Cuenta la leyenda…
Como solía suceder en el libertino mundo del Olimpo Griego imaginario, los dioses masculinos acostumbraban a seducir a humanos, titanes y diosas con todo tipo de artimañas. En esa materia del amor engañoso un dios se llevaba la palma: Zeus. Como todos sabemos, Zeus no tenía ningún miramiento a la hora de tomar lo que deseaba y, según cuenta la leyenda, un día se prendó irremediablemente de una de sus tres hermanas, la bella Hera. Hera no se fiaba de su hermano y pretendiente ya que era una diosa seria que creía profundamente en el amor sincero y para toda la vida. Zeus intentó conquistar a su hermana de diversas formas sin éxito hasta que un día se le ocurrió la feliz idea de convertir su cuerpo en el de un pájaro herido, un pequeño cuco doliente al que Hera no pudo dejar de atender y amar. Cuando la bella Hera ya estaba completamente prendida del pobre pajarito, el ladino Zeus volvió a adoptar su forma natural y, al pedirle matrimonio, la joven encandilada no supo decir que no. De esta forma Hera tuvo la desventura de convertirse en la primera mujer oficial del casquivano Zeus y, así, adoptar para toda la eternidad el papel de diosa y protectora de las mujeres casadas que, por avatares de la vida, eran engañadas y utilizadas por los malos maridos. Al mismo tiempo Hera adquirió el título de Reina de las Diosas y, también, de diosa matriarcal, poderosa, protectora y permanentemente malhumorada.
Esta etiqueta de madre abnegada y esposa celosa, huraña y vengativa acompañaría a Hera durante toda su vida imaginaria como diosa y, así, en numerosas representaciones pictóricas y escultóricas la veremos acompañada por símbolos como la granada - fertilidad de la sangre maternal-, el polos, una especie de corona que simbolizaba la pura sangre real de la bella diosa o el cuco, ese pájaro herido con el que el astuto Zeus consiguió los favores eternos de la diosa virgen.
Obras dedicadas a Hera:
Hera es una de las diosas de las que encontramos mayor número de representaciones artísticas a lo largo de la historia. Algunas de las más interesantes son las siguientes:
“Hera Barberini”
También conocida como “Juno Barberini” esta escultura reproduce a la diosa Hera con algunos de sus símbolos tradicionales como el peplos, ese largo manto semitransparente que marca sus pechos desnudos como símbolo de la maternidad o el cetro de mando, el símbolo de su pertenencia a la alta familia real, en su mano derecha. La obra que se conserva actualmente en el Museo Pío - Clementino de El Vaticano es una copia romana de un original griego perdido atribuido al escultor del siglo V antes de Cristo, Alcámenes.
“Júpiter y Juno”
Una de las pinturas más conocidas del amor imposible entre Hera y Zeus adopta los nombres de sus dioses espejo romanos, Júpiter y Juno. Se trata de una de las obras maestras de uno de los pintores que mejor supo representar el amor de los Dioses del Olimpo, el magistral Annibale Carracci. Los historiadores recuerdan a Carracci por su rivalidad con otro de los grandes pintores del siglo XVII, Caravaggio, pero como vemos en esta obra maestra de Hera, sus estilos no podían ser más diferentes. Júpiter y Juno forman parte de un monumental fresco titulado “The Loves of the Gods“, una preciosa obra maestra que se puede disfrutar en la Galería Farnese de Roma, en Italia.
Imagen:Annibale Carracci [Public domain], via Wikimedia Commons