalla de Waterloo, pero pese a su experiencia, el mar reclamó su vida.
Cuando viajaba con su hijo mayor a Wellington, su embarcación desapareció, y con ellos se fueron prácticamente todas las propiedades y productos de la familia.
Elizabeth Sinclair, su esposa, quedó sola y a cargo de otros cinco hijos y decidió buscar un nuevo lugar para vivir, por lo que vendió todo lo que les quedaba.
Tras pasar un tiempo en Canadá, Sinclair acabó prefiriendo el Pacífico, y terminó en Hawái, donde ofreció $10,000 dólares al rey Kamehameha IV a cambio de una de sus islas.
El Rey aceptó el dinero, y le otorgó la propiedad de Ni’ihau, en un trato que, tras la muerte del monarca fue cerrado por su hijo y sucesor, Kamehameha V.
Los Sinclair no poseían dos pequeños pedazos de tierra que no pertenecían al Rey, pero terminaron por convencer a sus dueños de también venderlos, haciéndose así del 100% de la isla.
Hasta el día de hoy los descendientes de la familia, que hoy llevan como apellido Robinson, se mantienen como dueños.
¿Y qué pasó con la gente?
Por supuesto, Ni’ihau estaba habitada al ser comprada, y sus habitantes se quedaron a vivir ahí, manteniendo su modo de vida y años después trabajando para los Robinson.La compra de la isla vino con una promesa, la de preservar y proteger la cultura de Hawái, y los Robinson han honrado esta promesa a lo largo de los siglos.
Esto tiene como consecuencia que, mientras el resto del archipiélago fue adaptándose al estilo de vida estadounidense, en Ni’ihau la población preservó el idioma hawaiano, que aún hoy es el más hablado.
También se mantienen modos de vida tradicionales, y no se ha permitido el ingreso de tecnología.
Por ello, Ni’ihau es, según lo entiendas, un paraíso o un infierno.
No hay caminos pavimentados, internet ni televisión, pero a cambio tampoco hay hidrocarburos, la energía de la isla viene de fuentes renovables y no se usan coches pues se prefiere la bicicleta y el simple senderismo.
Así, hay aspectos de la isla muy adelantados y que es hacia donde la humanidad tiene que moverse para evitar un colapso ecológico.
Ni’ihau hoy
La población de Ni’ihau no está completamente aislada, pero si se encuentra en descenso.Si bien no hay un censo oficial, se calcula que debe tener unos 170 habitantes, sin contar quienes ocupan una base militar en el territorio, pero es posible que solo 35 de ellos vivan ahí permanentemente.
Los Robinson tienen un servicio de helicóptero, que comunica a sus habitantes con la cercana Kuai’i, donde muchos trabajan, se educan e incluso se acaban quedando.
Ni’ihau luchó mucho por mantener métodos de vida tradicionales, y por desarrollar industrias propias, pero mientras ellos han sido responsables con sus recursos, la presión externa sobre la naturaleza, también afectan el lugar, y han hecho casi imposible que esta cultura mantenga sus tradiciones.
Por falta de viabilidad económica, el rancho que daba empleo a los habitantes cerró, y también lo hicieron la apicultura y, por suerte, la producción de carbón.
El grueso de los ingresos de la isla vienen del dinero que da el ejército por mantener sus instalaciones, así como de la pesca de liza y de la artesanía en conchas, que ha alcanzado un nivel de maestría y es una de las mayores tradiciones hawaianas que se conservan.
Se están buscando industrias sostenibles para aumentar el empleo y recuperar población, pero la promesa de proteger la cultura tradicional hawaiana se mantiene.
¿Por qué esta prohibido visitarla?
Por ser una isla privada y por proteger la cultura local, nadie puede entrar a la isla sin permiso, y mucho menos habitarla, a menos que hayas nacido en ella.Sin embargo, el sobrenombre de isla prohibida, no se le dio porque no se permitiera entrar, sino que surgió en los años 50, cuando se exigía un certificado de vacunación contra el polio.
Esto fue para evitar que la epidemia que atacó al mundo esa década llegara a la isla y funcionó.
Un requisito como este ya no existe, pero si sigue estando fuera de límites para casi todos.
¿Realmente no puedo ir?
Si no eres nativo de Ni’ihau es difícil llegar a la isla, más no imposible.Claro, puedes entrar si los Robinson te invitan, o si eres parte del ejército estadounidense que va a una misión a la isla.
Pero en la década de los 90, se abrió una posibilidad para el resto de los viajeros, y los dueños del lugar permitieron dos tipos de excursiones.
La mejor es un viaje en helicóptero de medio día, donde podrás visitar las playas vacías y pasear por el lugar, que entre sus tesoros tiene el lago más grande de Hawái.
No te puedes quedar, y es un viaje caro de $440 dólares y para mínimo cinco personas, pero pone este lugar que tan pocos viajeros en ruta han visto a tu alcance.
Puedes encontrar la información para visitar la isla, aquí.
¿Te animas a visitar Ni’ihau?
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